Don quijote de la Mancha
Enviado por Isaias017 • 23 de Enero de 2014 • 1.643 Palabras (7 Páginas) • 360 Visitas
Ensayo: Don quijote de la Mancha;
Miguel de Cervantes y Saavedra.
Imaginen un tipo de 50 años, flaco, de piel amarilla y seca, con una barba larga y canosa, tendido en una cama deshecha rodeado de libros de caballería. Leyendo tan apasionadamente las historias, que no deja dormir a sus vecinos por los gritos que hace a favor del héroe caballero de turno. Imagínense que de pronto observa una esquina del cuarto con detenimiento, y entre los bultos de ropa tirada ve algo que otras veces pasó desapercibido: una armadura latosa y oxidada. El personaje en cuestión decide probársela y ve que anda justa. Dentro del ropero hay una lanza y en su corral, un trasto blanco y decrépito que visto de cerca resulta ser un caballo. El resultado es lógico: estamos frente a un caballero.
¿Qué es un caballero? ¿Para qué vive? Es muy simple, su objetivo es enderezar las injusticias, ayudando a las viudas y a los pobres; recorrer el mundo buscando situaciones en las cuales su brazo ayudará al más débil. Tiene un ideal intachable y desinteresado: hacer el bien y evitar el mal.
¿Cómo fue concebido el Quijote? ¿Cómo una sátira a las novelas de Caballeros? ¿Cómo una crítica a la literatura del momento? ¿Cómo manifestación de hasta dónde puede llegar el idealismo humano? Hay un poco de todo esto. Pero lo más importante es lo que consigue el autor en busca de tales objetivos, y esto es abarcar a todo tipo de lector. La obra se acomoda a las necesidades de cualquiera, y no hay inquietud que no sea satisfecha por los catedráticos consejos del Caballero andante.
Don Quijote fue escrito y publicado en dos partes: la primera apareció a comienzos de 1605 y tuvo un éxito inmediato, y la (verdadera) segunda parte aparece en 1615. Al poco tiempo murió Cervantes, a los 68 años, enfermo de hidropesía, el sábado 23 de abril de 1616. Murió pobre y sin siquiera imaginar que esa sátira que se propuso escribir un día, se transformaría en el símbolo de la literatura castellana. Cada año, en esa fecha, se celebra en el mundo de habla hispana, el día oficial del idioma.
¡Dios te guíe, nata y flor de los andantes caballeros! ¡Dios te dé la victoria, pues llevas la razón de tu parte!
Cap. LVI Parte Segunda
Alonso Quijano, así se llamaba Don Quijote en sus momentos de lucidez, se levantó temprano un día caluroso de julio, se armó de todas sus armas, montó sobre su caballo y salió por la puerta falsa de un corral sin darle aviso a nadie, "apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer (...) abusos que mejorar, y deudas que satisfacer".
Cinco cosas necesita una persona para convertirse en un caballero andante: Un apodo: Don Quijote de la Mancha; otro para su caballo: Rocinante; una mujer a quien encomendarse antes de cada batalla: Dulcinea del Toboso; un escudero: Sancho Panza; y armarse como Caballero conforme a la ley de caballería, requisito exigible para poder tomar armas contra otro Caballero.
Las aventuras del Caballero Andante, que a lo largo de toda la obra se repetirán con mucha frecuencia, tienen dos puntos en común: lo primero es que son situaciones ordinarias en las que él imagina una injusticia y se mete a pelear para enderezarla, y lo segundo es que en casi todas, el resultado le será desfavorable a tal punto, que en cada regreso tendrá menos costillas y menos dientes.
Don Quijote confunde molinos con gigantes, labradores con ejércitos, ovejas con soldados, títeres con seres humanos, hombres disfrazados con encantadores y muchas otras ilusiones inimaginables a un lector discreto. Siempre se mete en el medio creyendo solucionar un entuerto y resulta apaleado en todo su cuerpo. Pero siempre vuelve a intentar nuevas batallas, con el mismo ímpetu y seguro de que su fuerte brazo y su diestra lanza terminarán con cualquier ejército, en un abrir y cerrar de ojos.
Los enemigos más crueles del caballero son los encantadores, demonios que persiguen a Don Quijote cambiando las apariencias de las cosas. Por supuesto que esta es la salida del Quijote para explicar sus constantes disparates. Así cada vez que Sancho trate de ponerlo en razón, él responderá que son los encantadores quienes lo confunden y le impiden distinguir lo que es claro para todos, menos para él.
Pues Don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza, su escudero, lo conoce, y, con todo eso, le sirve y le sigue[...] sin duda alguna debe ser él mas loco y tonto que su amo.
Cap. XXXIII, Parte Segunda.
"En este tiempo solicitó Don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero."
Sancho
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