Los mejores negros películas de 50

Nos hallamos, pues, frente a un escritor que domina el oficio y que, sin el propósito de innovar técnicamente, plantea con sensatez el argumento y lo desarrolla con eficacia, manteniendo el ritmo y la intriga en el desarrollo de una trama compleja. La conspiración de la fortuna no pretende ser una novela de entretenimiento, aunque el lector difícilmente logrará sustraerse a la trama de araña que la compone. El novelista propone, a caballo entre el ensayo político y la saga familiar, una reflexión sobre el destino (o la fortuna, como se apunta en el título). Sus mecanismos tienen algo de cinematográfico, del expresionismo, del mejor cine negro de los 50. El protagonista se llama Santos Rodríguez, pero quien cuenta su historia es su amigo íntimo, que ama platónicamente a su esposa, que protege a su amante y al hijo de ambos. Tras todo ello se encuentra la tortuosa política mexicana surgida de la presidencia militar y transmitida a los civiles. El PRI, que no se cita, mantiene la fórmula del presidente “tapado”. Puesto que la acción transcurre a través de un cuarto de siglo, permite que el destino de Santos se repita en su hijo, llamado también a la cosa pública para vengar la injusticia que se cometió con su padre. Las fórmulas de gobiernos son otras, pero el mecanismo, entre la violencia y corrupción, se mantiene.

La novela se desarrolla en el plano del realismo, pero el estilo de Aguilar Camín y “lo real maravilloso” de este México contradictorio y exagerado lo aproxima al “realismo mágico”. Así lo advertimos en la cuidada utilización del adjetivo, el tono

poético épico cuando conviene, la desmesura de algunas escenas, el determinismo narrativo, el hecho mismo de que el amigo lo sea, a la vez, de padre e hijo, esposa y amante; que participe como “consejero” áulico en las galerías donde se tejen las artimañas del poder, aunque se deje deslumbrar por el amor desaforado del hijo natural, Salomón, a la hija de un narcotraficante, que desatará la desgracia de su hermano. Sin embargo, la intención del autor va más lejos cuando analiza el funcionamiento político o la psicología social mexicana: “Difícil o imposible describir un país. [...] En los tiempos de que hablo, el mío era un estruendo de cambios silenciosos”. Descubrimos aquí al historiador y al analista político, integrando en el contexto de la novela, a la búsqueda de una identidad, como hiciera Octavio Paz o realizan Fuentes, Zaid...

Esta novela se codifica en paralelismo: dos tiempos, dos sociedades; una unidad. Los vicios, como los intentos de modernización, son paralelos. La última parte de la novela, donde se describe el tejemaneje del poder y la droga; las ambiciones personales y la venganza constituye la zona más próxima y enfebrecida del relato. La conspiración de la fortuna es una interesante novela, sugestiva, reflejo de una sociedad y de un mundo que se sirve de lo particular

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