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Resumen Libro La Caja


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  6.904 Palabras (28 Páginas)  •  1.069 Visitas

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LA CAJA

RESUMEN

Prefacio

El autoengaño por mucho tiempo ha sido tema de muchos filósofos académicos y eruditos de las ciencias humanas, no solo afecta nuestras vidas si no que determina la experiencia en todos los aspectos de la vida. Un niño que comienza a gatear y queda estancado bajo un mueble intentara salir de ahí solamente empujando y lo único que haces empeorar el problema, quedándose más estancado que nunca. Si este pudiera hablar, culparía al mueble sin darse cuenta que por más que reniegue y se moleste el mismo es la causa de su problema. Asimismo funciona el autoengaño, nos ciega a la verdad debido a los problemas y, una vez ciegos, todas las soluciones que se nos ocurran no harán sino empeorar las cosas. Lo que más se necesita en organizaciones tan variadas como empresas comerciales, asociaciones, sino que la ejerzan para bien.

PRIMERA PARTE

El auto engaño y “la caja”

1 Bud

Hace dos meses entre por primera vez a Zagrum Company. Después de ocho entrevistas y un periodo de tres semanas de silencio de ellos y dudas propias, me contrataron para dirigir una de las líneas de productos de la Zagrum.

Estaba a punto de experimentar un ritual de la alta dirección peculiar de Zagrum: una reunión personal de todo el día de duración con el vicepresidente ejecutivo, Bud Jefferson, mano derecha de Kate Stenarude presidenta de Zagrum. Mencionaron un descubrimiento que, por lo visto, soluciona «problemas de la gente», comentaron que nadie se centra realmente en los resultados y dijeron algo sobre la «reunión de Bud», como la llamaban, y de que las estrategias que evidentemente se derivaban de ella eran claves para el increíble éxito de Zagrum.

Al subir hasta el tercer piso por la escalera colgante de acero inoxidable del edificio central, revisé mi rendimiento durante el mes que llevaba trabajando en Zagrum: era siempre de los primeros en llegar y de los últimos en marcharme. Tenía la impresión de centrarme en mi trabajo y no permitía que los asuntos ajenos interfiriesen en mis objetivos.

Aunque mi esposa se quejaba a menudo por ello, estaba decidido a trabajar más y superar a cualquier colaborador que pudiera competir por conseguir ascensos en los próximos años. No tenía, pues, nada de qué avergonzarme. Estaba pre parado para reunirme con Bud Jefferson.

—Tom —me dijo Bud con brusquedad—, le he pedido que venga hoy por una razón, y es una razón importante.

—Muy bien —asentí inexpresivamente, tratando de contener la ansiedad que sentía.

—Tiene usted un problema, un problema que va a tener que resolver si quiere conseguir algo en Zagrum.

2 Un problema

—Tiene usted un problema —siguió diciendo Bud—. La gente que trabaja con usted lo sabe, su esposa lo sabe, su suegra lo sabe, y apuesto a que incluso lo saben los vecinos. —Me sonrió cálidamente—. El problema es que usted no lo sabe.

Me quedé sin saber qué decir. ¿Cómo podía saber que tenía un problema, si ni siquiera sabía cuál era ese problema?

—¿O trata de hacer con más frecuencia lo que pueda considerarse como aceptable? —me interrumpió—. ¿Es condescendiente con la gente a su cargo, mostrándole amabilidad y toda esa «blandura» que le parece indicada para lograr que hagan lo que usted desea, aunque en el fondo siga sintiendo desprecio por ellos?

—Me refiero a lo siguiente: ¿tiene el sentimiento de que debe «mostrarse superior» con los demás? ¿Cree, honradamente, que debe trabajar muy duro para alcanzar éxito como director, al estar atascado con la clase de gente con la que está atascado?

—Bueno, supongo que es cierto. Creo que hay mucha gente que es perezosa e incompetente. Pero ¿qué puedo hacer yo? Decírselo no suele ayudar, así que intento hacerlos funcionar de otra forma. A algunos los motivo, con otros procuro ser más perspicaz, y así sucesivamente. Además, intento sonreír mucho. En realidad, me siento orgulloso de mis actitudes.

—Comprendo —asintió Bud con una sonrisa—. Pero cuando hayamos

Terminado no se sentirá tan orgulloso. Lo que hace usted es a menudo erróneo.

—Lo cierto es que no los trata correctamente. Ese es el problema. Y está causando más daño del que es consciente.

Puedo ayudarle a conocer cuál es su problema y qué hacer al respecto. Esa es la razón por la que nos hemos reunido. Y puedo ayudarle porque yo también tengo el mismo problema.

—Para empezar, necesita conocer un problema que se halla situado en el núcleo mismo de las ciencias humanas.

3 Autoengaño

Bud le dijo - Quiero contarle una historia que se inició con el nacimiento de mi primer hijo. Se llama David.

»Yo era un joven abogado que trabajaba muchas horas en uno de los más prestigiosos bufetes del país. Uno de los acuerdos en los que trabajé fue un gran proyecto financiero en el que intervinieron unos treinta bancos de todo el mundo. Nuestro cliente era el principal prestamista del acuerdo.

»Se trataba de un proyecto complicado. Yo era el segundo miembro más joven del equipo y asumía la responsabilidad principal sobre la redacción de unos cincuenta contratos que acompañaban al contrato principal

Me necesitaban en una reunión que se celebraría en San Francisco y en la que participaríamos todos los relacionados con el tema.

«"¿Durante cuánto tiempo?", pregunté.

»Hasta que se cerrara el trato. Podrían ser tres semanas o tres meses. "Estaremos allí hasta que acabemos", fue lo que me dijo.

»Me sentí aplastado, y la idea de dejar a Nancy y a David a solas en Alexandria, Virginia, donde estábamos, me puso desesperadamente triste.

»Fui el último de los participantes en llegar a nuestras oficinas de San Francisco. Hasta el compañero que llegaba de Londres se me adelantó. Me instalé en el último despacho de invitados que quedaba libre, situado en el piso 21. El trato se negociaba en el piso 25, donde estaban todos los demás. »Hice de tripas corazón y me puse a trabajar. La acción principal se desarrollaba en el piso 25, donde se celebraban las reuniones y negociaciones entre todas las partes. Pero yo estaba solo en el piso 21, solo con mi trabajo y mi álbum de fotos, que mantenía abierto sobre mi mesa.

»Trabajé cada día desde las siete de la mañana hasta después de la una de la madrugada. Tres veces al día bajaba a la cafetería del vestíbulo y me compraba un bocadillo o una ensalada. Luego, volvía a subir al piso 21 y comía mientras revisaba los documentos.

»Si quiere saber cuál era mi objetivo en aquella época le diré que "redactar los documentos de la mejor forma posible para proteger

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