Cinema Paradiso

La vida es un “carrera que siempre nos toca perder” y tal vez sea en lo único en que nos parecemos todos los humanos. Cinema Paradiso es una historia acerca de la vida, de los recuerdos, del amor, y sobre todo de la magia del cine. Situada temporalmente en un pueblito Italiano después de terminada la segunda guerra mundial, es un film fantástico que cuenta con la dirección de Giuseppe Tornatore y con la participación de Ennio Morricone en la banda sonora.

En aquella época el cine ocupaba un lugar primordial en la vida de las personas, todos esperaban ansiosos el estreno de cada película, era fascinante observar la proyección de seres de carne y hueso en una pantalla de tela, que sentían, pensaban y amaban. Todos se sentían identificados, sufrían con los personajes, reían con ellos, se enamoraban con ellos. El cine también era el espacio en donde se reunía la comunidad, en donde se podían distinguir los diferentes estratos sociales, la algarabía de los infantes, la seriedad de los adultos, el orgullo de unos pocos, la humildad de otros tantos, las lágrimas resbalar por los pañuelos, y otras tantas cosas que han sido censuradas de este escrito por el Sacerdote que antaño censuraba besos y caricias en cintas antiguas.

En este contexto Totto (el protagonista) cae preso del encantamiento del cine, las ilusiones en la niñez son las más intensas y las más puras. El niño aprendió el oficio de proyectar las cintas de la mano de Alfredo un amante y conocedor del cine, que no sólo proyectaba las cinas, sino que las cortaba quitando las partes pornográficas (algunos besos, y unos pocos fragmentos de piel) por órdenes del Sacerdote del pueblo, pues era el dueño del cine (Suena curioso que la iglesia tenga el sartén por el mango) Esto termino en un desafortunado accidente en donde Alfredo perdió la vista y el cine quedó en cenizas.

La fortuna estaba de parte de los habitantes de este pequeño poblado y el cine regresó en todo su esplendor “Nuovo Cinema Paradiso”, con Alfredo fuera de servicio Totto se encargó de la proyección de las cintas. Y pasaron los años de la juventud, los más añorados, los más recordados, los más sinceros. Totto conoció el amor de un padre de la mano de Alfredo, y bebió las dulces mieles del amor de los labios de Elena.

Todo tiene su final, la juventud no es eterna, y nadie es estático,

...