EL TRABAJO GERENCIAL
Enviado por Natynatynaty • 30 de Mayo de 2016 • Ensayo • 12.044 Palabras (49 Páginas) • 343 Visitas
[pic 1][pic 2]
Curso: Empresas I
CLASE 17
EL TRABAJO GERENCIAL
Profesor
José Luis Farías G.
[pic 3]
Mayo 2016
[pic 4]
Cuando hablamos del trabajo gerencial o qué hacen los gerentes ¿realmente de qué estamos hablando? ¿Existe algo que se pueda denominar trabajo gerencial?, respecto a esta última interrogante, existe suficiente evidencia para obtener una respuesta positiva, son muchos los textos, artículos, revistas y papers – también recetarios de temporada – que se escriben y debaten para dar cuenta de la actividad de los directivos. También existen mitos y fantasías acerca de la actividad. Lo cierto es que las posiciones directivas dejan indiferentes a pocas personas.
Desde otra perspectiva, usted podría concentrarse un breve instante en los gerentes exitosos que haya conocido. ¿Qué situaciones o circunstancias los llevaron a las posiciones gerenciales? ¿Qué corresponde a méritos propios y qué a condiciones favorables? ¿Qué situaciones favorecieron el éxito? ¿Siempre fueron situaciones de éxito? ¿Tienen algunos fracasos esos gerentes exitosos? ¿Está relacionado su éxito con la tolerancia al fracaso? En muchos gerentes se admiran virtudes como no perder la calma durante las crisis, la capacidad para captar la atención de la gente, una visión que le otorga gran capacidad de enfoque y la energía que se requiere para lograr tales propósitos. Es posible que el éxito se explique en buena parte por el calce entre la dinámica de la actividad gerencial – para algunos el vértigo – y los dones o virtudes para realizar este tipo de trabajo.
En el sentido opuesto se puede pensar ¿por qué fracasan los gerentes? ¿Son muchos o pocos los gerentes que fracasan? ¿Cuáles son las causas de tales fracasos?
En parte, los gerentes fracasan por el desajuste entre las capacidades inherentes por un lado y el tipo de trabajo que se debe realizar. Para algunos, los puestos gerenciales son atractivos por los aspectos decorativos: se goza de algunos privilegios – se recibe trato de señor o don –, son posiciones de poder, se cuenta con los anhelados recursos para el beneficio personal, las siempre apreciadas buenas remuneraciones, y en caso de término del contrato se abren los paracaídas de oro[1], es decir, las cuantiosas indemnizaciones. Sin embargo, estas personas – y también las empresas – olvidan que se trata de un tipo de trabajo que debe ejecutarse con eficacia. “Cuando la cabeza está mal, es probable que todo ande mal”. Se marchita la creatividad, la organización se queda sin ideas, el ambiente se deteriora, la desconfianza domina las relaciones entre las personas, la competencia parece un mejor lugar para trabajar, los mejores gerentes y empleados abandonan el barco, incluso algunos abandonan por las mismas o peores condiciones remunerativas, y finalmente el éxodo de clientes.
Respecto a la rotación de empleadores por parte de los gerentes, les cito el siguiente párrafo señalado por Warren Bennis en su mensaje a un conjunto de académicos que le rendían homenaje: “…No hace mucho tiempo cené con un colega de la facultad y con sus padres. El padre se encontraba alrededor de los 70 años, acababa de jubilar como un banquero exitoso. Me comentó que, cuando dirigía su empresa, no contrataba nunca, en serio nunca, a una persona que hubiera pasado ya por tres empleos anteriores. Tenía que suponer que este tipo de personas eran desleales o incompetentes.” ¿Qué comentarios pueden provocar a usted y a mí, declaraciones como éstas?
Hace algunas pocas décadas atrás, los principales ejecutivos de grandes compañías afirmaban que “nunca trabajarían para un competidor”. Como es el caso en la industria internacional de las “colas” y con competidores tan rivalizantes como Coca-Cola y Pepsi. Pero los signos de los tiempos en el ámbito gerencial han cambiado, en la realidad empresarial de Chile es habitual que la prensa de negocios nos alerte de las “operaciones grúas” entre compañías; transferencia de gerentes en multitiendas, cadenas de supermercados, telecomunicaciones y bancos.
Al parecer, el nuevo criterio de actuación es “yo pertenezco al mercado o a la industria y no al pequeño mundo de la compañía”. Las lealtades con la empresa se han cambiado por la dinámica del funcionamiento del mercado. Lo anterior no se explica sólo por cambios en la recompensa monetaria, la situación es más diversa, incluye factores como: el reconocimiento, cambios en la composición de los directorios, conflictos en las empresas familiares, pérdida de autonomía, escaso reconocimiento a la trayectoria y mala relación con los dueños.
En el último tiempo se ha hecho necesaria la reflexión y el debate en torno a equilibrar las preocupaciones entre el trabajo, la familia y el desarrollo personal. Una nueva área de interés es la necesaria dedicación a la reflexión personal. Recordando la advertencia de Sócrates: “Conócete a ti mismo”. El llamado al autoconocimiento podría ser, al menos por algún tiempo, la principal tarea a la que deban dedicarse los gerentes. En este mismo contexto han cobrado relevancia – o será una nueva moda – los seminarios/talleres en calidad de vida en el trabajo.
La naturaleza de la actividad gerencial es un fenómeno complejo, que normalmente acontece en ámbitos que son de mayor complejidad, como ocurre con las organizaciones y sus entornos mediatos e inmediatos. El trabajo de conducir desde el vértice superior se relaciona con la dirección de organizaciones o de unidades al interior de ellas, y también por la responsabilidad que se tiene en alcanzar resultados. Además tiene mucha aceptación que el dirigir organizaciones es: 1) tener claridad respecto a la situación actual, 2) tener una visión del estado futuro al que puede llegar la empresa, y 3) trasladar la organización de la situación inicial al estado futuro deseado. Aceptando que lo anterior ocurre en un entorno turbulento, donde ninguno de los agentes (competidores, reguladores, distribuidores, clientes, proveedores, etc.) permanecen inactivos.
...