Sindrome del Intestino Irritable

DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA ENFERMEDAD

El SII es un trastorno gastrointestinal funcional (GI) crónico caracterizado por dolor o malestar abdominal, distensión abdominal y cambios en las deposiciones que ocurren en ausencia de otra enfermedad GI orgánica.  Es el tipo más prevalente de trastorno GI funcional y de la interacción cerebro-intestino, con una prevalencia global informada de alrededor del 4% según los criterios de Roma IV (Cuestionario de Diagnostico Roma IV).

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https://www.gastrojournal.org/article/S0016-5085(20)30487-X/

El SII puede afectar a todas las personas, aunque es más común en mujeres y en personas <50 años. Sin embargo, muchos adultos mayores también se ven afectados debido a la disminución de las funciones gastrointestinales (como por ejemplo, menor producción de ácido estomacal y enzimas digestivas). El trastorno presenta desafíos de diagnóstico y tratamiento, y puede ser debilitante para muchos pacientes, lo que contribuye a una calidad de vida alterada.

SIGNOS Y SINTOMAS

La patogénesis del SII es multifactorial y heterogénea entre pacientes con alteraciones en la motilidad, sensibilidad visceral, microbioma, interacción cerebro-intestino a través de los sistemas nervioso central y entérico, función inmune de la mucosa, metabolismo de ácidos biliares y permeabilidad intestinal.

El cuadro clínico normalmente se presenta con “presencia y recurrente molestias abdominales asociadas a alteración del hábito intestinal: estreñimiento, diarrea o alternancia en ambas.” A menudo se asocia con condiciones somáticas (síndromes de dolor, migraña, vejiga hiperactiva), condiciones psiquiátricas (ansiedad, depresión) e hipersensibilidad visceral.

METODOLOGIA DIAGNOSTICA

El diagnóstico es por exclusión: Se realizan estudios para documentar algún trastorno estructural infeccioso o metabólico que explique los síntomas.

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El síndrome del intestino irritable se diagnostica con base en los síntomas definidos por los criterios de Roma IV. Estos criterios requieren la presencia de:

• Dolor abdominal y hábitos intestinales alterados
• Los síntomas deben estar presentes sin signos de advertencia significativos, como sangrado, pérdida de peso o anemia, o síntomas nocturnos.

Los criterios de Roma III para el diagnóstico del SII:

• Dolor o malestar abdominal recurrente por lo menos 3 días por mes asociado a 2 o más de los siguientes:

• Mejoría con la defecación
• Inicio asociado con un cambio en la frecuencia de  las heces

Estos criterios deben ser por los últimos 3 meses con inicio de las molestias al menos 6 meses antes del diagnóstico.

Debido a que es multifactorial, uno o más de los factores mencionados pueden estar involucrados con el desarrollo del SII:

• Factores genéticos
• Procesos infecciosos asociados a inflamación celular crónica
• Estrés
• Hipersensibilidad visceral
• Procesamiento cerebral anormal
• Alteraciones en la actividad motora del colon
• Respuesta exagerada a la ingesta alimentaria
• Propulsión y expulsión anormal
• Alergias alimentarias e Intolerancia a algunos alimentos (como los FODMAP)
• Sensibilidad al gluten no celiaca
• Comorbilidad psiquiátrica
• Factores psicosociales
• Alimentación rica en ultraprocesados que ocasiona una alteración de la microbiota intestinal

La evidencia actual indica que junto con la genética, los factores ambientales juegan un papel eminente en la causa del SII. Aunque la etiología no se comprende claramente, algunos de los factores ambientales que causan el SII son los hábitos alimenticios poco saludables, la gastroenteritis aguda, el estrés, el tabaquismo y la ingesta de alcohol.

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TRATAMIENTO

Un estudio reciente destacó que el tratamiento más preferido para las personas con SII era la terapia dietética (48 %), seguida de la farmacoterapia (29 %) y la psicoterapia (22 %). Además, del 63 al 84 % de las personas con SII informan síntomas relacionados con el consumo de alimentos específicos, y las personas con SII más grave identifican una mayor cantidad de desencadenantes alimentarios.

Ha habido un interés renovado en el papel de las terapias dietéticas para controlar el síndrome del intestino irritable, con la dieta como prioridad en la agenda de los pacientes. Actualmente, el interés se ha centrado en el uso de una dieta sin gluten y la dieta baja en FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables).

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