EL CINE, UNA VICTORIA MAS DE LA DICTADURA DE FRANCO
Kathie13Ensayo1 de Febrero de 2020
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EL CINE, UNA VICTORIA MAS DE LA DICTADURA DE FRANCO
A finales de la Guerra Civil española, en 1939, España se encontraba en un estado de deterioro en términos macroeconómicos. Las magnitudes colectivas o globales que miden la economía y la riqueza, como la renta nacional, las actividades productivas, el comercio exterior, las inversiones o la renta per cápita experimentaron un remarcable decrecimiento.
Durante el ultimo año del conflicto bélico, la renta real per cápita expresó las ultimas consecuencias de la guerra, “la renta real per cápita de los españoles había retrocedido, en términos reales, a los niveles de comienzos del siglo XX” (Puche, 2017). Lo que representaba la perdida en términos de ganancia de bienestar económico y de convergencia con Europa.
Por otro lado, el grado de apertura de la economía española (porcentaje del comercio exterior en el PIB) decreció, pasando del 9,4% en 1935 al 4,5% en 1939. “Esto revela que las repercusiones del conflicto sobre el comercio exterior fueron apreciables[1]. El déficit del saldo comercial resultante, mayor que antes del comienzo de la guerra, obligó a acudir a fuentes externas de financiación” (Puche, 2017).
Sin embargo, las consecuencias de la guerra abarcaban resultados sobre la mortalidad, enfermedades, natalidad, fecundidad y nupcialidad. Villar (1942) estima que el número de nacimientos perdidos por causa de la Guerra Civil alcanzó la cifra de 613.000, entre 1936 y 1939.[2]
Los efectos derivados de la guerra civil y el triunfo de Franco se dejaron notar en el aspecto cultural de posguerra: hasta finales de los 40 se experimentó la pérdida de toda una generación de autores e intelectuales, lo cual supuso una verdadera mutilación cultural para España. No obstante, poco a poco surgieron voces que, de una manera sumergida, fueron manifestando sus ideas contra la imposición de una cinematografía desvirtuada. Pero el cine necesitó tiempo para tener cierta libertad de movimiento, ya que en esta época era un medio de comunicación muy influyente, mucho más que la literatura o el teatro.
Las películas de naturaleza patriótica, marcial, costumbristas y financiadas oficialmente por el régimen predominaron hasta los años 50. A partir de acá surgieron directores inconformistas que desarrollaron cine independiente de bajo coste, convirtiéndose así en una de las pocas alternativas europeas de Hollywood.
En 1938 se crea la censura cinematográfica, que tenia como objetivo “fiscalizar moralmente el cine en su aspecto religioso, pedagógico y castrense” a través de la Junta Superior de Censura Cinematográfica. Poco después el NO-DO fue reconocido como portavoz oficial de la propaganda cinematográfica del Estado. El NO-DO era un noticiero semanal del régimen dictatorial franquista que se proyectaba obligatoriamente en los cines españoles antes de la película en sí.
La producción cultural de España era completamente controlada por el aparato represor del franquismo, principalmente se utilizaba el cine como un instrumento de propaganda para introducir los valores que el régimen quería inculcar a la población. Sin embargo, a lo largo de este periodo existió un cine alternativo que buscaba expresar la realidad social y transmitir valores completamente diferentes.
No fue hasta 1950 que comenzaron a producirse cambios en el ámbito internacional que influían en cierta medida al cine español; “Comienza la guerra fría y el regreso de los embajadores del bloque occidental como consecuencia del levantamiento del boicot a España por parte de la ONU” (Moreno, 2008).
El nacimiento de una nueva generación de cineastas genera un contraste con el cine tradicional establecido por el régimen y se produce una especie de enfrentamiento entre los profesionales guiados por las directrices de posguerra y aquellos que buscan trasmitir la realidad social del país a través de sus obras. Se pretendía pasar de un cine folclórico, histórico y literario a un cine actual, crítico y de testimonio social.
En este contexto, nace Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem la cual trata sobre una pareja de amates que accidentalmente atropellan a un ciclista y luego lo abandonan en la carretera por temor a que se descubra su relación.
Bajo esta trama, aparentemente sencilla, se esconde una fuerte crítica social y una representación que alertó a las autoridades franquistas, dado que exponía una relación adúltera que se contraponía a los valores que inculcaban de manera tan intensiva: el matrimonio y la familia.
A partir de acá se puede descomponer y analizar cada elemento que aparece a lo largo de la trama: María José, la protagonista femenina, pertenece a la burguesía y está totalmente limitada por su posición social y reputación, y hará todo lo posible para no perderlas. En la película, comienza a ser acosada por un amigo, crítico de arte, quien parece saber algo de lo sucedido.
Por otra parte, Juan, un profesor universitario, es acosado por su propia conciencia. Un día obsesionado y completamente inmerso en sus pensamientos hace callar a una alumna en medio de su exposición y la suspende sin justificación alguna. Estos hechos van a desencadenar una serie de reclamos y protestas estudiantiles que harán a Juan replantearse su situación.
Además, vemos la contraposición entre clases sociales (ricos y pobres) cuando Juan va al barrio obrero y conoce la vida del trabajador a quien dejaron morir en la carretera. De esta manera, Juan nos ofrece la visión de la vida de miseria en la que vivían los trabajadores y sus familias, claramente separados de los ricos. Estos dos hechos son la antesala de lo que se vivía en España en aquellos momentos: “la agitación obrera con las reivindicaciones salariales que provocaron huelgas en el año 56, y las protestas universitarias provocadas por nuevas normas de control promulgadas a partir del año 51” (Moreno, 2008).
De manera general, se referenciaban cuatro elementos de la sociedad franquista de los años 50: La burguesía, representada por María José, hipócrita, egoísta y aferrada a sus privilegios; la clase media, que busca alcanzar un estatus mayor y se apoya de influencias, representada por José; los estudiantes que representan el cambio; y la clase obrera, reflejada en la pobreza y la miseria.
A partir de acá se produjeron diferentes propuestas cinematográficas en una época en la que se buscaba el asentamiento del cine español, que evidentemente se diferenciaba de las prácticas tradicionales.
En 1969 tras el nuevo gobierno, se pone al frente de la Dirección General de Cinematografía a Enrique Thomas de Carranza. Durante este periodo surgen diferentes acontecimientos: propuestas de cambios con respecto a la modificación de la censura, la supresión del doblaje, control de taquilla, entre otras propuestas realizadas por la Asociación Sindical de Directores-Realizadores Españoles de Cinematografía, todas fueron rechazadas por el Grupo Nacional de Exhibición del Sindicato del Espectáculo.
Era evidente que existía una especie de conflicto de intereses entre el Gobierno y el cine, lo cual dejo en manifiesto una gran crisis productiva, sin embargo, cabe destacar que se produjeron algunas películas cuyo contenido mostraba de manera encubierta la crisis de la dictadura y algunas anunciaban su inevitable final.
Un ejemplo perfecto es Cría cuervos (1975) de Carlos Saura. Esta película, tuvo una gran aceptación en países extranjeros y recibió diferentes premios, entre ellos el del Festival de Cannes.
La historia se desarrolla bajo la percepción de la vida de una niña, de Ana, quien vive una infancia triste y llena de odio. Sus recuerdos evocan la presencia de su madre, quien muere después de una enfermedad causada por la tristeza, su padre es un militar y vividor, todo ello bajo la agónica dictadura.
Ana, atestigua desde muy pequeña los sucesos en su ambiente familiar y comienza a sentir odio por su padre. Una noche Ana vierte unos polvos de lo que cree que es veneno en un vaso y su padre muere poco después mientras está en la cama con su amante. Desde ese momento ella cree tener poder sobre la vida y la muerte de las personas que le rodean. Al mismo tiempo comienza a ver a su madre muerta y a mantener conversaciones con ella. De esta manera, la niña nos ofrece una visión a medio camino entre realidad y fantasía, y nos revela lo que los demás no ven: el mundo sórdido y corrompido de los adultos, a quienes odia profundamente.
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