Empresas En El Impacto Economico
Enviado por yari_alcala • 20 de Agosto de 2013 • 1.710 Palabras (7 Páginas) • 381 Visitas
Empresas en el impacto económico(*-*)
L
a innovación y el cambio tecnológico plantean un conjunto de interrogantes económicos y relacionados con el desarrollo, la comercialización, la difusión y la adaptación de los nuevos conocimientos técnicos. A pesar del interés evidente de estas cuestiones, sólo entraron en el campo de estudio de los economistas en el curso de los últimos años. La razón debe buscarse sin duda en el paradigma neoclásico que ha dominado el pensamiento económico en toda la etapa de posguerra y en cuyo marco no existía una verdadera teoría de la innovación que comprendiera fenómenos como el que aquí se plantea.
En realidad, desde los albores mismos de la ciencia económica se ha carecido de una teoría del cambio tecnológico que explicara satisfactoriamente su ritmo y su naturaleza. Y, a pesar de que desde la época de los economistas clásicos se reconoce el papel crucial de dicho cambio en el estudio de los fenómenos del crecimiento, parece claro que la ausencia de un cuerpo teórico específico llevó a los padres de la economía política a pensar en el cambio tecnológico como si se tratara de un fenómeno de naturaleza exógena al sistema económico, es decir, como si fuera un subproducto de la acumulación de capital que "cae del cielo" y que no necesita ser explicado.
Recién en los años sesenta -a través de la "curva de posibilidades innovativas"" presentadas por Charles Kennedy y del learning by doing acuñado por Kenneth Arrow-[1], se intenta, en el marco de la teoría neoclásica, hacer del cambio tecnológico un fenómeno endógeno al sistema económico[2]. A pesar del interés del esfuerzo pionero de Kennedy -complementado por otros autores como Von Viesacker y Samuelson-, este enfoque mereció severas críticas. Se objetó, por un lado, la suposición de un perfecto conocimiento ex ante de la distribución de opciones innovadoras, o sea, el hecho de concebir a las nuevas opciones técnicas asequibles a la empresa como conocidas de antemano y "en estado de espera". Por otro lado, se subrayó la particular estrechez del marco interpretativo neoclásico que, al suponer que la conducta innovadora de la firma depende sola y exclusivamente de los precios relativos de factores, deja de lado una compleja gama de interacciones sociales y organizaciones que subyacen a todo proceso de innovación[3].
Tal vez esa concepción "espontaneísta" del progreso técnico sobre el que se construye el pensamiento neoclásico[4] provenga del hecho de que hasta hace pocos decenios la actividad inventiva reposaba sobre inventores individuales y, en ese sentido, podría percibirse como "desprendida" de la misma actividad productiva. Es claro, sin embargo, que las innovaciones actuales -particularmente aquéllas de mayor envergadura- no resultan simplemente del learning by doing arrowiano, sino que surgen en gran medida de actividades específicas de investigación y desarrollo, organizadas y planificadas estricta y separadamente en el seno de las firmas.
Por lo apuntado se entiende que el pensamiento de Joseph Schumpeter -para quien el proceso innovador representa el impulso fundamental de las transformaciones del capitalismo, sistema que crearía un clima propicio al progreso técnico desestructurante- se revela como más apropiado que el modelo neoclásico de equilibrio competitivo dinámico para entender el proceso de expansión y reestructuración de la economía capitalista contemporánea.
Mientras que la escuela neoclásica se ocupa primordialmente del progreso técnico "menor", ahorrador de costos e incorporado en el marco de una situación de equilibrio, en la doctrina schumpeteriana la innovación aparece como la fuente por excelencia de las ganancias capitalistas, al permitir captar rentas diferenciales. El empresario innovador es aquí el motor del sistema y el sujeto de un proceso dinámico y contradictorio, de "destrucción creadora", no aditivo sino revolucionario y desestructurante.
Ahora bien, Schumpeter -al igual que Salter- constata que "el empresario adoptará siempre un nuevo método de producción capaz de producir un flujo más importante de ingresos futuros por unidad de gastos" [5]. Pero este autor va más allá del razonamiento clásico cuando afirma que el proceso innovador es mucho más complejo que una mera confrontación de precios entre dos técnicas de producción alternativas: "... Desde el momento en que la competencia en calidad y el esfuerzo de venta son admitidos en el espacio de la teoría, la variable precios deja de ocupar un lugar dominante (...) en la realidad capitalista (...) no es ésa la modalidad de competencia que cuenta, sino principalmente aquélla inherente a la aparición de un producto, de una nueva técnica, de una fuente de abastecimiento, de un nuevo tipo de organización". Es cierto que la sustitución de técnicas depende de cálculos de rentabilidad, como también que la rentabilidad siempre depende del sistema de precios. Pero ni los cálculos de rentabilidad se hacen en el corto plazo, ni el sistema de precios está dado a priori: las innovaciones técnicas también inciden sobre él.
Razonando en un marco teórico de libre competencia, perfecta difusión de información y movilidad internacional de factores, la escuela clásica suponía que los beneficios del progreso técnico se irradiarían de manera regular desde los países industrializados hacia los países menos desarrollados, previendo un paulatino acercamiento de estos últimos a la frontera técnica mediante sucesivas etapas de crecimiento.
Es evidente que la historia siguió un camino mucho menos lineal que el imaginado por esta concepción doctrinaria, y aportes como la "teoría del ciclo del producto" -entre otros- contribuyeron a la comprensión de las condiciones y restricciones reales del proceso de difusión internacional de la tecnología. Raymond Vernon[6]
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