Depegue Cafetero
Enviado por elca46 • 3 de Junio de 2015 • 432 Palabras (2 Páginas) • 171 Visitas
Realismo Literario en América[editar]
Hasta 1940, la literatura que se hace en Latinoamérica es eminentemente realista y trata temas como los conflictos sociales de pobreza y marginalidad, problemas sociales de problemas políticos derivados de dictaduras, la colonización de la economía, entre otras. Se distinguen cuatro tipos de novelas realistas:
Novelas de la Revolución Mexicana. Reflejo del desorden y la anarquía que vivieron como consecuencia de la Revolución.
Novelas indigenistas. Se retrata la explotación y la esclavitud del indio, subordinada por el tirano.
Novelas gauchescas. Estas exaltan la figura del gaucho.
Novelas regionalistas o novelas de la tierra. Relatan la relación del hombre y su entorno y los conflictos que existen dentro de este.
En el realismo literario abundan las descripciones de las costumbres, lugares y características de las personas con estilo muy natural dando lugar a la corriente literaria del Naturalismo que intentó retratar la realidad con un método científico, para lo que hizo de la observación y de la experimentación su método de trabajo.
Los principales representantes en América fueron en EEUU: Mark Twain pseudónimo literario de Samuel Langhorne Clemens; Walt Whitman considerado uno de los mayores poetas estadounidenses; en México: Manuel Gutiérrez Nájera, José Amado Ruiz de Nervo; Cuba: Julián del Casal y de la Lastra, José Julián Martí y Pérez (José Martí); Ecuador: Juan María Montalvo Fiallos; Perú: José Manuel de los Reyes González de Prada y Ulloa, conocido como Manuel González Prada, Clorinda Mato Usandivaras de Turner, Mercedes Cabello Llona de Carbonera. 1
Descomposición del realismo literario[editar]
Al final de su evolución, agotados sus presupuestos iniciales y sin variedad alguna ya sus obras artísticas, el realismo literario se descompone en diversas corrientes que renuevan o modifican sus principios, bien seleccionando y desarrollando una de sus ramas, bien exagerándolos, bien rehuyéndolos y adoptando los principios opuestos, o bien contaminándolos y mezclándolos con los principios opuestos. El novelista, al exagerar y sistematizar al máximo los principios del realismo acaba desembocando en el naturalismo, cuyos presupuestos expone el escritor francés Émile Zola, que prácticamente reduce la novela a un documento social, a una instantánea de su época. Un último avatar del realismo lo constituye el espiritualismo que, rehuyendo los principios del realismo, se interesa por todo aquello que éste había detestado: la religión, el espíritu, el alma de las personas, lo tradicional, lo campesino... A esta corriente llegan al final de su periplo realista escritores como Tolstoi y Galdós. Otra corriente de la segunda mitad del siglo XIX es la del posromanticismo, que mezcla, en distintas dosis, realismo y romanticismo. La novela Madame Bovary, de Flaubert, puede considerarse
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