Casos empresas de familia
Enviado por Mario Enrique Sosa • 24 de Agosto de 2019 • Apuntes • 1.738 Palabras (7 Páginas) • 97 Visitas
Caso 1
Tomado de empresa familiar agropecuaria, de María Marta Ducos y Elisa Ulloa de Porrúa.
La familia de Sebastián Sinclair tiene un campo de 500 hectáreas en el oeste de la provincia de Buenos Aires que durante muchos años funcionó como empresa unipersonal de César Sinclair, quien lo heredó de su madre. César conocía muy poco de campo, pues durante generaciones esa tierra que heredó había estado arrendada. De todos modos, al recibirla decidió complementar su actividad comercial con un pequeño establecimiento agropecuario. Durante los diez primeros años reinvirtió toda la ganancia en mejorar la empresa, y también el dinero originado en su otra actividad. Cierta habilidad para los negocios le permitió armar un excelente establecimiento de producción mixta, actividad complementada desde hace 5 años con un tambo muy bien instalado.
En el campo trabajan dos de sus hijos, el mayor de los cuales, Sebastián, es responsable de la actividad lechera. “Reconozco que el empleo me permite vivir bien”, comentaba a sus amigos “pero siento que en muchos aspectos me impide realizarme profesionalmente, repercutiendo en mi crecimiento personal”.
Cuando mi padre ofreció ocuparme del campo, debí abandonar algunos trabajos que había tomado como ingeniero agrónomo. Según su propuesta, en tres años delegaria en mí la actividad de la empresa lechera, tanto en el aspecto productivo como en el empresario. Indirectamente mencionó la intención de formar una empresa familiar, pero no pasó de eso.
Mi plan perfectamente analizado antes de decidir, fue montar un tambo moderno bajo mi responsabilidad. Por esto, cuando mi hermano menor decidió dejar los estudios, le propuse entrar a trabajar como mi segundo para ir probando.
Una condición establecida desde el comienzo fue construir una casa independiente destinada a mi vivienda.
Son precisamente estos dos aspectos la fuente de los problemas y, si no se solucionan, pueden ser motivo de mi retiro.
Con relación al trabajo de mi hermano, mi padre lo considera muy joven para cobrar la retribución adecuada a la tarea que cumple. Las discusiones sobre el tema terminaron con un autoritario "el dueño todavía soy yo, además de ser el padre, y seré quien decida la retribución de tu hermano”.
En cuanto a la vivienda independiente para el responsable del tambo -en este caso yo-, que debería considerarse una inversión, se ha demorado con el pretexto de que tengo en la casa grande suficiente comodidad para dos familias, con lo cual mi mujer y yo disentimos.
Además tampoco se ha efectivizado la promesa de conferirme la responsabilidad total sobre la actividad lechera. A mi juicio ese aspecto está influyendo en el crecimiento de la empresa, pues mi padre - que reconozco es el dueño pues la firma sigue siendo unipersonal- se niega a encarar nuevas actividades, como serían la venta de vaquillonas lecheras preñadas o la instalación de una fábrica artesanal de quesos. Así están las cosas, la decisión a tomar parece ser conflictiva.
Caso 2
Tomado de empresa familiar agropecuaria, de María Marta Ducos y Elisa Ulloa de Porrúa.
““Los Laureles”” es un campo de 600 hectáreas ubicado en el centro de la provincia de Santa Fe. Durante más de 40 años fue manejado personalmente por su dueño, Juan Cortés. Solamente en los últimos tiempos acepto alguna ayuda de sus hijos Pablo y Jorge, médico el primero y dueño de una inmobiliaria el segundo. El fallecimiento repentino del padre les hizo tomar conciencia de que no conocían mucho de la empresa, aparte de los aspectos productivos en que habían intervenido alguna vez. Además, les preocupaba mucho la situación de la madre que, separada de su marido, dependía económicamente de la suma que recibía, originada precisamente en el campo.
El hecho de que sus padres no hubieran efectivizado el divorcio y de que “Los Laureles” fueran bien propio de Juan Cortés, colocaba a madre e hijos casi en igualdad de condiciones con relación a la herencia, aún considerando los bienes gananciales. A todos les pareció lógico integrarse en una empresa a partir de constituir una sociedad de hecho.
Algunas historias familiares, la situación no demasiado floreciente de la actividad, y, sobre todo el carácter de la madre, sumamente desconfiada, llevo a los dos hermanos a darle de entrada la mayor información posible. Al pertenecer “Los Laureles” a un grupo CREA facilitó la tarea de armar un informe completo, que estuvo a cargo de Jorge, quien vivía en un pueblo cercano. Un inventario de la existencia ganadera y de los planes agrícolas para el año fue el punto de partida. Se completó con el cronograma de ingresos y egresos, incluído en primer lugar la suma que mensualmente recibía la señora. A ello se agregó el rubro de gastos, de acuerdo a los programas en marcha, como así una reserva para el pago de los trámites sucesorios, estimándose qué ventas podrían hacerse hasta el fin del ejercicio y qué podía preverse en el mismo rubro para el siguiente. Resultado de todo ello: No quedaría un solo peso para retiros de los hijos.
Al profundizar el análisis se dieron cuenta de que el padre habría estado viviendo en los últimos años de modo muy austero, con la renta de un pequeño capital que logró reunir ahorrando las sumas percibidas durante varios años en que se desempeñó como asesor provincial, algo que todos desconocían, como también que había renunciado a la jubilación por esa tarea.
Pese al panorama poco alentador, Jorge y Pablo decidieron seguir adelante, repartiéndose el manejo de “Los Laureles” y manteniendo la estructura con que contaba el padre. También siguieron asociados al CREA, con el propósito de encontrar ideas para solucionar los problemas que enfrentaban.
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