Musica En Las Civilizaciones Antiguas

La música en las civilizaciones antiguas

No podríamos hablar de la música en las civilizaciones antiguas sin referirnos primeramente al origen de la música misma.

Antes de pensar en la música como un arte, es importante pensar en ella como una forma de comunión con la naturaleza. Remontándonos a épocas perdidas por la bruma del tiempo, nos encontramos al ser humano, como reciente invento de la naturaleza, y aún quizá distante de lo que hoy podríamos llamar ser “humano”, rodeado por los sonidos de la naturaleza, cantos de maravillosas criaturas que le causan admiración, el sonido de terribles bestias cuyo eco lejano es motivo de precaución, bramidos que anuncian la cercanía de un banquete, el viento cortando contra las afiladas estalactitas de una caverna, en fin, un sin número de sonidos de los cuales sentir la mas diversa combinación de sensaciones.

El hombre ha intentado, quizá desde sus orígenes, reproducir estos sonidos y relacionarse de algún modo con lo creado. Utilizando los materiales que le eran más accesibles, ideó instrumentos que le permitieran imitar el canto de los pájaros, el estruendo del trueno o el latido de su propio corazón, pero más importante aún, la naturaleza y todos sus fenómenos eran misteriosos y divinos para el hombre primitivo. Los cantos y las danzas se convirtieron en formas de plegaria dirigidas a sus divinidades.

Sería complicado hablar de un verdadero desarrollo de la música en éste momento, pues su relación con lo divino y lo ritual era tan estrecha, que muy seguramente su ejecución estaba limitada únicamente a los médicos y chamanes de la tribu, y su uso era únicamente el de la comunión con sus deidades.

Los instrumentos empleados para tal labor son en un principio, recursos que la naturaleza misma a dado por casualidad al hombre, troncos ahuecados, huesos, ramas, semillas, piedras, el propio cuerpo humano, objetos, que por el simple hecho de ser percutidos o soplados, producen un sonido. No sería de extrañar que el hombre, animal curioso por naturaleza, descubriera, por mero azar, que troncos de diferentes longitudes producían diferentes sonidos, que girar un carrizo atado a un cordel a diferente velocidad, cambiaba la altura del silbido generado, muy posiblemente en un momento así, y no de manera aislada, el ser humano empezara a plantearse la elaboración de instrumentos musicales complejos.

Si bien la fabricación de objetos con el único propósito de que estos emitan sonidos controlados es ya un claro signo de civilización, no es sino hasta que el hombre verdaderamente empieza a plantearse científicamente sobre la producción de estos sonidos y la manera de modificarlos. Que podemos empezar a ver a la música ya no solo como una imitación sino como un arte.

La historia de la música pues, inicia a partir del momento en que el hombre es capaz de expresar mediante un número, el intervalo que hay entre dos sonidos.

La música en los pueblos de oriente medio

Hace aproximadamente siete mil años, florecieron en la región comprendida ente los ríos Tigris y Eufrates que actualmente corresponde con el país de Irak, un variado grupo de asentamientos urbanos que podemos imaginar como cuna de la civilización.

Es un hecho comprobable que los pueblos mesopotámicos (Mesopotamia fue el nombre dado por los griegos a esta región) tuvieron un gran desarrollo musical, dada la influencia que tuvieron por un lado entre los griegos y los romanos, y entre los pueblos de la costa mediterránea africana y de la península arábiga por el otro; y por el nada despreciable aspecto del desarrollo de una escritura musical, que aunque no se dispone actualmente de los medios para interpretarla, se ufana de ser realmente el primer intento en la historia del hombre por plasmar los sonidos a través de la escritura, además de existir registro de una gran variedad de instrumentos musicales.

Si bien los pueblos de esta región concedían una especial importancia a la música ritual que se interpretaba en los templos, existía también un notable desarrollo de música profana, interpretada durante eventos públicos y privados, haciendo uso de los mas de los recursos técnicos de la época, interpretando cantos y melodías con no pocos instrumentos.

La música en Mesopotamia

El primer elemento característico de los asentamientos de la Mesopotamia antigua, es una muy bien establecida cultura, con avances tecnológicos significativos, aunque encontramos todavía muchos elementos característicos de las tribus animistas. Diversos Grabados nos muestran a Dioses-Animales tocando instrumentos musicales, lo cual sumando a las abundantes imágenes de reyes y sacerdotes ataviados con pieles de animales o ropas con aspecto de escamas de pescado, transfigurados en aquellas criaturas que sus indumentarias representan, nos remite a los rituales totémicos anteriores.

Un hecho irrefutable es la estrecha relación de la música con los Dioses en Mesopotamia. Por ejemplo, uno de los Dioses más antiguos de su mitología, Ea, señor de las profundidades, se representaba mediante el mismo símbolo que representaba el sonido del Tambor (Balag), el sonido que representaba la personificación de su esencia. Ramman, encargado del trueno y de los vientos, era a menudo concebido como un “espíritu de voz sonora” por lo que seguramente su sonido similar al silbido fue asociado con la PIPE REED.

Podemos seguir enumerando a la totalidad del panteón mesopotámico y encontraremos ejemplos similares: La dios Isthar, la madre virgen, asocidada con una flauta de sonido dulce, y su compañero Tammuz era el “Dios de la Voz Agradable”; la palabra utilizada para nombrar a un cantante, Zammêru, era a su vez el nombre de otra deidad.

La música en los templos:

Alrededor del cuarto milenio, la gran mayoría de los pueblo asentados en las planicies de Mesopotamia, tenían sus propios templos, cuyos sagrados aposentos estaban habitados y bendecidos por innumerables dioses. En estos espacios, los sacerdotes, astrólogos y matemáticos

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