Economía de la felicidad
Enviado por AleRgarcia • 26 de Enero de 2014 • 934 Palabras (4 Páginas) • 309 Visitas
E C O N O M Í A D E L A F E L I C I D A D
Instrucciones:
1. Identificar su dominio sobre los conceptos de restricción presupuestaria, curvas de indiferencia y conducta del consumidor.
2. Reconocer los elementos que integran las curvas de la restricción presupuestaria y curvas de indiferencia.
3. Identificar los factores que modifican la restricción presupuestaria y el comportamiento del consumidor.
Para cumplir con los objetivos planteados previamente, siga las instrucciones que se enlistan a continuación:
Instrucciones:
1. Este caso será resuelto en equipo.
2. La atentamente el caso práctico que se propone.
3. Lea y conteste los incisos que aparecen al final del caso.
4. Defienda su investigación y resultados fundamentados ante el grupo.
Las propuestas:
Matin Bal, economista estadounidense de Haverford College, publicó un estudio que analiza los niveles de “felicidad agregada” de distintos países y llegó a conclusiones económicas que en muchos aspectos contradicen lo que académicos que siguen esta rama venían sosteniendo hasta ahora. La investigación de Bal es interesante porque, además, en ella maneja datos de la Encuesta Mundial de Valores, una base estadística que utilizan mucho los sociólogos y políticos, pero que es relativamente poco aprovechada por los economistas.
La denominada “Economía de la Felicidad” es una rama teórica en expansión en los Estados Unidos y Europa. Se originó a mediados de los años 70, cuando Richard Easterlin comenzó a introducir estadísticas de felicidad de la población en modelos econométricos. Así surgió la “Paradoja de Easterlin”, que sostiene que “el dinero no hace la felicidad”, es decir, que influye sobre el bienestar psicológico de la gente menos de lo que se cree.
La paradoja fue comprobada en diversas oportunidades tanto a nivel microeconómico, con experimentos de laboratorio; como a nivel agregado, entre países. La prueba más conocida es la que muestra que países ricos, como Japón o los EEUU, tienen una curva achatada de felicidad desde la década del 50, a pesar de que multiplicaron su ingreso per cápita.
Si lo que dice Easterlin es cierto, las implicaciones en materia de política económica son enormes: los gobiernos estarían equivocados al perseguir como objetivo el aumento del ingreso de los ciudadanos, y deberían concentrarse en aquellos factores que inciden más sobre la felicidad agregada de la población.
El reciente trabajo de Bal contradice, sin embargo, la hipótesis de Easterlin. De acuerdo a los datos de la Encuenta Mundial de Valores, “el dinero compra algo de felicidad”. En un panel de 42 países analizados, los valores de felicidad registrados en los grupos de mayores ingresos fueron superiores (en un nivel estadísticamente significativo), que en los estratos socioeconómicos más bajos. Además, y en promedio, las
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