Travsuras Una Miña Mala

Mario Vargas Llosa hay varios trabajos que lograron destacarse y fortalecer la figura de su creador. Uno de ellos es “Travesuras de la niña mala”, un relato donde, según el autor del ya presentado libro titulado “La fiesta del chivo”, el amor “es el protagonista absoluto”.

Con ese sentimiento universal que parece tener mil caras como punto de partida, esta novela da a conocer el tormentoso y enfermizo vínculo entre dos amantes mientras la acción se desarrolla en un marco de transformaciones políticas, culturales y sociales que tuvieron lugar durante la segunda mitad del siglo XX en diversas ciudades del mundo, tales como Londres, París, Tokio y Madrid.

En esta historia, el personaje más destacado es Ricardo Somocurcio, un joven perteneciente a la clase media alta de Lima. El muchacho vive en el barrio de Miraflores y se siente atraído por una “chilenita” de origen humilde que, al poco tiempo de aparecer, se esfuma de su vida. Sin la cercanía de esa chiquilla, Ricardo sigue adelante con su realidad y, épocas más tarde, consigue hacer realidad el sueño de toda su vida: el de instalarse en la capital francesa.

Por esas inesperadas vueltas con las que el destino muchas veces nos sorprende, en París este personaje, ya convertido en traductor, vuelve a encontrar, aunque con otra identidad y características, a aquella muchacha inconformista y aventurera que lo había marcado en su adolescencia. A partir de entonces, ambos comenzarán a mantener encuentros en distintas regiones del mundo que se repetirán a lo largo de cuarenta años.

Esta obra donde los aspectos trágicos se conjugan con ciertos guiños cómicos, la inspiración autobiográfica se convierte en ficción y el erotismo, la pasión y el sufrimiento actúan como motor se convirtió, en la edición número 65 de la Feria del Libro de Madrid, en

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