La Excepcion Cultural
Enviado por alexnavarrost • 12 de Enero de 2014 • 947 Palabras (4 Páginas) • 226 Visitas
Razones contra la Excepción Cultural
Por Mario Vargas Llosa (El País 25/07/2004)
Dos son los argumentos principales que utilizan los defensores de la excepción cultural,
a saber:
A) Que los bienes y productos culturales son distintos a los otros bienes y productos
industriales y comerciales y que por lo mismo no pueden ser librados, como estos
últimos, a las fuerzas del mercado –a la ley de la oferta y la demanda-, porque, si lo son,
los productos bastardos, inauténticos, chabacanos y vulgares terminan desplazando en
la opinión pública (es decir, entre los consumidores) a los más valiosos y originales, a
las auténticas creaciones artísticas. El resultado sería el empobrecimiento y degradación
de los valores estéticos en la colectividad. Dependiendo sólo del mercado, géneros
como la poesía, el teatro, la danza, etc., podrían desaparecer. Por tanto, los productos
culturales requieren ser exceptuados del craso comercialismo del mercado y sometidos a
un régimen especial.
B) Los productos culturales deben ser objeto de un cuidado especial por parte del
Estado porque de ellos depende, de manera primordial, la identidad de un pueblo, es
decir, su alma, su espíritu, aquello que lo singulariza entre los otros y constituye el
denominador común entre sus ciudadanos: sus patrones estéticos, su identificación con
una tradición y una manera de ser, sentir, creer, soñar, en suma el aglutinante moral,
intelectual y espiritual de la sociedad. Librada al mercantilismo codicioso y amoral esta
identidad cultural de la nación se vería fatalmente mancillada, deteriorada, por la
invasión de productos culturales foráneos -seudoculturales, más bien-, impuestos a
través de la publicidad y con toda la prepotencia de las transnacionales, que, a la corta o
a la larga, perpetrarían una verdadera colonización del país, destruyendo su identidad y
reemplazándola por la del colonizador. Si un país quiere conservar su alma, y no
convertirse en un zombie, debe defender su identidad preservando sus productos
culturales de la competencia y de la aniquiladora globalización.
No pongo en duda las buenas intenciones de los políticos que, con variantes más de
forma que de fondo, esgrimen estos argumentos en favor de la excepción cultural, pero
afirmo que, si los aceptamos y llevamos a su conclusión natural la lógica implícita en
ellos, estamos afirmando que la cultura y la libertad son incompatibles y que la única
manera de garantizar a un país una vida cultural rica, auténtica y de la que todos los
ciudadanos participen, es resucitando el despotismo ilustrado y practicando la más letal
de las doctrinas para la libertad de un pueblo: el nacionalismo cultural.
Adviértase lo profundamente antidemocrático que es el primero de estos argumentos. Si
se respeta la libertad del hombre y la mujer comunes y corrientes la cultura está perdida,
porque, a la hora de elegir entre los bienes culturales, aquéllos eligen siempre la bazofia:
leer El código da Vinci, de Don Brown, en vez Cervantes, e ir a ver SpiderMan en vez
de La mala educación. Así, pues, como el público en general es tan poco sutil y riguroso
a la hora de elegir los libros, las películas, los espectáculos, y sus
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