DEPORTES ORTEGA

La situación principal de la empresa es cuando se percata el Sr. Ortega de que el saldo de caja había bajado en un nivel muy bajo de todos los últimos años, lo que realmente es alarmante debido a que presentaba ventas altas, la preocupación principal era no poder cubrir los pagos a proveedores los cuales le ofrecían descuentos sobre facturas o porcentaje de 3% sobre la factura a 10 días, el Consejo de la Compañía le había estado insistiendo en la posibilidad de contar con alguna herramienta financiera que les permitiera analizar el desempeño de la empresa, sus tendencias y expectativas futuras.

Durante las reuniones de Consejo siempre se presentaban los estados financieros, pero era clara la necesidad de un análisis previo, para poder interpretarlos y tomar decisiones con ellos. Como la mayoría de los consejeros no estaban familiarizados con las finanzas, solían pasar por alto la información financiera y dedicar más tiempo a la parte comercial y estratégica. El señor Ortega pensaba que esta información era vital, que debería revisarse con más cuidado y detenimiento y buscaba las variables financieras críticas que le permitieran monitorear mejor su negocio.

Deportes Ortega prosperó casi de inmediato. El crecimiento de las ventas fue particularmente rápido. En 2003 se lograron ventas de casi $14.4 millones de pesos. Deportes Ortega había sido rentable desde su primer trimestre de operación, aunque en los últimos años, los aumentos de las utilidades no habían logrado alcanzar el nivel del crecimiento de las ventas.

Reflejando las líneas diversificadas que tenía en existencia, así como el clima uniforme del área del Bajío, las ventas de Deportes Ortega no eran marcadamente estacionales. El señor Ortega pensaba que ésta era una ventaja para la compañía en términos financieros, por cuanto obviaba la necesidad de financiar niveles máximos de ventas estacionales.

Las acciones comunes estaban totalmente en poder del señor Ortega y su papá. El control total de la empresa era importante para el señor Ortega, y esto se adaptaba muy bien a su temperamento competitivo. Como política, el 50 por ciento de las ganancias de la compañía habían sido repartidas como dividendos a los dueños; estos dividendos habían sido invertidos regularmente en un fondo de inversión, a fin de darle cierta diversificación a la tenencia de los Ortega. En los últimos dos o tres años, el rendimiento de este fondo no había estado a la altura de las expectativas del señor Ortega.

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