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ESTRATEGIAS Y TACTICAS


Enviado por   •  13 de Junio de 2014  •  1.274 Palabras (6 Páginas)  •  305 Visitas

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Universidad Nacional de Tumbes

Facultad de Ciencias Económicas

Escuela de Economía

ASIGNATURA: INVESTIGACIÓN DE OPERACIONES

TEMA: LA GESTION OPERATIVA Y LA GESTION ESTRATEGICA

Antes de empezar a describir el proceso de pensamiento estratégico debemos distinguir entre los dos tipos de decisiones a las que se enfrenta un directivo: las decisiones operativas y las estratégicas.

La gestión operativa.

Las primeras se refieren al día a día, podríamos decir que tratan de que la empresa, siga existiendo, al día siguiente. Por ejemplo, nos dejan de pagar una cantidad importante de dinero y eso produce una gran tensión en nuestra tesorería, o varias personas clave de un determinado departamento enferman y esta área de la empresa no puede realizar sus objetivos, o una máquina se avería seriamente y no podemos producir unas unidades o prestar un servicio determinado. En todos estos casos hemos de solucionar algo que nos afecta en ese momento.

En el caso de las decisiones operativas encontramos una serie de características definitorias. Por ejemplo, que siempre intentan solucionar problemas del corto plazo. Esto hace que la información que tengamos sea cuantitativa. Si retomamos los ejemplos anteriores veremos que podemos saber exactamente el dinero que nos falta, el número de personas enfermas o las unidades exactas que dejaremos de fabricar por la avería de una máquina. Así mismo normalmente son problemas que afectan a un área funcional de la empresa, y en consecuencia otra de las característica de la gestión operativa es su visión particular, por lo que podríamos decir que es introvertida, mira hacia la empresa.

Otra característica distintiva y diferenciadora de la gestión operativa, como veremos cuando la comparemos con la estratégica, es que la primera suele ser reactiva, se trata de reaccionar frente a los problemas que van surgiendo. Asimismo, las decisiones del día adía acostumbran a ser autorregenerativas, podemos repetir la misma solución a un problema parecido. Por ejemplo, si ante la falta de liquidez grave pero puntual de la que hemos hablado anteriormente encontramos un banco dispuesto a ofrecernos soluciones, o ante las bajas repentinas o las averías imprevistas hallamos una compañía con la cual podemos subcontratar una parte de la producción con garantías, siempre que se nos presenten parecidas dificultades buscaremos similares arreglos. Por tanto, si quisiéramos definir en una palabra la gestión operativa, nos podríamos quedar con “inercia”.

La gestión estratégica.

Las decisiones estratégicas, en cambio, se refieren al medio y largo plazo; aquí se trata de asegurar que la empresa siga existiendo en un futuro más lejano. En este caso nos podríamos plantear aspectos como: ¿podremos seguir siendo tan innovadores o hemos de buscar otras formas de diferenciarnos de nuestros competidores?, ¿nos introducimos en el mercado X?, ¿realizamos una joint-ventura o una alianza estratégica con la empresa Y?, ¿ dejamos de fabricar en nuestro país?. Este tipo de decisiones son completamente diferentes a las operativas, no nos afectan hoy sino que tratan de mejorar, o al menos mantener, nuestra posición en el futuro.

Un aspecto clave es que, mientras en las decisiones operativas hemos dicho que se trata de reaccionar a problemas que se nos presentan, en el caso de las decisiones estratégicas hemos de ser proactivos, hemos de anticiparnos a la aparición de los primeros síntomas de que tenemos problemas estratégicos, puesto que entonces, cuando los síntomas son evidentes ya puede ser tarde.

La gran diferencia es que, mientras que en el caso de la gestión operativa sólo hemos de sentarnos en nuestro despacho para esperar a que los problemas vayan apareciendo, nadie nos va a llamar para avisarnos que dentro de uno o dos años habremos perdido nuestra ventaja competitiva si no tomamos algunas decisiones ahora.

Esta proactividad, este anticiparse al futuro es la cuestión clave en los aspectos estratégicos. No hay que pensar en qué decisión voy a tomar mañana, sino en que decisión debo tomar hoy para conseguir lo que quiero mañana. Lo grave, como ya se ha comentado, es que si espero a tomar la decisión

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