El contrato de seguro

El contrato de seguro, como todo acuerdo generalmente, no deja de ser la distinción en cuanto a la identificación de las piezas contractuales, debido a que sin ellas el contrato no va a poder abastecer efectos jurídicos entre los intervinientes. De ahí que partimos a partir de la definición del contrato de seguro recogida en el artículo 690 del Código de Negocio, que nos refiere a la compañía de seguro, al asegurado y al beneficiario.

El tomador o contratante de seguro adopta esa designación pues es quien contrata con el asegurador que, paralelamente, podría ser asegurado o beneficiario; o, sencillamente el contratante. El solicitante es continuamente el contratante del seguro o estipulante, el individuo natural o jurídica que transporta los peligros; puede obrar en su propio nombre y representación, a nombre de un tercero con o sin poder para representarlo, y puede, además, comparecer a nombre propio, empero por cuenta ajena. el contratante además podría ser el asegurado y además el beneficiario, ya que es el individuo que comparece a la festividad del contrato de seguro, como el titular del interés asegurable, y percibirá la compensación (beneficiario) en caso de que acontezca el siniestro por causa del hecho incierto estipulado en el contrato.

De ahí que, en los seguros de perjuicios, el asegurado es el individuo física o moral cuyo interés económico en la cosa se cubre con el seguro. En los seguros de vida, accidentes o patologías, es el individuo física respecto de cuya vida, totalidad personal, salud o vigor esencial se contrata el seguro; suele hablarse de asegurado para referirse a la cosa respecto de la cual se toma el seguro, y la ley alude además al asegurado para referirse al tomador o contratante.

El beneficiario es el individuo que, ocurrido el siniestro o ejecutadas las situaciones que determinan el pago de la prestación por parte del asegurador, tiene derecho a recibir la compensación o la suma asegurada. El beneficiario es destinado por el tomador, logrando modificarlo, salvo convenio en opuesto.

Asimismo, el objeto del contrato de seguro se encuentra construido por la operación jurídico económica que las piezas comprenden hacer, que no es otro que el trueque de una prima a cargo del asegurado, por el resarcimiento de un mal, el cumplimiento de la prestación convenida a cargo del asegurador si se verifica un acontecimiento susceptible de ocasionar mal al patrimonio del asegurado o se cumple el presupuesto al que se encuentra subordinado el cumplimiento de la prestación.

De esa forma, el Código de Negocio, instituye una parte relacionado al objeto del seguro, el cual arranca con el artículo 705, estableciendo que, con las limitaciones legales, el asegurador puede aceptar todos o ciertos de los peligros que se encuentren expuestos la cosa asegurada o el patrimonio o el individuo del asegurado, empero los peligros tienen que estar evidentemente expresados

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