EL FINANCIAMIENTO PÚBLICO

Financiamiento Público

El financiamiento público es el instrumento eficaz con el que cuenta el Estado, por medio del cual éste, se hace llegar fondos o recursos financieros o medios económicos suficientes para llevar a cabo sus metas de crecimiento y progreso; para sanear su déficit, y cumplir así con las funciones que le son encomendadas y sobre todo brindar los bienes y servicios que los gobernados demandan.

Entre los principales instrumentos de financiamiento del gasto público que suele utilizar El Estado, están el impuesto y el empréstito. De acuerdo con el premio novel de economía, James Buchanan, la vía normal por la un gobierno obtiene los ingresos necesarios para financiar los servicios públicos es el impuesto.

Los impuestos inmersos en el contexto del proceso fiscal, constituyen los precios que los ciudadanos pagan por los beneficios de la actividad pública. Y pese a que el impuesto conlleva implícito de manera inherente una coacción, ello no modifica esta naturaleza básica del proceso fiscal.

En el caso de la deuda o empréstito público, de acuerdo con Leroy Braulieu, es la facultad que tiene el Estado de procurarse la disposición de un capital ajeno, ya sea mediante la promesa de un rembolso en una fecha fija, mediante una remuneración o interés, y cuya duración puede ser limitada o indefinida.

Es decir, la deuda publica, tiene la naturaleza de un empréstito voluntario concertado con particulares, a breve o largo plazo de vencimiento, sobre el mercado interior o el exterior, ya sea de capitales o de dinero.

Para Buchanan, el empréstito para el sector público es un medio esencialmente alternativo de obtener ingresos, cuya esencia de éste proceso de préstamo al contrario del impuesto, es que el gobierno obtiene los ingresos para financiar sus compras mediante títulos públicos con motivo de un empréstito públicos, de personas motivadas por una promesa gubernamental de que el Estado se obliga a proporcionará al adquirente una renta futura.

El punto de vista de la hacienda clásica y moderna son radicalmente opuestos desde la perspectiva económica, los hacendistas clásicos no admiten que el empréstito sea una forma normal por la que el Estado obtenga ingresos, en todos los casos, el empréstito debe atender a circunstancia de carácter excepcional y que la mayoría de las veces causan más mal que bien.

También sostienen, que el pago de los recursos provenientes de un empréstito repercute sobre las generaciones futuras, que serán quienes tendrán que pagar forzosamente, lo que el Estado obtuvo como préstamo.

Los hacendistas modernos, argumentan que el Estado hace recaer la carga del empréstito a las generaciones presentes, y que además de que es una forma normal para obtener financiamiento; ya que el empréstito reduce el capital nacional como cualquier otro tipo de recurso publico.

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