Buque De Carga
Enviado por asdfghjkl321654 • 27 de Julio de 2014 • 3.402 Palabras (14 Páginas) • 286 Visitas
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3.3.06
Resumen María
Tema
Maria fue publicada en 1867 en la cual hace canto a la naturaleza y al paisaje del valle del cauca como escenario de amor.
Para realizar Maria, Jorge Isaacs se inspiro en un hecho real. Maria existió de verdad. Era una niña llamada Esther, que ala muerte de su madre fue traída desde jamaica al hogar del padre del poeta en la hacienda El paraíso. Desde muy niño, Jorge Isaacs se impresiono por la belleza de la joven y poco a poco se fue enamorando de ella. La vida de Maria fue breve ya que sufría de epilepsia, y tras su muerte el joven poeta fue idealizando su amor frustrado: con su imaginación embelleció el paisaje, eternizo la memoria de su amada Maria y quedo para siempre el autor de la novela bajo el nombre de Efraín.
Argumento
Capitulo 1
Era yo un chiquillo cuando mis padre mandaron para el colegio mas famoso de toda la replúbica. Logre dormir la víspera del viaje tenia un presentimiento de los muchos que habría de después.
La mañana siguientes todos mis familiares esperaban ansiosos decirme adiós, Maria paciente y humilde aguardaba su turno con la manos unidas.
Capitulo 2
Seis años, los últimos de un lujoso agosto me recibieron al regresar al nativo valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era la ultima jornada de viaje y yo gozaba de la mas perfumada mañana de verano... Estaba mudo ante tanta belleza, cuyo recuerdo había querido conservar en la memoria por que alguna de mis estrofas, admiradas por mis condiscípulos, tenían ella pálidas tintas... Así el cielo, los horizontes las pampas y los cumbres del cauca hacen enmudecer a quien las contempla. Las grandes bellezas de la creación no pueden aun tiempo ser vistas y contadas: es necesario que vuelvan al alma; empalidecidas por la memoria fiel.
Capitulo 3
Sentado entre mis padres a la cabecera de la mesa, las mujeres se empeñaban en hacerme probar su colaciones y cremas, sonrojándose aquella a quien yo dirigiera palabra de complacencia o admiración.
Maria me ocultaba tenazmente sus ojos mas puede admirar en ellos la hermosura de las jóvenes de su raza lo mismo que aquellos labios rojos, húmedos y graciosamente interactivos que me hicieron ver en algún instante el arco simétrico de una bellísima dentadura.
Capitulo 4
Aquella noche soñé que Maria entraba a renovar las flores de mi mesa y que al salir había rozado la cortinas de mi lecho con su vaporosa falda de muselina.
Y fue al despertar cuando su voz llego a mis oídos, pura y dulce la misma de antaño pero mas grave y con amplitud para prestarse a todas las modulación de la ternura y la pasión.
Luego que me hube arreglado la divise a través de la ventana en una de las calles del jardín acompañada de Emma.
Capitulo 5
Tres días mas tarde había de salir con mi padre a visitar sus haciendas cuyo funcionamiento me inspiraba viva curiosidad e interés.
Como el viaje nos ocuparía varias fechas entristecieronse un tanto mis hermanas y me rogaron mas de lo estrictamente necesario. Maria no me suplico pero la vi seguir con los ojos todos mis preparativos de marcha.
Las pertenencias de mi padre habían mejorado mucho en los últimos años: Una costosa fabrica de azúcar, muchas fanegas de caña para abastecerla, dehesas con ganado vacuno y caballar, buenos cebaderos y un hermoso edificio-habitación señalaban lo mas notable de la hacienda en ``tierra caliente ´´.
Los esclavos bien vestidos y contentos hasta donde es posible estarlo en la servidumbre eran sumisos y cariñosos para con su amo.
Encontré a muchos de los que, siendo niños me enseñaban a poner trampas a las perdices y guatines en la espesedura de los bosques; todos me reconocieron con inequívocas señales de agrado.
Capitulo 6
La visita a la hacienda me ocupo cuatro jornadas. Al regreso estaba colocando Maria una lámpara en una de la mesa del salón, cuando me acerque a saludarla.
Pareciome ligeramente pálida y alrededor de sus ojos había una leve sombra,. Imperceptible para quien la mirara con menos entrega que yo.
Volvía a ella el rostro hacia mi padre que llegaba entonces y pude ver que en el nacimiento de una trenza conservaba un clavel agostado; acaso el mismo que yo le diera la víspera de mi salida hacia el valle.
Capitulo 7
Cuando mi padre visito en su ultimo viaje a las antillas, su primo Salomón acababa de perder su esposa.
Los dos hombres habían venido juntos a Sudamérica donde mi padre se enamoro de la hija de un español intrépido capitán de navío luchador por la causa de España y que murió fusilado en Majagual el 20 de mayo de 1820.
Capitulo 8
Al reunirse para la cena faltaba Maria imagine que sus ocupaciones la habían demorado mas de lo de costumbre.
Emma la disculpo diciendo que desde la tarde padecía dolor de cabeza y en ese momento parecía dormir.
Yo disimule mis impresiones hablando de las mejoras que encontraba en la finca, pero la sobremesa duro poco tiempo.
Capitulo 9
Trate al día siguiente de apaciguar dedicándome ala caza en la que mi fiel``Mayo ´´ el perro mas inteligente del lugar me entretuvo espantando garzas de sus dormideros loros que salían delo guadales y diostedés en el corazón de la sierra.
Capitulo 10
Hice mil esfuerzos para mostrarme jovial aquel día. Durante la comida Hable con entusiasmo de las hermosas mujeres de Bogota ponderando intencionadamente las gracias y el ingenio de NN... Mi padre gozaba oyéndome, Emma hubiera prolongado la sobre mesa y Maria se mantuvo en silencio Aunque sus mejillas palidecieron de una vez.
Capitulo 11
Nunca las auroras de julio en el cauca fueron tan bellas como Maria cuando se me presento ala mañana siguiente momentos después del baño: sus cabellos de carey sombreado, sueltos a medio rizar la mejillas de color de rosa suavemente desvanecido y en instantes avivado por el rubor jugando en sus labios aquella sonrisa que en mujeres como Maria revela una felicidad que no puede ocultar.
Capitulo 12
Una tarde al regreso de mi habitual caminata me pareció notar signos de preocupación en los criados con quienes tropecé al llegar a casa.
Por Emma tuve la noticia de que Maria había sufrido un ataque nervioso que le hizo perder el conocimiento.
Corrí a la alcoba de la enferma y dominando las ansias que me impelían a estrecharla contra mi corazón para volverla a la vida pare desconcertado al pie del lecho. Allí estaba mi padre volviendo sus ojos de mi a ella varias veces con gesto
...