El Mar Que Trajo A Cielo Todos Los días
Enviado por jenniferjazmin • 2 de Abril de 2013 • 1.821 Palabras (8 Páginas) • 483 Visitas
Todo comenzó un 25 de septiembre de 1994, era un día lleno de muchos sueños y proyectos en el que María Alcantar con tan solo 18 años estaba dando a luz un nuevo ser que formaría parte de este planeta agua, dentro del quirófano se encontraba el padre José Luis Vélez un joven de 19 años; el parto había sido difícil ya que estaba en riesgo la vida de la madre, pero no fue en esa ocasión en la que ella dio la vida por su hija si no hasta muchos años después. Juntos se enfrentaban a un nuevo suceso que cambiaria par a siempre sus vidas, ninguno de los dos contaba con su familia, estuvieron una semana en el hospital, pero al salir no tenían a donde ir así que tuvieron que viajar a San Blas en donde vive el tío lejano de José, el señor Bravo.
Ya era 3 de octubre y la pareja de esposos y su hija recién nacida a la que llamaron Cielo, viajaron hasta Nayarit en autobús, al llegar a la central camionera María y su pequeña hija se quedaron ahí mientras el joven salía a buscar a su tío. Eran casi las 9 de la noche y José no había regresado, pero el instinto de supervivencia de todo ser vivo comenzaba a actuar sobre la joven Alcantar y saliendo de la central fueron en busca del tío, caminaron por todo el pueblo acompañadas por el rugir de las olas y el sutil sonido de los crustáceos al caminar.
La búsqueda inútil las arrastro a pasar noches sin un hogar abrigadas por la arena, recostadas en las barcas que estaban a la orilla del mar, hasta que un día una viejecilla de 85 años les abrió las puertas de su humilde choza, a tan solo 300 metros de la orilla del mar, pero todo fuera como tan solo encontrar un hogar, la madre también debía preocuparse por mantener a su hija.
Gracias a Dios un buen pescador le enseño como pescar y así poder darle alimento a su criatura. Todos los días a las siete de la mañana pescaba en una lancha que el buen pescador le prestaba, cogía alrededor de veinte pescados, de los cuales tan solo tres eran para ellas y la viejita Adela con la que vivían.
Por las tardes María dejaba a su hija al cuidado de Adela, mientras ella caminaba por las playas turísticas vendiendo los quince pescados que le sobraban, con la intención de ganar unas monedas.
Pasaron muchos años con esta misma rutina, eran una familia de tres con muchas necesidades, pero agradecidas con la vida por la oportunidad de despertar y escuchar el sonido de las gaviotas en el techo de palma de su choza, durante todo este tiempo no habían sabido nada acerca del padre de Cielo y María todas las noches se sentaba a la entrada de su hogar a mirar la arena e imaginar a José llegando por el Oriente. Dicen que la distancia y el tiempo acortan el recuerdo, y este no fue el caso de la vida de estas mujeres.
Cuando cielo tenia tan solo 6 años comenzaron los diálogos difíciles, Cielo le preguntaba a su mamá a cerca de su padre y ella perturbada por tal cuestión, simplemente le contaba que su padre era un militar de tropa que presta servicio en la marina de México y que debido a eso no le era posible visitarlas. María de vez en cuando escribía cartas firmadas con el nombre de José, las cuales leía a la niña por las noches antes de dormir, ella creía que así por lo menos su hija podría ver a su padre en sus sueños.
El 20 de septiembre de 2001, Adela se encontraba en cama muy enferma al cuidado de Cielo, ya que María salía a trabajar, eran a penas las 4 de la tarde cuando comenzó a agonizar frente a la niña, y finalmente murió en sus manos, la pequeña no se podía explicar que estaba sucediendo, el concepto de muerte no era algo que tuviera completamente definido, le movía el brazo con desesperación mientras lágrimas brotaban de sus ojos, gritaba su nombre con toda la fuerza de su voz, y no entendía porque su corazón se sentía como si alguien lo estuviera desgarrando.
Al llegar María a casa encontró a su hija recostaba sobre el vientre de Adela, la cual tenía los ojos totalmente abiertos, sin parpadear, la niña despertó y vio como su Madre cerraba los ojos del frio y pálido rostro de la mujer. Como debe una madre explicarle a su hija que hay un tiempo para vivir y hay un tiempo mas para desvanecernos en el espacio.
María no tenía los recursos para dar sepultura a la mujer, que con tanto amor las había acogido en su humilde hogar, así que pasada la media noche salieron las tres en una barca mar adentro, con la esperanza de encontrar en el océano la puerta de la vida eterna, jamás supe si realmente la encontraron, solo se que se fueron tres almas y solo volvieron dos, la madre y la hija. Ambas sabían que todo sería diferente, les aterrorizaba la idea de que quizá algún familiar de Adela pudiera reclamar la propiedad y las sacara de su único refugio; la penuria las llevo a permanecer ahí sin importar lo que pudiera pasar.
Después
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