PELÍCULA ELEFANTE BLANCO
Enviado por vivianavero • 26 de Septiembre de 2012 • 2.413 Palabras (10 Páginas) • 2.208 Visitas
1) La película me provocó sentimientos de impotencia al observar la vida de un mundo marginal donde sus habitantes sobreviven día a día y conviven con la droga, la corrupción y la violencia, pena, dolor. Pero a la vez fe, fuerza, como dice una canción: “Santos que no invitan a elevar manos al cielo, sino a poner manos a las obras”, esta frase resume a la perfección el accionar del sacerdote que trabaja en la villa, él es el verdadero santo, hecho que me inspira ternura, amor, ilusión al saber que no todo está perdido, ya que siempre hay alguien dispuesto a tender una mano al más necesitado, ansias de poner manos a obra y saber que sí se puede si uno se lo propone.
2) DATOS TÉCNICOS:
TÍTULO: Elefante Blanco
Nacionalidad: Argentina
España
Francia
AÑO DE REALIZACIÓN: 2012
Director: Pablo Trapero
FUENTE LITERARIA: Película original
ARGUMENTO:
La película Elefante Blanco de PabloTrapero es una historia de ficción, ya que a pesar de ser realista y estar enmarcada en un espacio existente, la historia es inventada y está dedicada al padre Carlos Mugica. Dentro del film se incluye la escena de un homenaje que le realizan, en la ficción, los habitantes de la “villa”. Este sacerdote era hijo de ricos terratenientes argentinos pero durante la década de los ´60 y principios de los ’70 se dedicó a una intensa labor comunitaria en beneficio de los habitantes de la “Villa de Retiro” y fue asesinado en 1974.
Nicolás, es un cura belga de 45 años, desvastado por una masacre provocada por narcotraficantes dentro de una tribu en la selva Amazónica, donde se encontraba trabajando. Julián, de 50, es amigo íntimo de él y viaja para rescatarlo, ofreciéndole integrarse a su proyecto en una villa de emergencia en Buenos Aires, ya que él padecía de cáncer. Ambos son sacerdotes de la Iglesia Católica, que decidieron dedicar su vida a los más pobres: Julián en la Argentina y Nicolás en los países del Tercer Mundo. Así que Nicolás acepta. A partir del encuentro, ambos se dedicaran a trabajar en la Villa, un enorme asentamiento en el conurbano bonaerense. Allí queda el famoso Elefante Blanco, un hospital que iba a ser el más grande de Latinoamérica, abandonado en su construcción por los diversos gobiernos de turno. Dentro de la Villa, ambos curas deberán enfrentarse con los problemas de drogas de los adolescentes, los continuos cruces con la policía federal y los inconvenientes económicos para construir viviendas que están avaladas por la Iglesia Católica.
Los protagonistas continuamente cuestionan su propia fe (cómo puede, por ejemplo, existir un Dios en un sitio tan violento) y ponen en duda que lo que están haciendo termine sirviendo para algo, o incluso que estén del lado correcto. No solamente ellos tienen estas dudas; también hay dos voluntarios sociales, Luciana y Cruz, que continuamente piensan si deben seguir o no trabajando en aquel lugar olvidado por los gobiernos.
En la trama también entran en juego las violentas guerras entre narcos, las disputas políticas vinculadas al tema de la vivienda, la pobreza como concepto y hasta forma de vida, e incluso las diversas perspectivas frente a la muerte.
Al final, el padre Julián es asesinado por la policía, cuando estaba ayudando al Monito, un chico de la Villa, para trasladarlo a un hospital, pues tenía un balazo en la pierna y salvarlo de los milicos que lo querían matar, ya que él había asesinado a un policía. Nicolás, su amigo y compañero se recluye en un convento, a donde lo va a buscar Luciana, la asistente social, para llevarlo a la marcha que hacen los integrantes de la Villa para pedir justicia por el asesinato del padre Julián.
La película culmina con una dedicatoria al Padre Mugica, con la acotación de que su asesinato aún no ha sido esclarecido, es de esa postura en donde se cuestiona aquello de los horrores de hoy con los de ayer.
ASPECTOS FORMALES:
La banda de sonido de Michael Nyman contiene pasajes de tensión, acordes con la trama, a cargo de coros eclesiásticos. Se integra sonoramente a la perfección el contexto villero.
La banda sonora replica las paradojas de la coexistencia de una canción de Intoxicados o una cumbia de Damas Gratis, junto al virtuoso barroquismo místico de Michael Nyman, el músico de dimensión internacional que se integra sonoramente a las distintas tramas. Como ocurre con las grandes obras épicas, donde confluye, junto al drama y la acción, el retrato de una realidad social. En este caso, particularmente salvaje y contradictoria aunque dejando entrever, a contramano de estos tiempos escépticos, la intangible luz de la esperanza.
El título en sí es simbólico, pues la expresión elefante blanco, tanto en inglés como en francés, es atribuida o bien a posesiones que tienen un coste de manutención superior al de los beneficios que aportan, o bien a aquellas que proporcionan beneficios a terceras personas pero no más que problemas a sus propietarios. O sea, que si extrapolamos esta expresión a la película le da sentido a un título que resume muy bien su propósito, ya que nos encontramos con una villa a la sombra de Buenos Aires en donde la esperanza de sus vecinos de poder disfrutar de una vida razonable es más bien nula ante la indiferencia de unas autoridades que les dan la espalda y el auge de un narcotráfico que les quiere para lo que les quiere, como carne de cañón.
Otra simbología utilizada en la cinta son las imágenes desalentadoras de drogas, niños marginados, mujeres viviendo su vejez desde la juventud, hombres sin el derecho a cobrar por su trabajo, miedo, sometimiento, escasez y la lluvia que no deja de caer como símbolo de un llanto que no debe de parar al ser conscientes de que eso que ocurre en la pantalla lo tenemos detrás de la esquina.
El elefante blanco, como llaman al hospital inconcluso y abandonado, es símbolo constante del olvido de los desheredados, de los empobrecidos por el capitalismo salvaje.
La imagen de la película ha sido todo un desafío para Guillermo Nieto, el director de fotografía y cámara del film, ya que logró superarse a sí mismo con respecto a la calidad de la imagen y su nitidez, y a su vez el arriesgado trabajo que supuso el tener que iluminar cada rincón de la villa en forma diferente en una filmación sin cortes.
De vez en cuando, el campo visual que se le ha impuesto a la cámara, permite advertir algo del afuera como los autos modernos que recorren las autopistas lindantes, en contraste con el mundo de la villa, pero sólo por medio de planos generales, de yuxtaposiciones dentro del cuadro. También,
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