Casos de restauración
Enviado por Martinmig5 • 7 de Noviembre de 2019 • Apuntes • 98.003 Palabras (393 Páginas) • 72 Visitas
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PRÓLOGO JOSÉ ANDRÉS
PRÓLOGO MARTÍN BERASATEGUI
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1. EL PERFIL DEL EMPRENDEDOR GASTRONÓMICO
CAPÍTULO 2. CLAVES PARA CRECER COMO EMPRENDEDORES: LA FORMACIÓN EN BASQUE CULINARY CENTER
CAPÍTULO 3. TENDENCIAS DE NEGOCIO EN EL SECTOR GASTRONÓMICO
CAPÍTULO 4. 60 CASOS PRÁCTICOS DE EMPRENDEDORES GASTRONÓMICOS
INTRODUCCIÓN
DAVID ALFONSO, JAVIER GOYA Y JAVIER MAYOR
ALBERTO ALONSO Y IAGO CASTRILLÓN
BEA ALONSO Y LUIS GARCÍA
MANUEL ALONSO
CRISTINA, JAVIER, JORGE Y MIRIAM DE ANDRÉS
NACHO APARICIO Y DAVID YLLERA
JOAQUÍN BAEZA RUFETE
MIGUEL BARRERA
RAFAEL BELLIDO
JAVIER BONET
MIGUEL BONET
ROBERTO CABRERA
CHIQUI CALLEJA, FERNANDO NICOLÁS Y CARLOS SAIZ
RICARD CAMARENA
ESTANIS CARENZO Y PABLO GIUDICE
DANI CARNERO
MATEU CASAÑAS, ORIOL CASTRO Y EDUARD XATRUCH
ÁLVARO CASTELLANOS E IVÁN MORALES
MARCOS CERQUEIRO Y IAGO PAZOS
FERNANDO CÓRDOBA
JAVIER COTORRUELO Y TONI ROMERO
CARLOS CRESPO Y PACO QUIRÓS
QUIQUE DACOSTA
MARTIN ECCIUS, MARÍA FERNÁNDEZ SANTOYO Y ROBERTO RUIZ
JOSÉ FUENTES Y LAURA LÓPEZ
DIEGO GALLEGOS
ANXO GARCÍA
DANI GARCÍA
JOSÉ CARLOS GARCÍA
RODRIGO GARCÍA FONSECA, JOHN HUSBY Y LORENA MAURIA
AMAIA GARCÍA DE ALBIZU Y EDORTA LAMO
DIEGO GUERRERO Y TINUCA MAESTRO
DANIEL GUZMÁN Y JULIO SOTOMAYOR
SACHA HORMAECHEA
GONZALO JURADO
ALBERTO LAREO
DANIEL LÓPEZ
JUANJO LÓPEZ BEDMAR
DAVID LÓPEZ GAMERO
ÓSCAR MANRESA
CÉSAR MARTÍN
ALBERTO MARTÍNEZ
PACO MORALES
KIKO MOYA Y ALBERTO REDRADO
JAVIER OLLEROS
VICENTE PATIÑO
PACO PÉREZ
FINA PUIGDEVALL Y MANEL PUIGVERT
GONZALO RAMÍREZ MIQUEL
NINO REDRUELLO
MARIO RÍOS, CURRO SÁNCHEZ-NORIEGA Y JAVIER VÁZQUEZ
BEGOÑA RODRIGO
GORKA RODRÍGUEZ
JUAN ANDRÉS RODRÍGUEZ MORILLA
PACO RONCERO
DIEGO, MARIO Y RAFAEL SANDOVAL
PEPE SOLLA
CARLES TEJEDOR
ENRIQUE VALENTÍ
CARLOS Y LUCÍA ZAMORA
BIBLIOGRAFÍA
CONTRAPORTADA
CRÉDITOS
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PRÓLOGO
JOSÉ ANDRÉS
Empezar un negocio no es fácil. No sucede de la noche a la mañana, no se produce por accidente ni se da como un hecho aislado. Emprender un nuevo negocio lleva tiempo, energía y muchas, muchas noches sin dormir. Es una gran aventura en la que el factor suerte no existe. La suerte solo aparece cuando la buscas. Si te quedas cruzado de brazos esperando a que llame a tu puerta, nunca te encontrará. Debemos mostrarnos activos, en movimiento, buscando sin dejar de observar para encontrar la próxima gran aventura que asoma por el horizonte.
Cuando vine por primera vez a América, hace más de veinticinco años, estaba buscando mi siguiente gran aventura con mis ilusiones puestas en el futuro. Es fácil enfocarse en lo que está enfrente de ti: esa olla llena de sopa, la puerta que se balancea de la cocina, los comensales; pero puede ser muy difícil mirar más allá de lo que te rodea.
Pero encontré gente increíble y ellos me encontraron a mí. Mis primeros socios de negocios me acogieron en una nueva empresa, en la que crecimos juntos. Al principio, fui cocinero; después, me convertí en chef; y, luego, en propietario. Reconocí que me faltaban algunas habilidades y siempre intenté rodearme de personas que tenían lo que a mí me faltaba o lo que más necesitaba. Todos dimos la bienvenida a nuevas personas, nuevos profesionales mejores que nosotros en lo que hacían y, de esta manera, crecimos juntos. Como los mosqueteros de Dumas, los mejores equipos tienen una mentalidad de «Todos para uno y uno para todos». Es la única manera de alcanzar el éxito. Llevar un negocio solo es arriesgado. Hay un proverbio africano que dice: «Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado». Los mejores éxitos son compartidos y, cuando se cometen errores, es la mejor manera de aprender de ellos.
Creo que muchos chefs y otros profesionales en el negocio de la comida son unos artistas y contadores de historias maravillosos. Sin embargo, nosotros tenemos un reto diferente al de los pintores o compositores. Un pintor crea un cuadro increíble y se le recordará por siglos; un compositor puede escribir asombrosas piezas musicales y serán escuchadas por generaciones. Pero los chefs son solo tan buenos como el último plato que sirvieron. A nosotros se nos juzga cada día por la comida que ponemos en el plato y, si tienes un mal día que provoque una mala experiencia en un cliente, es difícil de superar.
Esto para mí es una motivación más para el éxito. No nos podemos quedar de brazos cruzados y permitir que un plato popular defina nuestra carrera. Aunque tengamos una buena crítica o una estrella Michelin, no podemos descansar y tomarnos un respiro. Los restaurantes se convierten en buenos solo después de trabajar en ellos durante un tiempo. Es la práctica lo que los hace buenos. Si un cliente viene y tiene una experiencia frustrante o un plato que no sale como debiera, todo lo que hiciste antes deja de ser importante. Lo único que importa es ese último plato.
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