LA VIVA DE TITA MERELLO

Ana Laura Merello, popularmente conocida como “Tita”, nació un 11 de octubre de 1904 en un conventillo en San Telmo, en la provincia de Buenos Aires. Primeramente sólo fue reconocida por su padre, él era el único que figuraba en su acta de nacimiento y 4 años después, fue reconocida por su madre.

El padre de Tita murió cuando ella apenas tenía 4 meses de vida, víctima de tuberculosis. A partir de ese momento, la beba comenzó a vivir en un orfanato de Villa Devoto, ya que su madre por razones laborales no podía hacerse cargo de ella, su infancia fue dura y estuvo marcada por la pobreza. También residió algún tiempo en Montevideo, Uruguay, donde trabajó como sirvienta.

A los 10 años se le diagnosticó tuberculosis (aunque nunca presentó síntomas) y los médicos le aconsejaron irse a vivir al campo; se trasladó a un campo cercano a Magdalena, perteneciente a un tío, en los cuales desempeñó la tarea de “boyero”. Años después, habló de su infancia, definiéndose como “una chica triste, pobre y además, fea. Presentía que iba a seguir siéndolo siempre. Después descubrí que no hace falta ser bonita. Basta con parecerlo”.

Con apenas 12 años, se mudó a una casa en la calle Corrientes, en Buenos Aires, donde al fin vivió con su madre. Cabe destacar que con esa edad, Merello no sabía leer ni escribir, ocho años más tarde, Simón Yrigoyen Iriondo (familiar del ex presidente Yrigoyen), sería el encargado de transmitirle los conocimientos básicos, aunque él mismo contaría que Tita era testaruda, y pretendía ser ella quien enseñe antes que aprender. No solo no asistió al colegio, sino que tampoco asistió a clases de teatro ni canto, papeles con los que se desempeñaría años después.

Para poder tener un ingreso de dinero y así mantenerse, en 1917 comenzó a trabajar como corista en el Teatro Avenida, luego debutó en la obra Las vírgenes de Teres en 1920, aunque no fue una buena experiencia, el público no conforme la despidió gritos de desaprobación. Y aunque prometió no volver a cantar, pocos meses comenzó a hacerlo en algunas cafeterías de Avenida de Mayo.

Dos años después, siguió trabajando en el Teatro Bataclán, en el barrio Bajo Flores, considerado casi pornográfico, ya que en realizó varias escenas consideradas para la época como eróticas (bailaba mostrando las piernas). Ya para 1923 su carrera comenzó a crecer, uniéndose como vedette al Teatro Maipo en Las modernas Scherezadas, donde se la comenzó a definir como “la vedette rea”. Su estilo se caracterizó desde siempre por su especial interpretación del tango, desde lo físico hasta lo emocional.

Tita Merello era petiza, morocha de labios gruesos y piernas bellas, dueña de una mirada provocadora e insinuante, años después diría que conoció el miedo, el hambre y la pobreza, que vivió una infancia muy triste y corta, como lo son la de los pobres y también confesó que en épocas duras, para lograr sobrevivir, tuvo que “hacer la calle”.

No muchos saben que Merello también se desempeño como periodista, en el año 1931, donde escribió poemas para la revista Voces. Debutaría en el cine con la primera película sonora argentina ¡Tango!, en el año 1933.

En 1935, actuó en el Teatro Porteño, donde fue multada por aparecer en público sin medias negras, lo que era considerado un acto de inmoralidad y se la multó con una suma de veinte pesos.

En 1942, se estrenaría Buenos Aires de ayer y de hoy, donde Merello, obtendría el papel protagónico, donde cantaría, entre otros tangos Se dice de mí, una milonga que reflejaba tal cual su personalidad. Al año siguiente, el tema alcanzaría su máxima popularidad en Argentina. También lo cantaría en Mercado de Abasto, en el año 1955.

En 1946, Sandrini, quien fue el gran amor en la vida de Tita, es convocado para trabajar en tres producciones de películas en México, para ese momento, Merello estaba en pareja con él y lo acompaño. Allí fue contratada para participar en Cinco rostros de mujer. La película se estrenó en febrero de 1947, teniendo un importante apoyo de la crítica. Por su trabajo recibiría el premio Ariel, el más importante de aquel país, como la mejor actriz del año. Aunque, no volvió a ser contratada en México.

Un tiempo después, volvieron a Buenos Aires para rodar tres películas, entre ellas Don Juan Tenorio, una comedia estrenada en 1949, en la cual participaron ambos, y fue una de las películas más recordadas.

Para ese momento, la pareja comenzó a afrontar diferentes problemas y Sandrini, al finalizar el rodaje de la última película, recibiría una propuesta para filmar una película en España y Merello para filmar en Argentina “Filomena Marturano”, motivo por el cual no lo acompañó a España. Su pareja no la perdonó y terminó la relación. Aunque esto le significó el final de la relación con su pareja, Merello se consagró con esta película y adquirió un gran reconocimiento. Para los años 50, de lunes a viernes, encabezaba por radio un microradial transmitido por la Red Privada de Emisoras.

Fue en esta época, cuando se la vinculó en varios romances, entre los supuestos se encontraba Tito Alonso, con quien finalizó su relación en 1951, tras sufrir un accidente automovilístico cerca de Luján, también se la relacionó con Arturo García

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