FEVACEL: EL PARAJE COLOSAL
Enviado por Dulce Maria Nayeli Arzapalo Vera • 13 de Noviembre de 2022 • Trabajo • 846 Palabras (4 Páginas) • 106 Visitas
FEVACEL: EL PARAJE COLOSAL
Es el mercado más grande de todo Lima Norte y el segundo techo para muchos comerciantes. Una aglomeración descomunal de sonidos, puestos y rivalidades que emergen de un mismo sitio.
Por Dulce Arzapalo
En 1997, se instala en la zona norte de la capital, un establecimiento tan grande como siete osos unificados, llamado Fevacel. Ubicado al final de la avenida Tomás Valle, a espaldas del centro comercial Plaza Norte, en el distrito de Independencia. Creado con el principal objetivo de dar techo a la mayoría de negocios de la calle, se convierte así, en uno de los primeros emporios formales que tiene esta zona. Actualmente cuenta con más de 5000 puestos activos dentro de este micro mundo mercantil.
Al adentrarte por los pasillos, verás un sistema de orden que divide a las más de 20 secciones que cuenta el lugar. Las personas esperan con anhelo las nuevas zapatillas de Adidas o el polo de Gucci, pero piratas, ya que cuestan la cuarta parte de lo que están las originales. Con tal que tenga el logo, ya es un logro para ellos porque sienten que han subido un escalón más al status social. Es por eso que, la mayoría de los puestos tienen ropa y calzado ‘chanchos’. Cada 5 minutos, gente pobre te ofrecerán caramelos, turrones o hasta pulseras con tal que saques de tu bolsillo 10 céntimos.
El fulgor comercial
Elmer López, peruano de 60 años, es uno de los pioneros del recinto. Para él fue un milagro la apertura de este centro. Desde sus 33 años emprendió con ropa para mujer en las afueras de la avenida Tomás Valle y no lograba encontrar un puesto disponible en un local.
– Fevacel fue como esa luz en mi camino, yo ya me iba a rendir, pero me aceptaron y aquí estoy – revela Elmer con lágrimas en el rostro.
López se ubica en el puesto 03-A, junto a la sección de vestir. Actualmente vende ropa formal para hombres y se queda de lunes a domingo desde las 10 a.m. hasta las 10 p.m. Es el único ingreso que lo ayuda a tener un alimento todos los días.
– El tiempo me queda chico, podría vivir aquí – confiesa Elmer – este es mi segundo hogar, es todo lo que tengo.
El mercado es un contraste gigante entre el colorido de la capital y la perdición del mismo. Así como puedes encontrar un puesto de mazamorra o un negocio formal de calzado nacional, también te puedes topar con una sección clandestina de prostitutas que ofrecen su cuerpo al mejor postor; un bar en donde si te conocen, te ofrecen droga por dinero. Otros reparten volantes de amarres espírituales y unos ofrecen darte un masaje que te hará olvidarte de todos tus problemas y de tu billetera también.
Escucharás una mezcla de voces gritándote desde lo lejos, como si te hubieran marcado desde que pisaste la cera del espacio. Habrá varias jovencitas que se empujarán una con otra con tal de que entres a su tienda, la frase más repetitiva que saldrán de sus labios será: ‘Ven corazón, tengo de todo. En ocasiones , tus tímpanos sufrirán la bulla extrema del sonido de los cláxones, mezclado con las vociferaciones interminables de los negociantes ofreciéndote sus productos.
Una rivalidad interminable
Para Luisa García, cajamarquina de 26 años, chiquita como un ratón, pero con una voz como la de un león, fue difícil ganarse un lugar en este comercio. A sus 24 años era volantera de un restaurante a las afueras de Plaza Norte, pero, no le fue bien. En mayo de este año, ve un anuncio por Facebook en donde solicitaban una ‘jaladora’ para El criollito, local de comida ubicado en Fevacel. García quedó en el trabajo, pero, no se imaginaba el calvario que estaba por comenzar.
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