ADMINSITRACION ESTRATEGICA
Enviado por Emmanuel Carrasco • 7 de Febrero de 2021 • Ensayo • 1.870 Palabras (8 Páginas) • 68 Visitas
Emmanuel Carrasco Hernández
Administración estratégica
El término "estrategia" procede del ámbito de la política militar y de su historia. En este sentido, el uso del término "estrategia" en el ámbito de la política empresarial sugiere, naturalmente, en un primer momento una concepción bélica de la competencia empresarial, en la que el objetivo principal es derrotar a los demás. En la administración de empresas como ciencia de la buena administración, el término "estrategia" sólo se utiliza desde hace unas décadas. Sin embargo, como siempre, desde hace tiempo hay definiciones muy diferentes.
En la antigua Atenas, Strataegos era el nombre del comandante o comandante en jefe, así como la máxima autoridad militar. Se trataba (y sigue tratándose en la historia de la política militar) de la planificación y organización de las campañas y de su inserción en una estrategia global. Así, las medidas individuales ("pasos tácticos") deben integrarse en un plan complejo a largo plazo con objetivos claramente definidos. A partir de las referencias militares se comprende que el concepto de estrategia no sólo se refiere a la planificación de las propias acciones, sino también a la propia posición en relación con otros que compiten con uno mismo, en el caso de la guerra incluso en amarga oposición o enemistad. Incluso cuando se traslada al ámbito inicialmente no beligerante de la economía, el concepto de estrategia sigue transmitiendo no sólo ser mejor que el otro, sino también someterse a él.
Pero al mismo tiempo, la tradición de origen en la política militar está ligada a ideas generales sobre el carácter de la acción estratégica de las personas o de las organizaciones humanas que, a la luz de la experiencia actual, deben ser revisadas urgentemente. Por un lado, existe una concepción centralista de la planificación que no confía en que los "subordinados" realicen aportaciones significativas a los buenos planes. El trasfondo cultural-histórico de la organización militar es el deber y la obediencia. Lo que en un ejército servía como estilo de liderazgo autoritario para mantener unidas a las tropas, arriesgando inevitablemente la vida y la integridad física, se convirtió en la cultura social autocentrada y con tintes autoritarios del siglo XX, en una comprensión científica del deber y la obediencia. Se trata de la afirmación de que cuanto más estructurada y administrada de forma centralizada esté una organización, más eficaz puede ser.
En la práctica de la administración empresarial, esta creencia todavía se puede encontrar en algunos lugares hasta el día de hoy, en teoría experimentó su punto álgido en la primera mitad del siglo XX en particular. Frederick Winslow Taylor, reconocido por partidarios y detractores como el fundador de la administración científica (Taylor 1913), desarrolló la idea de que todos los procesos llevados a cabo por los que realizaban el trabajo debían ser mapeados, duplicados por así decirlo, por la dirección para poder conseguir el máximo rendimiento de los que realizaban el trabajo: la dirección debía saber lo máximo posible porque deberían (poder) decidirlo todo ellos mismos.
Hasta bastante después de la Segunda Guerra Mundial, las condiciones políticas globales hicieron muy difícil alejarse de la falacia basada en la organización de máximo centralismo = máxima eficacia. En el frente entre los defensores de las condiciones capitalistas de libre mercado y los que luchaban por una alternativa socialista o comunista, se mantuvo un clima de lucha de clases que estabilizó esta creencia errónea:
- En los países que se describen a sí mismos como socialistas, se cultivó el centralismo como la forma más elevada de racionalidad,
- En los países capitalistas de economía de mercado se defendió teórica y prácticamente la yuxtaposición de los responsables de la toma de decisiones y el trabajo ejecutivo, constituido por así decirlo por dos campos.
Así, incluso en el enfoque académico de la cuestión del centralismo de las organizaciones a nivel internacional en los años sesenta y setenta del siglo XX, hubo una extraña mezcla. La mayor estima de realizar un trabajo humano fue inicialmente combatida por los sindicatos y los políticos bajo fórmulas de "humanización del trabajo". Sólo gradualmente, en el proceso de estas disputas más bien políticas, comenzó a prevalecer la idea científica de que una reducción del centralismo de la organización empresarial puede liberar un potencial de innovación hasta ahora no utilizado.
Esto se pone de manifiesto en el concepto de intraemprendimiento, acuñado con decisión por Pinchot (1985). Del intraemprendimiento, en el que se debe promover el comportamiento empresarial en todos los niveles de una organización. La reducción del centralismo de la organización no sólo es más humana, sino también más eficaz. Y la capacidad de la empresa para elaborar estrategias en un entorno competitivo se ve naturalmente reforzada cuando se permite que un mayor número de personal cualificado de la empresa participe activamente en los procesos de elaboración de la estrategia, sin que se suprima o borre la jerarquía básica de la empresa.
El hermano gemelo de la creencia en la eficacia del centralismo para estructurar las organizaciones es la fuerte creencia en la planificabilidad de las acciones estratégicas. Aunque se dice que el comandante prusiano del siglo XIX, Von Moltke, dijo que el más bello de los planes muere en el primer contacto con el enemigo, la confianza en la capacidad de aplicar los planes tal y como fueron concebidos previamente sigue siendo fuerte. Por supuesto, aquí también interviene un mecanismo de defensa humano elemental, a saber: resistirse a que todo sea mucho más complicado de lo que uno quisiera.
La ciencia de la administración estratégica ha sido y seguirá siendo llamada a hacer mucho en esta área: Proporcionar métodos e instrumentos adecuados ("herramientas") con los que la administración de las empresas en competencia pueda realizarse de la forma más planificada posible.
Sin embargo, los orígenes del concepto de estrategia en la administración de empresas fueron todo menos todo menos sistemático. Por ejemplo, algunos atribuyen la introducción del concepto de estrategia a la Havard Business School, que en 1911 ofreció un curso con el título de Política de Empresa, con el fin de crear una conclusión conceptual del curso de Estudios (Steinmann, 1969).
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