Transtextualidad en el rap: análisis métrico de la canción Hoy converso con Miguel, de Nach. Homenaje a Miguel Hernández
Enviado por Carloschaverop • 14 de Marzo de 2024 • Ensayo • 1.529 Palabras (7 Páginas) • 74 Visitas
Transtextualidad en el rap: análisis métrico de la canción Hoy converso con Miguel, de Nach. Homenaje a Miguel Hernández
Carlos Osvaldo Chavero Pérez
No pocas son las veces que se ha buscado evidenciar las interseccionalidades que posee el rap con la poesía, y tampoco son pocos los ejemplos de éxito de estos esfuerzos. El presente ensayo abordará uno de las composiciones mejor logradas en cuanto a combinar rap y poesía se refiere: la pieza Hoy converso con Miguel, donde el rapero español Nach toma fragmentos de diversos poemas de Miguel Hernández y los interpreta sobre una pista de rap sin alterarlos para homenajear al poeta alicantino. Para entender este excepcional caso se hará un estudio métrico de la poesía de Hernández a la par de contrastarla con los principios teórico-métricos que componen a los versos de rap, de este modo se pretende arrojar luz sobre cómo se podrían replicar piezas como esta, además se rastrearán los versos que Nach tomó prestados de la obra de Miguel Hernández para entender cómo están interactuando con la música y el rapeo[1].
Sobre la métrica del rap
Para entender cómo fue posible la hazaña que supone la canción Hoy converso con Miguel, es necesario evidenciar los puentes que conectan al rap con la poesía. Por cuestiones de extensión sólo se abordarán las semejanzas en forma y no en fondo. Para ello será necesario esclarecer la terminología a utilizar. De forma sucinta podemos decir que la música del rap se compone por compases de cuatro tiempos, cada tiempo está compuesto a su vez de cuatro pulsos, esto es importante para entender el acomodo y conteo silábicos. Utilizar la palabra verso en el rap conlleva ciertas complicaciones terminológicas, pues lo que comúnmente podríamos llamar verso de rap, o la letra acomodada en uno de los cuatro tiempos que componen un compás, puede estar compuesto por más de un verso, como lo veremos más adelante. Dado que el verso se puede entender como la “Unidad rítmica formada por una o varias palabras delimitadas entre dos pausas métricas y que en la escritura ocupan una sola línea de las del conjunto de la estrofa” (Reyzábal 91), se utilizará la palabra línea en sustitución de verso. Aunado a esto último será necesario el uso del concepto del hemistiquio, que es “Cada una de las dos partes en que la cesura divide un verso” (Reyzábal 44). Ahora bien, las líneas de rap no atienden a un metro único e inequívoco, como podría sugerir el beat[2] en su aparente monotonía, sino que tienen una posibilidad métrica sumamente alta. Si se atiende a la rigurosidad descriptiva, se puede alegar que las líneas de rap pueden tener una extensión máxima de dieciséis sílabas sin tener necesariamente una extensión mínima, o por lo menos unos requerimientos mínimos tan claros. Aquí entra en juego el concepto de hemistiquio, pues se puede alegar también que lo que compone una línea de rap son, o pueden ser, dos hemistiquios, ya sean isostiquios o heterostiquios, del mismo número de sílabas o de distinto número de sílabas respectivamente. Así, se puede acceder a numerosas posibilidades métricas al momento de interpretar una canción de rap. De ahí que sea perfectamente viable rapear poemas compuestos por versos octosílabos, alejandrinos decasílabos, etc. Para ejemplificar mejor lo nombrado es justo y necesario recurrir a la propia obra que se alude en el presente trabajo.
En la primera estrofa de la canción, abren los siguientes versos:
Que como el sol sea mi verso
más grande y dulce cuanto más viejo.[3]
Al trasladar este poema al rap se tiene que dividir para su correcta interpretación, dado que el primer verso es octosílabo y el segundo decasílabo, en suma, exceden el número máximo de sílabas que hallan cabida en una línea de rap. Entonces, Nach recurre a acomodar el primer verso en el primer hemistiquio de la línea y dejar vacío el segundo, de este modo puede acomodar el segundo verso en dos isostiquios de cinco sílabas para conseguir una línea decasílaba.
Seguido de la estrofa anterior se encuentra:
Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.[4]
Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,[5]
En este fragmento se hace gala de la metódica musicalidad de Miguel Hernández, pues todos los versos de las anteriores estrofas originarias del mismo poema son octosílabos dactílicos, lo que facilita que se puedan trasladar no solo al rap sino a numerosas formas interpretativas musicalizadas distintas, como podrían ser la trova, por ejemplo. En este caso, Nach para interpretarlo recurre componer con cada verso un hemistiquio de la línea de rap, de modo que al compás le corresponden sus cuatro líneas y convierte así dos estrofas octosílabas en un patrón[6]
Sobre Miguel Hernández y la métrica
Se puede aseverar con poco temor a equivocarse que Miguel Hernández tenía una notable predilección por el verso endecasílabo, el octosílabo y las composiciones poéticas que de ellos se derivan. Esto es crucial para entender cómo actúan sus versos métricamente sobre un beat de rap. La poesía de Miguel Hernández está metódicamente cuidada para hacer caber lo que necesitara decir en estrofas de versos isométricos. Es recurrente escuchar que la métrica y el ritmo tienden a ser limitantes al momento de componer. Naturalmente, tener que acatar estrictos lineamientos puede, potencialmente, mermar la capacidad expresiva de cualquiera, cosa que no sucede con el verso libre, por ejemplo. Pero en el caso de Hernández, él interiorizó la métrica a tal punto que parece más bien acompañar a lo que quiere decir o incluso propiciarlo. Los versos de Miguel Hernández son inconcebibles sin el isometrismo y la musicalidad que esta característica les brinda. El siguiente fragmento es una clara muestra de esto:
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