VIDA DE POETA ROBERT WALSER

VIDA DE POETA ROBERT WALSER

Frau Wilke – La pieza rara – Discurso a una estufa – Discurso a un botón

Jhon Borbón – Hilary García – Nathaly Gómez

EL SIGNIFICADO DE LAS COSAS INSIGNIFICANTES

Robert Walser con un estilo propio e inconfundible a lo largo de su vida nos demostró que la sencillez en muchos casos tiene más valor. Su vida está basada en la humildad, la intrascendencia y la falta de valor mismas y, lo que es más hermoso, es que su vida misma estaba obsesionada con la creencia de no valer nada. Para él era más importante el contacto con la tierra y los objetos, puesto que le llevaba a confiar en sí mismo.

     La sociedad solo desea vivir el presente, limitarse a la rutina, vivir el día a día y no mirar más allá de todo lo que los rodea; ¿Por qué limitarse a conocer nuevas cosas? Si abrimos nuestra mente nos podemos dar cuenta que en muchos casos las cosas que aparentan ser insignificantes resultan siendo las más apreciadas. Cómo lo hacia Walser en sus extenuantes caminatas, no le molestaba hacer una pausa y contemplar la naturaleza, detallaba hasta la más mínima mancha de una hoja y describía tan minuciosamente cada cosa “Ver cómo un objeto viejo y pesaroso se aferraba a otro objeto viejo y pesaroso, ver y observar cómo un ser caduco colgaba de otro ser caduco como dos mendigos que se abrazaran en su iría y desesperanzada desolación, a fin de parecer muy juntos los dos, listos para morir en cualquier momento” (Walser, 1918).

     En uno de sus largos recorridos, se detuvo a mirar el cielo nublado y lo hizo sentirse tan dichoso tanto así que pensó “¿Qué más necesitamos que una pradera, un bosque y unas cuantas casas apacibles para estar contentos?”. Puesto que el bosque ayuda a aquellos que sufren de tristeza ya que aprenden que la calma ayudará a soportar su padecer. En los siguientes cuentos se puede evidenciar lo antes mencionado:

     Empezaremos con la narración del cuento de Frank Wilke que se basa en un poeta que buscaba una habitación, ya que después de tanto divagar quería acentuarse, después de buscar y buscar él encontró una que le llamaba mucho la atención desde que le vio su fachada un poco curiosa, para este personaje la palabra belleza tenía un concepto totalmente diferente puesto que le gustaba observar las ruinas y lo describía de tal manera que lo hacía sentir encantador. Golpeó en la puerta de dicha casa, una dama se acercó y lo hizo seguir, mostró a este pintor una habitación que le encantó por su agradable aspecto. Ya que era un espacio noble y elegante, digna vivienda de un conde, encontró en este recinto una conexión maravillosa con todo lo que este poseía (Muebles viejos, paredes llenas de moho, oscuridad, un viejo escritorio) y dijo; esto es lo que me fascina, pues aprecio mucho cierto grado de deterioro y abandono.

     Aunque después se dio cuenta que el aspecto de esta habitación no le ayudaba, pues quería pasar días enteros en cama, sumido en total melancolía, no se hallaba, su corazón estaba muerto y vacío, pero pese a todo esto él le prometió a Frau Wilke, ella se convirtió en un apoyo y él en apoyo de ella, hasta que ella fallece.

     Otro cuento que nos lleva a seguir la idea general de este texto es la Pieza Rara, después de tanto tiempo sin lograr escribir algo, sin poder inspirarse, nuestro protagonista un escritor el cual ya había recurrido a la última de sus opciones, hacer una exploración debajo de su cama le pareció una muy buena idea, Desilusionado y sin ánimos a nuestro escritor le tocó volver a levantarse del suelo en donde se había echado lamentando hasta el último momento por no haber descubierto nada. ¿Y ahora qué hago? Era una de las preguntas que recorría en su cabeza hora tras hora lleno de angustia y preocupación, cómo sería posible de ahora en adelante conseguir el pan de cada día.

     Mientras paseaba por su casa de un lado para el otro inesperadamente se dio cuenta que delante de él se encontraba una imagen única e interesante, en la pared gris, negra y cubierta de moho vio un viejo calvo oxidado del que colgaba un paraguas. Al ver aquella persona plasmada en la pared se acercó a su escritorio, agarró la pluma y empezó a escribir sin necesidad de pensar, analizar o reflexionar sobre lo que escribía: me hallaba en mi habitación, pensativo, cuando de pronto vi algo harto de la vida que colgaba de algo cansado de vivir. Era un viejo calvo cansado que colgaba ya casi fuera de su agujero, incapaz de sostenerlo, y del que a su vez colgaba un paraguas igualmente viejo y desgastado.

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