Casos Escándalo
Enviado por gherco • 3 de Septiembre de 2012 • 5.093 Palabras (21 Páginas) • 445 Visitas
“Casos Escándalo”
A propósito del último escándalo financiero que sacude al mundo y que tiene a Wall Street con los pelos de punta, puede resultar útil hacer un recuento de los mayores fraudes financieros de los últimos años, tomando en cuenta que este 2008 ha batido todos los récords imaginables en materia de fallas sistémicas y quiebres en el eje del modelo económico. En algunos casos, como el acontecido por Jerome Kerviel, el broker del banco francés Societe Genérale que produjo pérdidas por un monto de 7.000 millones de dólares, aparece una persona. En otros, como los casos de Enron y Worldcom aparecen empresas.
Cuando se trata de una empresa que aparece liderando la estafa no cabe duda de que su reputación se va al piso junto a sus acciones, y la pérdida de confianza precipita el descalabro. Esto ocurrió con Enron y Worldcom, dos de las mayores empresas estadounidenses que a principios de la década protagonizaron los mayores escándalos financieros de la llamada globalización de capitales. No había crisis ni nada. Simplemente operaciones marcadas por la ambición y el olfatillo de que “todo va a ir bien” pues tal como dice Gordon Gekko en la película Wall Street“La codicia es buena”. Pero si detrás del escándalo sólo aparece una persona, la justicia es más severa y el mercado más comprensivo. Habrá que ver qué pasa con la última perla protagonizada por Bernard Madoff y de la cual el FBI habla de un fraude de 50.000 millones de dólares.
Junto a los dos escándalos ya mencionados, Madoff y Kerviel, la lista de este “ranking” la completan los siguientes datos que han sacudido a la economía en los últimos años:
Enron, la mayor empresa distribuidora de energía ocultó durante años pérdidas millonarias hasta que quebró en diciembre de 2001. Sus pasivos ascendían a más de 30 mil millones de dólares. La empresa auditora Andersen resultó sospechosa de haber destruido documentos comprometedores. Las pérdidas de este fraude llegaron a los 63.400 millones de dólares.
El laboratorio Merck, a mediados de 2002 infló su facturación en 14.000 millones de dólares, pese a que dichos fondos correspondían a su subsidiaria Medco, encargada de proveer remedios a precios de descuento a varias cadenas de farmacia. Merck contabilizó en su columna de gastos los 14 mil millones de dólares para equilibrar las cuentas, pero el ingreso no le pertenecía y adoptó la cifra sólo para inflar las ganancias. Aunque este caso no se considera técnicamente un fraude, Merck vivió una tensa semana en Wall Street hasta poder aclarar la situación.
La telefónica Worldcom, segunda más importante de su tipo en EEUU, falsificó cuentas de utilidades por un total de 3.850 millones de dólares. Cuando se supo la noticia sus acciones bajaron bruscamente en más de 94%.
Yasuo Hamanaka era el principal inversionista en cobre de la corporación japonesa Sumitomo. Era conocido como “Sr. 5%” porque controlaba anualmente cerca del 5% del suministro mundial de cobre. En 1996, la compañía anunció pérdidas de 2.600 millones de dólares debido a operaciones no autorizadas de Hamanaka en la Bolsa de Metales de Londres. También lo acusaron de falsificar las firmas de dos de sus superiores en cartas a inversionistas extranjeros. Fue sentenciado a ocho años de prisión y salió en libertad.
En 1995 el corredor de bolsa Nick Leeson provocó el colapso del banco británico Barings al perder más de 1.300 millones de dólares invirtiendo en el índice Nikkei de Japón. Leeson dirigía desde la sede del banco en Singapur las operaciones de futuros en los mercados asiáticos y apostó ¡a la caída del yen!. El banco perdió todas sus reservas lo que lo llevó a la quiebra. Este caso fue uno de los más espectaculares pues el Barings tenía 230 años de historia y gestionaba el patrimonio de la Reina Isabel de Inglaterra. Quedó en la bancarrota. Desapareció del mapa y a los pocos meses fue vendido simbólicamente en una libra esterlina al banco holandés ING. En su confesión, Leeson declaró que sus operaciones tenían por objetivo ayudar a unos compañeros que habían generado pérdidas, pero las pérdidas nunca se recuperaron y se convirtieron en una bola de nieve hasta que reventaron.
En el año 2005, Liu Qibing, un operador en la Bolsa de Metales de Londres que trabajaba supuestamente en representación del gobierno chino, apostó erróneamente a que el precio del cobre iba a caer, acumulando pérdidas por más de 800 millones de dólares. El buró de la Reserva Estatal de Shangai donde supuestamente trabaja Liu Qibing, negó conocerlo.
En 2002, el operador de divisas estadounidense John Rusnak, empleado del banco Allied Irish Bank (AIB), fue acusado de falsificar documentos para encubrir malas inversiones. El banco dijo que, como resultado, perdió 750 millones de dólares. Después de una investigación de cuatro meses, fue acusado formalmente ante un jurado federal. La fiscalía dijo que Rusnak no se benefició personalmente de las pérdidas, que fueron en su mayoría en transacciones entre el dólar estadounidense y el yen japonés. Según informes, él le confesó al FBI que sus deudas se acumularon mientras trataba de concebir una táctica para recuperar el dinero perdido sin tener que admitir a sus jefes el problema inicial. En 2003, fue sentenciado a siete años y medio de prisión, luego de llegar a un acuerdo con la fiscalía.
Peter Young, un gestor de fondos del banco británico Morgan Grenfell, luego adquirido por Deutsche Bank, fue acusado en 1998 de haber causado pérdidas por más de 220 millones de libras esterlinas, en inversiones no autorizadas. Según Morgan Grenfell, Young empleó dinero invertido en tres grandes fondos europeos de la compañía para comprar acciones muy especulativas. En diciembre de 2000, un jurado determinó que no estaba mentalmente capacitado para ir a juicio, luego de que se presentara ante un tribunal de Londres vestido de mujer.
Una interesante encuesta realizada por The Wall Street Journal en el año 2005 demostró que gran parte de los escándalos financieros han sido protagonizados por egresados de la Universidad de Harvard. La mala reputación de esta escuela de negocios le ha marcado un estigma: genera la obsesión –eje del capitalismo- de hacer dinero pasando por encima de todo principio ético, sin más ley que el enriquecimiento rápido y la avaricia, siguiendo las huella de Gordon Gekko, el personaje de la película de Oliver Stone, ampliamente conocido por su famosa frase: “La codicia, es buena”.
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