EL SABER DE LOS MAESTROS

EL SABER DE LOS MAESTROS

El desarrollo profesional de los maestros requiere una actitud investigadora que oriente su práctica educativa, esto se refiere a los saberes de los maestros (características, clasificación, conceptualización). Parte de los que saben los maestros, tiene sus raíces en el hábito, el ritual, el presente, la costumbre, la opinión a las meras impresiones. La acción estratégica cuenta con una práctica que le confiere significado material, es más idóneo para la reflexión crítica, pero tanto la teoría como la práctica se contemplan como provisionales y susceptibles de modificación a la luz de la experiencia.

El conocimiento puede bastar con atender los tipos de saberes que los enseñantes poseen y utilizan en su trabajo:

• Sentido común. Consta simplemente de suposiciones u opiniones

• El saber popular. Es el que dice que los alumnos están más tranquilos cuando hace viento.

A continuación se mencionan algunas destrezas que los maestros utilizan para que los alumnos se pongan en fila:

• Saberes contextuales: este conocimiento nos da referencia para valorar la posibilidad de realizar unas aspiraciones

• Conocimientos profesionales. Estrategias de enseñanza y curriculum: sus posibilidades, formas, su sustancia y sus efectos, ideas relacionadas con las teorías morales y sociales y los planteamientos filosóficos generales: sobre cómo pueden y deben interrelacionarse las personas.

Simplificando al máximo, solo es posible cuando lo teórico (el saber organizado) y lo práctico (la acción organizada) pueden tratarse como una problemática unificada, abierta a la reconstrucción de la reflexión y la revisión. El tratar esas teorías como “verdades” o certezas “no problemáticas” trae serias consecuencias, ya que nadie se acuerda de observar sus resultados, en una palabra, al dar por buenas las teorías sin mayor examen quedamos a merced de las buenas ideas del pasado.

La vida social es reflexiva, con lo que se crean nuevas formas de vida social que, a su vez, pueden ser reconstruidas, localizadas en circunstancias históricas y contextos sociales particulares, y como respuestas a unas determinadas preguntas planteadas en el contexto intelectual de una época determinada. “El saber se define a veces como creencia en lo justificadamente cierto”. Para que alguien nos convenza de que sabe, es preciso que veamos cómo sus ideas sobreviven a un examen crítico: que pueden ser justificadas, que superan todos los intentos de demostrar su falsedad, y que no son inverosímiles.

El saber educativo resulta estar ligado a determinados contextos de acción, esto, a su vez, sugiere que deberíamos estar seguros de muy pocas cosas en materia de educación. De esta manera, es fácil que podamos someter nuestras ideas a un examen crítico y empecemos a edificar, no sólo una teoría

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