¿Ya nos perdimos?: La Ciudad y su representación. Juan Villoro
Enviado por Alexander Contreras • 11 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 381 Palabras (2 Páginas) • 322 Visitas
¿Ya nos perdimos?: La Ciudad y su representación.
Juan Villoro
De El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México.
El autor habla sobre el crecimiento excesivo y fuera de control de el DF, la cual el la compara con una hipernovela electrónica: Nadie conocerá nunca la novela entera, hay que entenderla de manera transversal, por los itinerarios que la articulan.
Hoy en día, las macropolis carecen de confines. Solo en su respectivo Museo de la Ciudad conservan viejas imágenes de si mismas, vestigios de un orden comprensible. Vistas en el presente, sugieren que su inmensidad ha crecido por azar o error, no por empeño voluntario.
Las ciudad de México no necesito de las tempestades de acero de Berlín para aniquilar su territorio. Y, sin embargo, aun cautiva a las hordas que vienen de lejos. No tenemos escalinatas ni capiteles ni plazas de pulidas piedras; formamos una aglomeración turbia e incalculable.
La fama de ciertas ciudades míticas dependía de los caminos que llevaban a sus puertas.
La ciudad de México cautiva del modo opuesto; el reto no es llegar ahí, sino atravesarla. Las megalópolis están hechas para la travesía interna, un mar donde el puerto ha quedado fuera.
La sensación de la ciudad.
La ciudad en tanto percibida, recordada e imaginada
Juhani Pallasmaa.
La ciudad contemporánea es la ciudad del ojo. El rápido movimiento mecanizado nos separa del contacto corporal e intimo con la ciudad.
La ciudad funcionalizada de manera obsesiva se ha vuelto demasiado legible, demasiado evidente, dejando sin oportunidad al misterio y al sueño. En tanto la ciudad pierde su intimidad háptica, su secreto y su seducción, pierde sensualidad y carga erótica.
La ciudad es una forma de arte de collage y montaje cinematográfico por excelencia; la experimentamos como un collage y un montaje infinito de impresiones.
La literatura y el cine habrían perdido su encanto sin nuestra capacidad de entrar en un sitio que recordamos o imaginamos. La memoria nos devuelve a ciudades lejanas y las novelas nos transportan a ciudades invocadas por la magia de las palabras del escritor. Las habitaciones, plazas y calles de un gran escritor son tan vividas como cualquier ciudad que hayamos visitado.
Los detalles de las ciudades intangibles de la imaginación no pueden recordarse, se borran inmediatamente como los sueños se alejan y no pueden evocarse de nuevo mas que gracias a las palabras mágicas del escritor.
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