Resumen del libro: "El Poder del Pensamiento: Su Dominio y Cultura" de Annie Besant
Enviado por Juan Villalobos Ortega • 27 de Marzo de 2024 • Resumen • 6.929 Palabras (28 Páginas) • 138 Visitas
Resumen del libro: "El Poder del Pensamiento: Su Dominio y Cultura" de Annie Besant
"El Poder del Pensamiento" es una de sus obras en las que explora los aspectos del pensamiento humano, su naturaleza, su influencia en nuestras vidas y cómo podemos dominarlo para lograr un mayor crecimiento personal y espiritual. Besant discute temas como la importancia del pensamiento positivo, la concentración mental, la meditación y la conexión entre el pensamiento y la realidad.
El libro proporciona una perspectiva teosófica sobre el poder del pensamiento y cómo podemos utilizarlo de manera constructiva para mejorar nuestras vidas y contribuir al bienestar general. Es una lectura que puede resultar inspiradora y edificante para aquellos interesados en explorar el potencial del pensamiento humano desde una perspectiva espiritual.
Introducción
El valor del conocimiento se evidencia en su capacidad para purificar y ennoblecer la vida. Todo estudiante ansioso aspira a aplicar el conocimiento teórico adquirido en el estudio de la Teosofía para evolucionar su propio carácter y contribuir al bienestar de los demás. Esta serie de artículos, siendo éste el primero, se dirige a tales estudiantes con la esperanza de que una comprensión más profunda de su propia naturaleza intelectual los motive a cultivar lo bueno y erradicar lo malo. La emoción que impulsa a llevar una vida noble solo se materializa plenamente cuando la claridad de la inteligencia ilumina nuestro camino, de lo contrario, corremos el riesgo de desviarnos sin percatarnos hasta caer en el abismo del mal. La ignorancia es la privación de conocimiento, el primer paso hacia la separación, y solo su completa desaparición puede devolvernos la paz eterna.
El Yo (Self) como Conocedor
Al estudiar la naturaleza del hombre, distinguimos al Hombre del vehículo que utiliza: el Yo viviente de las vestiduras que lo envuelven. Aunque el Yo es uno, sus manifestaciones son diversas al operar a través de diferentes tipos de materia. Cada Yo humano es un rayo del Yo supremo, y aunque todos pueden murmurar "Yo soy El", nos enfocamos en un único rayo para nuestro propósito actual. La Conciencia es una unidad, y las divisiones que percibimos son o bien para propósitos de estudio o bien ilusiones causadas por las limitaciones de nuestra percepción en los mundos inferiores. Aunque las actividades del Yo puedan parecer separadas en querer, sentir y conocer, en realidad no hay separación de substancia; todo el Yo participa en todas las funciones. El Yo, en su esencia, es el Uno consciente, senciente y eterno que reconocemos en nosotros mismos como seres individuales.
El No-Yo como lo Cognoscible
El Yo, cuya naturaleza es conocimiento, ve reflejadas en sí mismo numerosas formas y aprende que no puede querer, sentir ni conocer a través de ellas. Descubre que estas formas no están bajo su dominio como la primera forma que reconoció erróneamente como él mismo. El no-Yo se convierte en todo lo que el Yo separado no es, en lo que no quiere, siente ni conoce. Aunque los vehículos del Yo sean parte del no-Yo, son objetos de conocimiento, lo cognoscible pero no el Conocedor.
El Conocedor
Para que el Yo pueda ser el Conocedor y el No-Yo lo Cognoscible, debe haber una relación definida entre ellos. El No-Yo afecta al Yo, y viceversa, creando así una relación de conocimiento. La naturaleza de esta relación es esencial para comprender el conocimiento en su totalidad. Implica la dualidad entre el Yo y el No-Yo, una conciencia de ambos que es necesaria para el acto de conocer. El Conocedor, lo Cognoscible y el Conocer son aspectos esenciales que deben ser comprendidos para dirigir el poder del pensamiento hacia su verdadero propósito: el auxilio del mundo y la búsqueda de la paz.
Capítulo 1: La Naturaleza del Pensamiento
La naturaleza del pensamiento puede ser analizada desde dos perspectivas: desde el punto de vista de la conciencia, que es conocimiento, o desde el punto de vista de la forma, a través de la cual se adquiere ese conocimiento y cuya susceptibilidad a las modificaciones permite su adquisición. En filosofía, debemos evitar dos extremos que ignoran cada uno un aspecto de la vida manifestada. Uno de ellos considera todo como conciencia, ignorando la importancia de la forma para condicionarla y hacerla posible. El otro considera todo como forma, ignorando el hecho de que la forma solo puede existir gracias a la vida que la anima.
La materia y el espíritu, la forma y la vida, el vehículo y la conciencia, son inseparables en la manifestación y constituyen los aspectos indivisibles de una Existencia no condicionada, que solo se hace conocida cuando se manifiesta como la Raíz del Espíritu y la Raíz de la Materia. En toda manifestación, la Raíz del Espíritu da origen a una triple conciencia, mientras que la Raíz de la Materia da origen a una triple materia. Estas son las expresiones temporales de los dos aspectos de la Existencia no condicionada, la cual permanece incognoscible para la conciencia condicionada. Al igual que una flor no puede ver la raíz de donde crece, aunque su vida dependa de ella, la conciencia como Conocedor tiene la función de reflejar dentro de sí misma el No-Yo.
El Conocedor, a través de su vehículo, recibe los rayos reflejados del Yo Uno, creando así imágenes dentro de sí mismo que son las reflexiones del mundo externo. En las etapas iniciales de su conciencia, el Conocedor no conoce las cosas en sí mismas, sino únicamente las imágenes producidas por la acción del No-Yo. La mente, como vehículo del Conocedor, ha sido comparada con un espejo en el que se reflejan las imágenes de los objetos colocados frente a él. No conocemos las cosas mismas, sino solo las imágenes que ellas producen en nuestra conciencia.
El conocimiento perfecto se alcanza cuando la conciencia, después de una larga evolución, desarrolla el poder de reproducirse a sí misma. En este estado, el Yo se identifica con todos los demás Yos y ve la materia solo como algo relacionado con todos los Yos por separado. Esta unión marca el triunfo de la evolución, cuando la conciencia se conoce a sí misma y a los demás, y se realiza la identidad entre el conocedor y lo conocido.
Para comprender la naturaleza del pensamiento, debemos estudiar esta maravillosa naturaleza del Yo, que se manifiesta a través del conocimiento. Las vibraciones son fundamentales en esta comprensión, siendo el movimiento la raíz de todo. La vida y la conciencia son resultado del movimiento, que se manifiesta en diferentes formas de vibración. El pensamiento es una reproducción dentro de la mente del Conocedor de aquello que no es él mismo, generado por combinaciones de movimientos de ondas. Estas vibraciones establecen y mantienen
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