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Comer Rezar Amar


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  1.514 Palabras (7 Páginas)  •  695 Visitas

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Tengo una amiga, Sophy. Es psicóloga y la cuidad de Filadelfia le pidió que le ofreciera apoyo psicológico a un grupo de refugiados del mar Camboyanos que acababan de llegar a la ciudad.

Sophy se sintió intimidada, esos camboyanos habrían venido del genocidio… Habrían visto el asesinato de sus familias con sus propios ojos... Habrían vivido años en campos de refugiados y viajado en barco a occidente… ¿Cómo poder identificarse con su sufrimiento? ¿Cómo poder ayudarles?

Pues adivinen de que querían hablarles todos a mi amiga Sophy la psicóloga, de que si conocían a un chico en el campo de refugiados y creía que me quería y cuando nos separaron en el barco se fugo con mi prima y ahora dice que me quiere y no deja de llamarme, ellos están casados que ahora, aun lo quiero. Así somos.

-“¿Puedo ayudarla?”, me dijo a la señora que se encontraba en el refugio.

-“Soy Liz Gilbert estoy escribiendo un artículo sobre Bahli, me gustaría conocer a un chaman. Me dijeron que viera al Ketut Liyer ¿Vive por aquí?”, le respondí.

-“Espera”, me dijo.

Aquí me tienes como la novena generación de una familia de chamanes, ¿Y qué quiero preguntarle?, como me acerco mas a Dios ¿Cómo salvamos a los niños que mueres de hambre en el mundo?

-“Encantado de conocerte soy Ketut Liyer”, me dijo.

-“No quiero… que me hable de mi relación”, pensaba mientras me dirigía al lugar donde hablaríamos.

-“Eres trotamundos tendrás larga vida, muchos amigos, muchas experiencias, tendrás dos matrimonios, uno largo y uno corto”, me decía mientras leía mi mano.

-“¿Y el de ahora es el largo o corto?”, pregunte.

-“Misterio”, me respondió.

-“Además perderás todo tu dinero, creo que en 6 o 10 meses, tranquila volverás a recuperarlo y volverás a Bahli vivirás aquí 3 o 4 meses, enseñaras a mi tu idioma y yo te enseñare a ti todas las cosas que yo sé”, me decía.

Al momento de irme me dijo: “¡Espera!”, me entrego una foto donde me explico que no debía de mirar al mundo con cabeza si no con el corazón que es seguro y llegare a Dios.

Después de un tiempo, estaba comprometida, y empecé a tener la horrible sensación de que la profecía de Ketut se estaba cumpliendo, ¿Era este el matrimonio corto?

En ese momento baje a la sala y comencé a ver fotos. Solo había un año que habíamos comprado la casa.

¿No era esto lo que yo quería?, me preguntaba a mí misma.

Había participado de forma activa en crear cada instante de esta vida, ¿y porque no me veía en ella?

No quería hacerle daño a nadie solo irme de puntitas por la puerta de atrás, pero en lugar de eso tome una decisión, Rezar.

Y era algo tan extraño para mí que les juro que casi empezar diciendo, soy una gran admiradora de tu obra.

-“Hola Dios, me alegro de conocerte por fin, lamento nunca haberte hablado directamente, pero espero haberte expresado mi gratitud por las cosas buenas que me has concedido en la vida, tengo un problema muy grande…No se qué hacer, necesito una respuesta, por favor dime qué debo hacer, señor lo necesito…” Se lo dije envuelta en lágrimas desesperada.

Volví a la cama y encontré a mi esposo despierto me dijo:- “No quiero ir a Aruba”

-“No quiero estar casada”, le respondí.

El solo acaricio mi rostro sin decirme nada.

Decidí irme a vivir con mis padres mientras todo se arreglaba en mi matrimonio, no quedaba de otra…

Al día siguiente fui a una librería, al momento de estar pagando, la cobradora me dijo:-“Abajo hay una sección entera dedicada al divorcio” y como no darse cuenta si de los tres que llevaba, los tres trataban sobre lo mal que me iba en mi matrimonio, al dar vuelta al mostrador de libros, encontré un diccionario italiano, pensé que sería bueno ir practicando algo de italiano y lo lleve.

-“Martina Pepe”, lo decía una y otra vez acentuándolo con aquel acento italiano.

Mientras lo leía en la ducha escuche a mis padres:”Es una mujer al borde de un ataque, las mujeres intentamos asimilarlo, está saliendo del divorcio no tiene adonde ir”.

Al escuchar eso no sabía que pensar, pero yo sabía que en el fondo mi madre comprendía y no me iba a dejar atrás.

En la tarde salí con mi mama a ver una de mis obras:

-“Creo que me estoy enamorando de ti”

-“No soy quien crees que soy”

Escuchaba, mientras la admiraba, el actor no dejaba de verme y yo a él, era como algo mutuo.

Más noche decidí ir al bar, y ahí estaba, guapo como siempre, con esa sonrisa que enamora.

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