ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El placer como fin supremo


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  Ensayo  •  2.225 Palabras (9 Páginas)  •  401 Visitas

Página 1 de 9

Felicidad y placer.

El placer como fin supremo

Placer cinético y placer catastemático

Primacía de los placeres del alma

Placeres moderados o racionales

La felicidad a través de la ataraxía

Para Epicuro la finalidad de la existencia es conseguir una vida feliz, esto se logra mediante el placer y la misión de la filosofía es tratar de evitar todos los obstáculos que puedan impedir esta meta y mostrar el camino para alcanzarla.

Felicidad y placer, eudaimonia y hedoné, son el objetivo de la filosofía. El contenido de estos conceptos, sin embargo, resulta múltiple y se encuentra en contextos muy diversos a lo largo de la historia del ser humano. La reflexión sobre la felicidad es general en el mundo griego, pero es un concepto que se escapa a los límites de una definición compartida unánimemente, cada uno lo entiende de una manera que no siempre se puede compartir con los demás. Platón o Aristóteles, dejaron escrito la importancia que daban a este concepto, pero las diferencias de unos con otros impiden una noción común. Epicuro no podía ser menos y se aleja de la visión de la felicidad de sus predecesores.

La felicidad para Epicuro consiste en logra una vida feliz mediante el placer, esta actitud se denomina hedonismo, y había habido escuelas como la cirenaica de Aristipo de Cirene que habían adoptado el hedonismo como base de su filosofía, aunque en una forma diferente al epicureismo.

El concepto de hedoné usado por Epicuro, tiene un significado más amplio que el que puede dar a entender su traducción por placer, significa también gozo y se refiere tanto a los placeres de la carne como a los del espíritu, y depende de las escuelas dan mayor importancia a uno o a otro. A Epicuro le interesan más los placeres estables y duraderos caracterizados por la ausencia de dolor en el cuerpo o aponía y de perturbación en el espiritu o ataraxía, concepto este último que encontramos también en otras escuelas, pero también considera importante la satisfacción de los placeres cinéticos, dirigidos a evitar sensaciones de dolor.

Es deseable evitar los dolores del cuerpo pero son peores los dolores del espíritu, sin embargo también se pueden evitar, mediante un esfuerzo por erradicar las falsas opiniones, creencias irracionales y vanas esperanzas, que son las que causan las perturbaciones de nuestro espíritu y nos alejan de la serenidad, y esta es la misión de la filosofía.

6.2. La Ética aristotélica: virtudes éticas y virtudes dianoéticas

Las virtudes éticas

1.

A lo largo de nuestra vida nos vamos forjando una forma de ser, un carácter (éthos), a través de nuestras acciones, en relación con la parte apetitiva y volitiva de nuestra naturaleza. Para determinar cuáles son las virtudes propias de ella, Aristóteles procederá al análisis de la acción humana, determinando que hay tres aspectos fundamentales que intervienen en ella: la volición, la deliberación y la decisión. Es decir, queremos algo, deliberamos sobre la mejor manera de conseguirlo y tomamos una decisión acerca de la acción de debemos emprender para alcanzar el fin propuesto. Dado que Aristóteles entiende que la voluntad está naturalmente orientada hacia el bien, la deliberación no versa sobre lo que queremos, sobre la volición, sino solamente sobre los medios para conseguirlo; la naturaleza de cada sustancia tiende hacia determinados fines que le son propios, por lo que también en el hombre los fines o bienes a los que puede aspirar están ya determinados por la propia naturaleza humana. Sobre la primera fase de la acción humana, por lo tanto, sobre la volición, poco hay que decir. No así sobre la segunda, la deliberación sobre los medios para conseguir lo que por naturaleza deseamos, y sobre la tercera, la decisión acerca de la conducta que hemos de adoptar para conseguirlo. Estas dos fases establecen una clara subordinación al pensamiento de la determinación de nuestra conducta, y exigen el recurso a la experiencia para poder determinar lo acertado o no de nuestras decisiones. La deliberación sobre los medios supone una reflexión sobre las distintas opciones que se me presentan para conseguir un fin; una vez elegida una de las opciones, y ejecutada, sabré si me ha permitido conseguir el fin propuesto o me ha alejado de él. Si la decisión ha sido correcta, la repetiré en futuras ocasiones, llegando a "automatizarse", es decir, a convertirse en una forma habitual de conducta en similares ocasiones.

2.

Es la repetición de las buenas decisiones, por lo tanto, lo que genera en el hombre el hábito de comportarse adecuadamente; y en éste hábito consiste la virtud para Aristóteles. (No me porto bien porque soy bueno, sino que soy bueno porque me porto bien). Por el contrario, si la decisión adoptada no es correcta, y persisto en ella, generaré un hábito contrario al anterior basado en la repetición de malas decisiones, es decir, un vicio. Virtudes y vicios hacen referencia por lo tanto a la forma habitual de comportamiento, por lo que Aristóteles define la virtud ética como un hábito, el hábito de decidir bien y conforme a una regla, la de la elección del término medio óptimo entre dos extremos.

"La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por lo cual, según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo." ("Ética a Nicómaco", libro 2, 6)

3.

Este término medio, nos dice Aristóteles, no consiste en la media aritmética entre dos cantidades, de modo que si consideramos poco 2 y mucho 10 el término medio sería 6. ("Si para alguien es mucho comer por valor de diez minas, y poco por valor de 2, no por esto el maestro de gimnasia prescribirá una comida de seis minas, pues también esto podría ser mucho o poco para quien hubiera de tomarla: poco para Milón, y mucho para quien empiece los ejercicios gimnásticos. Y lo mismo en la carrera y en la lucha. Así, todo conocedor rehuye el exceso y el defecto, buscando y prefiriendo el término medio, pero el término medio no de la cosa, sino para nosotros"). No hay una forma de comportamiento universal en la que pueda decirse que consiste la virtud. Es a través de la experiencia, de nuestra experiencia, como podemos ir forjando ese hábito, mediante la persistencia en la adopción de decisiones correctas, en que consiste

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (14 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com