El Contexto y la Gerencia del Talento Humano

¿Por qué es importante el contexto en la gestión del talento humano?

Durante el paso del tiempo y su incesante evolución, el ser humano ha formado herramientas que lo han ayudado a mejorar su calidad de vida. Logrando con ello la satisfacción de sus necesidades, que van desde el desarrollo de métodos y herramientas para la caza de animales, hasta la creación de equipos sofisticados para la toma de datos en los planetas aledaños del sistema solar; Es aquí donde podemos establecer que el entorno y el contexto de los escenarios, han sido la fuente principal del ser humano, proporcionándole la necesidad de optimizar o desarrollar sus habilidades en todo momento; por consiguiente en el organizaciones y en específico en el área de la gestión del talento humano, este tipo de situaciones o escenarios no pueden pasar desapercibidos, ya que a medida que evoluciona la economía global y las organizaciones, esta área tiene la obligación de ir innovando metodologías que permitan armonizar la competitividad de la organización con su fuerza laboral vigente, empleando para ello estrategias que contribuyan en el desarrollo del talento humano; por este motivo el encargado de la gestión del talento humano en cualquier institución, debe hacer constantemente una investigación holística y detallar los diferentes contextos que hay vigentes en el mundo, logrando con ellos ampliar su conocimiento de modo que le permita por medio de la inspección de modelos de éxito, obtener herramientas que le ayuden perfeccionar estas estrategias y así poder aplicarlas teniendo en cuenta las necesidades propias en la organización y el entorno en que se desenvuelve.

Todo lo que ocurre alrededor de una organización, representa un constante desafío el cual no necesariamente puede estar debidamente planeado y/o motivado en satisfacer alguna carencia propia de la organización. es allí donde las organizaciones deben estar preparadas para actuar ante cualquier contingencia con estrategias que les permita salvaguardarse y reinventarse de una manera óptima y acorde a los compromisos y objetivos establecidos. Sin lugar a duda el mejor ejemplo para poder entender este concepto es el gran desafío económico que estamos viviendo en este 2020. A mi parecer, es el más grande y transcendental reto al cual nos hemos podido enfrentar a lo largo de la historia del ser humano y sus organizaciones.  Para comprender mejor esta idea, solo basta con revisar los escenarios desfavorables que ha provocado la emergencia sanitaria mundial, declarada por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a raíz de la aparición del nuevo virus llamado COVID-19 (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2020). Este virus aparte de su incidencia en la salud de los seres humanos ha logrado ocasionar que todas las organizaciones tanto públicas como privadas salgan de sus zonas de confort, propiciando de manera abrupta una transformación en la forma del cómo hacer las cosas en medio de las limitaciones y dificultades, que derivan al momento de coexistir en una pandemia. Reacomodarse e innovar son las mejores opciones a las que nos podemos aferrar en este tipo de entornos nunca antes visto y en los cuales todos estamos improvisando en el buen sentido de la palabra, con el fin de evitar una debacle mundial de proporciones inimaginables.

Impulsados por la necesidad de abrir caminos que ayuden a enfrentar este desafío mundial, de manera paralela a la OMS, la Organización Internacional del trabajo (OIT) quien está “consagrada a la promoción de la justicia social, de los derechos humanos y laborales reconocidos internacionalmente, persiguiendo su misión fundadora: la justicia social es esencial para la paz universal y permanente” (Organización Internacional Del trabajo [OIT], 1919). Generó un comunicado con la evaluación de las posibles repercusiones que puede causar este brote de virus, al igual que una expedición de medidas a nivel político, con el fin de mitigar los impactos y lograr una recuperación sólida y eficiente (OIT, 2020). En este comunicado la OIT, nos presenta un escenario poco alentador respecto a la economía mundial, en la cual nos advierte sobre una fuerte crisis y se atreve a pronosticarla como una recesión a escala mundial. Todos estos datos son respaldados por las restricciones de viaje, el cierre de fronteras y la imposición de medidas de cuarentena, obligando en muchos casos que los trabajadores no puedan desplazarse a sus lugares de trabajo y realizar las labores para las cuales fueron contratados; provocando así un cese operativo en las organizaciones a nivel mundial, que a su vez se traduce en una disminución de ingresos, aumento de la insolvencia financiera y la pérdida de puestos de trabajo (OIT, 2020).  

...