Comercio justo en México
Enviado por monica_9507 • 7 de Junio de 2012 • Trabajo • 1.413 Palabras (6 Páginas) • 971 Visitas
Ensayo
Comercio justo en México
El comercio en México originalmente y personalmente; hasta la fecha es injusta. Pues el campesino trabaja la tierra desde ararla, fertilizarla, sembrarla y finalmente cosecharla. Suena fácil pero es un trabajo de meses y de mucha paciencia.
Cuando finalmente llega la esperada cosecha, muy necesaria, podría decirse que son indispensables para nosotros los consumidores. Los distribuidores compran el producto en muy poco y lo venden muchas veces por el triple, esto se debe a que se vuelve un circulo vicioso al momento de el agricultor invertir, esperar la cosecha quererla vender a un precio razonable y que los compradores pongan el precio que a ellos les conviene sabiendo que el campesino no puede perder tiempo después de cosechar pues el producto tiene caducidad siendo ese el motivo que presiona a los campesinos.
Una de las opciones para tratar de arreglar el problema fue la iniciativa propuesta en el año de 1968 a partir de la conferencia de las naciones unidas sobre comercio y desarrollo, esto fue apoyado por varias organizaciones gubernamentales, la organización de las naciones unidas y por movimientos sociales y políticos tales como el pacifismo y el ecologismo que promueven una relación comercial voluntaria y justa entre productores y consumidores.
A esto se le suma que en los años 70 una organización llamada S.O.S, se le abría paso a un mercado con diferentes adjetivos: alternativo, solidario, equitativo o justo. Se trataba regularmente de organismos civiles (las llamadas OCA) en los países occidentales que habían incurrido en la comercialización de productos de pequeña/os productores de países con alto grado de marginación. Estos productos, de múltiples marcado, se comercializaban generalmente a través de las llamadas Tiendas del Tercer Mundo. Se trataba igualmente de café de Nicaragua, té de la India o artesanía mexicana.
Este tipo de comercialización fue el primer intento por promover en el consumidor una actitud de responsabilidad social y económica hacia el productor y su problemática. Las tiendas funcionaban muchas veces con personal voluntario altamente motivado. Sin embargo el sistema tenía muchas limitaciones en cuanto a su significado como instrumento de distribución.
En el caso del café, el volumen que se lograba colocar en el mercado a través de estas tiendas era mínimo en el contexto del mercado de café en general y de los niveles de producción de la/os pequeños productores involucrados. Las posibilidades de ampliación de este mercado eran muy limitadas considerando la limitada red de distribución y la imagen de mala calidad que tenía la mayoría de sus marcas.
A finales de los años 80, pequeños productores que habían vendido un poco de su producto en estos mercados solidarios, en particular los productores de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), hicieron un llamado a las OCA y organismos civiles solidarios, a buscar, juntos con los productores, otro esquema de comercialización que permitiera colocar un mayor volumen de café en el mercado, bajo condiciones comerciales justas.
Después de considerar diferentes modelos, se decidió crear un sello de calidad de Comercio justo, al cual se le puso el nombre de un personaje legendario de la literatura holandesa Max Havelaar.
El sello Max Havelaar fue el primer sello de Comercio justo, y sentó las bases para la expansión de un nuevo modelo de Comercio justo. El modelo consistía en los siguientes elementos básicos:
• Cualquier marca de café podía utilizar el sello en sus empaques, mientras cumpliera con los criterios del Comercio justo.
• Que la materia prima del café se comprara exclusivamente de organizaciones de pequeñas productores democráticos e independientes, registradas como tal por el sello.
• Que se les pagara a las organizaciones de productores un «precio mínimo de garantía» en caso que los precios del mercado bajaran a niveles que no permitieran la supervivencia decente de las familias de los productores.
• Que se le pagara a la organización de productores un premio social, es decir, un sobreprecio con el cual ésta podría financiar proyectos de desarrollo comunitario.
• Que, en lo posible, se les ofreciera a las organizaciones de pequeña/os productores facilidades de pre financiamiento de los contratos de compra-venta, hasta un 60%.
La Fundación Max Havelaar hacía promoción del sello y del Comercio justo en general a la/os consumidores. Para financiar las campañas publicitarias la fundación cobraba derechos de uso de marca a los
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