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El Endeudamiento Externo De America Latina


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  4.596 Palabras (19 Páginas)  •  319 Visitas

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El endeudamiento externo hizo colapsar a la economía latinoamericana, provocando un retroceso descomunal en áreas tan decisivas, socialmente hablando, como vivienda, acueductos, educación y salud. El desplome de economías, otrora tan progresistas como la argentina, la mexicana y la brasileña, fue un espectáculo que dejó lecciones todavía insalvables, y que explican mayormente, el auge de la economía social que se está operando en América Latina hoy.

Entonces, a mediados de los años ochenta se lanzaron una serie de propuestas que buscaban atacar este problema de manera estructural en países como Brasil, Argentina y Perú, con las cuales se buscaba quebrar la espiral inflacionaria y controlar más de cerca a los mecanismos monetarios y de precios. Se creía que gran parte de la situación inflacionaria inédita era debida a la insuficiencia de la demanda, y a la incapacidad de los productores para innovar. Se sabe, sin embargo, que para finales de la década, la situación había empeorado. Con este escenario, algunos gobiernos optaron por la salida más neoliberal posible, como en el caso de Chile, donde los éxitos económicos de la dictadura de Pinochet, le fueron atribuidos a la gran capacidad de la clase empresarial, a su talento para aprender de lo que estaba sucediendo en Asia, y a que toda la seguridad social fue sometida a revisión y a un desmantelamiento progresivo, en el que se fueron de por medio, líderes sindicales, organizaciones populares y partidos políticos ligados alguna vez con el Presidente Salvador Allende.

Este abandono de prácticas económicas en las cuales el Estado había jugado un papel esencial, hizo factible la promoción del famoso documento preparado por John Williamson, que recogió en diez puntos las aspiraciones neoliberales más sentidas por un conjunto de políticos, intelectuales, empresarios, economistas y técnicos que creían en la posibilidad de superar la situación económica y social que vivía América Latina, en aquel momento, a través de tres ejes vertebrales:

• La estabilidad macroeconómica.

• Desmantelar el proteccionismo y abrirse totalmente al comercio exterior, la competencia y la inversión extranjera.

• Reformar el papel del estado y reforzar el de los mercados con el fin de hacer más confiables su capacidad para reasignar recursos y capacidades.

Estos tres ejes serían el resultado de una estrategia compuesta por los diez puntos mencionados y que eran los siguientes:

• Déficit fiscal lo menor posible para que pudiera ser financiado sin acudir a tácticas inflacionarias.

• Gasto público redireccionado para reforzar la inversión en educación, salud e infraestructura.

• Reforma fiscal que ampliara la base impositiva y redujera sus tasas marginales.

• Liberalización financiera, con la intención de que fueran los mercados los que establecieran las tasas de interés.

• Una tasa de cambio uniforme lo suficientemente competitiva como para inducir el rápido crecimiento de las exportaciones no tradicionales.

• Sustitución de las restricciones cuantitativas al comercio por tarifas, las cuales serían progresivamente reducidas hasta lograr una tarifa uniforme con un rango del 10% al 20%.

• Eliminación total de las barreras que impidan el ingreso de la inversión extranjera directa.

• Privatización de las empresas del Estado.

• Abolición de todas las restricciones para el ingreso de nuevas firmas extranjeras que pudieran competir con firmas nacionales, incluso en el nivel laboral.

• Provisión para proteger todos los derechos de propiedad, especialmente en el sector informal[32].

Este ideario neoliberal, apoyado en algunos de sus puntos, por organizaciones como la CEPAL, de supuesta trayectoria estructural y ortodoxa, haría saltar en pedazos a la economía Argentina, durante los años noventa, y produciría serias transformaciones políticas y sociales en Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Uruguay (recientemente también en El Salvador) calificadas de populistas por aquellos que vieron en el retorno de estos pueblos a la cuestión social y a una renovada participación del Estado, como la gran pérdida del terreno avanzado por los comisarios del capital, liderados por el ahora considerado obsoleto Fondo Monetario Internacional.

El Consenso de Washington, que bien podría ser llamado también Bretton Woods II, era la expresión neoliberal de un nuevo régimen financiero que habría surgido después de la crisis de 1975-1977, y que se extendería hasta los inicios de la crisis actual. Recordemos, al mismo tiempo, que Bretton Woods I, era el resultado del triunfo de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, que puso en sus manos el control de la estructura financiera internacional[33].

Para América Latina, este cambio de régimen marcaba la diferencia de haber aplicado un modelo perverso que separaba lo económico de lo social, ponía el énfasis sobre la estabilidad contra el crecimiento, y diferenciaba la responsabilidad de la justicia, creando una clase de desesperación social en nuestros países, que los condujo inevitablemente a buscar nuevos caminos y a retomar los viejos donde se habían detenido, debido a golpes de estado y dictaduras militares. Eran las dos caras de una misma moneda: de haber sido el campo de batalla experimental para las más exacerbadas expresiones del neoliberalismo, América Latina tenía ahora que enfrentar las consecuencias de su más sonado fracaso[34].

Para el año 2004, prácticamente, la nueva plataforma panamericanista de los Estados Unidos, el ALCA, estaba muerta, y se daba inicio así a una nueva era de gobiernos progresistas, de izquierda y centro-izquierda que pretendían iniciar una nueva era en la cual las abrumadoras diferencias económicas, sociales, políticas y culturales de la región podían ser superadas. Recordemos, finalmente, que el único país de América Latina y del Caribe, para el cual el neoliberalismo era extraño, fue Cuba, cuyo maltrecho socialismo tuvo que hacer las mejoras y modificaciones requeridas con tal de que la debacle soviética no se la tragara.

Para el 2002, en el mundo subdesarrollado, América Latina era la región donde el proceso de privatización había alcanzado niveles insospechados, tanto así como el 40% del total de las ganancias obtenidas fuera del mundo desarrollado. El proceso no sólo fue masivo en lo que respecta a su escala sino también con relación a su velocidad, pues, mientras Gran Bretaña vendía unas veinte firmas estatales en cuestión de diez años, en México se vendían ciento cincuenta en seis años. Con la excepción de Chile después de 1973, donde la velocidad y profundidad de la privatización durante la dictadura alcanzó niveles excepcionales,

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