Administradores en roma

Las funciones del los administradores en la antigua Roma estaban basados en el mandato, este se sustentaba por medio de contratos en los cuales el mandante relegaba a otra persona (mandatario) sus actos de manejar, gobernar y cuidar negocios, practicando la delegación de poder y subordinado al hecho. Revelando así que los romanos tenían un gran conocimiento administrativo. La estructura político administrativa la representaba el monarca, que estaba a cargo de lo administrativo, lo religioso, y militar. Y contaba con diferentes funcionarios que tenían la responsabilidad del funcionamiento de la administración en general como los llamados ediles estos eran los encargados del orden en las calles y los mercados; los prestores que administraban la justicia civil; los cuestores que tenían que ver con los impuestos y finanzas; por último los tribunos que se su actividad era la situación bélica y protección del imperio. De esta manera se tenía el funcionamiento y productividad que requería el monarca, así como el control de las riquezas y bienes.

Comparando las actividades de los administradores antiguos con los actuales encontramos que los primeros administradores les relegaban la responsabilidad de actividades o acciones de trabajo y negocios de terceras personas mediante un documento y esto únicamente para un beneficio individual; diferente a la funciones del actual administrador, que aunque el algún momento delega responsabilidades es para el bien de toda la organización.

Por otro lado los funcionarios antiguos estaban enfocados a una sola actividad profesionalizándose en una sola área, habiendo una gran diferencia con los administradores actuales, ya que el administrador actual puede realizar diferentes actividades y en diferentes áreas si es que así se lo propone ya que está capacitado para realizarlas.

Así también el administrador actual cuenta con la capacidad de realizar su función de administrador, orientado siempre por el diagnostico y decisiones concretas, respaldado por el estudio de su profesión y utilizando sus habilidades conceptuales, creando de manera continua acciones innovadoras para el desarrollo y productividad común. Lo contrario del administrador antiguo, que desarrollaba su función de administrador basado en su propio razonamiento y comportamiento, queriendo tener siempre un beneficio de carácter lucrativo particular.

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