Todos algún día vamos a morir, es algo inevitable, pero el momento, él cuando y el cómo, es algo del destino, y, ¿quien escribe el destino?
Enviado por sofialavagetto • 9 de Mayo de 2016 • Ensayo • 711 Palabras (3 Páginas) • 212 Visitas
Todos algún día vamos a morir, es algo inevitable, pero el momento, él cuando y el cómo, es algo del destino, y, ¿quien escribe el destino? Nosotros mismos y las personas que nos rodean; todos podemos burlar a la muerte, podemos evitarla aunque, al final, siempre nos alcanza.
Esto, es planteado en las obras “el hombrecito del azulejo”, de Manuel Mujica Laínez, y “la ladrona de libros”, de Markus Zusak, entre las cuales se pueden observar significativos puntos en común.
En primer lugar, en ambas historias se aborda el tema de la amistad y el poder liberador que esta tiene sobre uno mismo, en ambas obras los personajes, tanto Liessel, Rudy y Max como Daniel y Martinito, encuentran en sus amigos un lugar para escapar de su realidad, alguien con quien pueden abrirse, “liberarse” de lo que los tiene atados al mundo en el que viven. Así también, las dos obras hacen encape en la protección y salvación del otro, en como la amistad, el amor al otro, nos lleva a hacer cosas impensables.
Por otro lado, en las dos obras se plantea la finitud de la existencia humana, lo corta que es la vida y lo “joven que es la muerte”. Esto, se puede observar claramente en como los autores abordan este tema, a través de la guerra, en “la ladrona de libros”, la cual mata sin prejuicios, y a través de la enfermedad de Daniel, quien es tan solo un niño. Además, en ambas historias la muerte esta personificada, como mujer ,en la obra de Lainez, ya que “la muerte es madre”, que nos hace nacer en el otro mundo, y como hombre en la obra de Zusak, haciendo referencia a Hitler y a los mismos hombres que provocan la guerra: “Un mar de almas. ¿Fue el destino? ¿La mala suerte? ¿Eso los dejó pegados al suelo? Por supuesto que no. No seamos estúpidos.
Seguramente las bombas, arrojadas por humanos escondidos entre las nubes, tuvieron algo que ver.”
Otro significativo punto en común entre el cuento y la novela es la singularidad de los protagonistas, tanto Liessel como Martinito son “diferentes” al resto, por lo que sufren de discriminación: “El hombrecito del azulejo es un ser sigular (…)el único distinto de los azulejos del lote”. Pero, a pesar de esto, logran la trascendencia, logran escapar de su cautiverio, ir más allá de sus límites. A pesar de ser chicos en tamaño, Martin es un duende y Liessel una niña, logran la grandeza humana, logran burlar a la muerte y convertirse en héroes. Así, la cita de Hans Hubberman en la película “No puedes quedarte ahí sentado esperando que el nuevo el mundo se adapte a ti, eres tu el que tiene que adaptarse”.
Por otro lado, tanto Lainez y Zusak, invitan al narrador a aprehender la historia con los ojos de un niño. Ambas obras hacen encape en la importancia de ser único, lo cual, al ser adulto, muchas veces se pierde. El hecho de ser niños permite a Liessel, Rudy y Daniel a sobrevivir al mundo en el que viven, a no dejarse llevar por la realidad que los rodea. Así, en la película la muerte dice “los niños… a veces son mucho más astutos que los atontados y pesados adultos”
Por último, ambos autores hacen referencia a la literatura y a la narración y el poder que estas tienen sobre los humanos, como nos hacen sentir en el “cielo”, como nos permiten escapar de nuestra realidad; mientras que Martin le relata la historia de su vida a la muerte, distrayéndola y salvando a Daniel, Liessel mantiene con vida a Max leyéndole y le quita el miedo a sus vecinos contándoles, poéticamente, su relación con su hermano. “Cuando Liessel empezó a escribir su historia, se pregunto por el momento exacto en que los libros y las palabras no solo comenzaron a tener algún significado, sino que lo significaban todo”
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