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PÁRRAFO

Tanto niños, niñas y adolescentes con discapacidades (existentes en todas las comunidades, sociedades culturas y religiones), suelen ser rechazados, excluidos, explotados y/o abusados e incluso violentados, cuando en realidad deben ser respetados y apoyados para garantizar el pleno ejercicio de sus derechos y las habilidades que poseen y por las cuales pueden ser productivos para ellos y para la sociedad, además las actitudes hacia las personas con discapacidades varía en las diferentes culturas y religiones, en algunas ocasiones suele ser lástima y en otras de total indiferencia e incluso de exclusión. Generando la falsa creencia que las personas con discapacidad (en especial la intelectual) no pueden elegir lo mejor para ellos o tomen sus propias decisiones y actúen en consecuencia, por lo que en muchas ocasiones son otros quienes terminan decidiendo por ellos, impidiéndoles la posibilidad de educación, salud, trabajo e incluso una vida digna dentro de la comunidad.

Así, un impedimento que se ve como una discapacidad en una cultura puede no serlo en otras, dependiendo de la actitud de los gobiernos, instituciones, ONGs, maestros y padres, y de la comunidad en general. Siendo esta actitud deteminada por las supersticiones, nociones religiosas, los mitos y la falta de comprensión.

Por ejemplo, en muchas culturas, las personas con discapacidades encuentran que su dignidad está no solo impedida sino limitada: no solo tienen que luchar con sus discapacidades sino que también tienen que lidiar conlas personas que los ignoran y evitan y con las mínimas oportunidades para el desarrollo individual que representan, infraestructuras, educación, profesiones, etc.

Para entender el corazón y la mente de una persona, no nos fijemos en lo que ha hecho o ha logrado sino en lo que aspira a hacer.

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