Critica, Película "The Joneses"

Critica.

Película. “The Joneses”.

No es un secreto que uno de los grandes males de nuestros tiempos es el consumismo, esto radica básicamente en personas que compran para llenar el vacío de sus vidas, o bien, dejándose llevar por la necesidad de buscar mayor comodidad y destacar ante los otros. Precisamente es en torno al consumismo y a las manipulaciones del marketing que gira el guion de “The Joneses” (“Amor por contrato”).

Esta película es bien representada por medio de una fábula postmodernista que se rige bajo el edicto de “No todo es lo que parece”. Los Jones aparentan ser una “familia perfecta”, ellos se mudan a un lujoso conjunto residencial y comienzan por hacer nuevas amistades, la madre Kate (Demi Moore) aparentemente casada con Steve (David Duchovny). Son “padres” de dos adolescentes; la voluble Jenn (Amber Howard) y Mick, el hijo que guarda celosamente su homosexualidad (Ben Hollingsworth).

En realidad, se trata de una familia artificial, los cuatro son empleados de una firma que se dedica al mercadeo encubierto, ellos manipularán a los residentes de su vecindario para que adquieran los artículos más diversos, desde sofisticados alimentos, pasando por joyería de fantasía de primer nivel, cremas rejuvenecedoras o palos de golf que aseguran el triunfo.

Kate es ambiciosa y vive para su trabajo; David es un soltero empedernido (lo que ambos no habían considerado es el enamoramiento que tendrían), aunque la verdadera razón de la película, es la crítica veraz que hace al consumismo, y a algunas de sus consecuencias.

Aunque “The Joneses”, en momentos utilice algunos “clichés” de comedia romántica, es una película que se ve más por el enfoque de como el marketing (no necesariamente mejora niveles de vida, sino también) puede resultar un “arma de doble filo” y puede desequilibrar a cualquier individuo.

“The Joneses” nos dictan la infinita ambición de la mercadotecnia moderna que no se detendrá ante nada para convertirnos en autómatas consumistas, guiados por el impulso y no por la razón. Con un poco más de confianza en su propósito y con un libreto más inteligente, podría haber sido una excelente sátira sobre la obsesión consumista que amenaza con seguir fuera de control.

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