GUERRA DE DIVISAS

En los últimos años nos encontramos frente a una guerra de divisas sobre todo de aquellos países cuya mayor rentabilidad proviene de las exportaciones, países que son productores o procesadores de materias primas y productos de consumo a gran escala. Entonces como hacerse competitivos unos con otros?, como ganar terreno?.

La estrategia del momento ha sido el debilitar la moneda o “depreciarla”, con el objetivo de estimular las exportaciones y controlar el nivel de inflación. Pero entiendo que detrás de la depreciación de monedas hay economías en recesión, cuya tabla de salvación es la industria exportadora.

Se sabe que en un país donde las exportaciones aumentan, aumenta el empleo, aumenta el consumo, aumenta la liquidez en la calle y la capacidad de los individuos de adquirir préstamos contribuyendo a que se fortalezca el sistema financiero, en fin la economía se dinamiza. Pero cuando esas exportaciones suben sacrificando el valor de su moneda existen el riesgo de que la inversión de capital extranjero disminuya, debido a la reducción en las tasa de interés. Por otro lado no hay garantía de que esa “supuesta estabilidad” sea duradera, se alterarán los patrones de gastos de la población y finalmente si en esa economía no se resuelven los problemas de fondo sería imposible seguir compitiendo en un mercado sin la práctica de depreciar la moneda, lo que se convierte en un circulo vicioso.

Quien tomó la iniciativa fue Japón, quien asumió una serie de medidas para bajar el valor de su moneda (yen) en hasta un 15%, para vender más barato. China, Brasil y Argentina le han seguido los pasos, depreciando su moneda en más de un 18% con respecto del dólar norteamericano. Europa persigue que a finales del presente año 2015, el euro alcance una paridad de 1 a 1 con el dólar, por lo que se han volcado a comprar bonos españoles e italianos, cuyo pronóstico es de un alto rendimiento, lo que provoca que el euro continúe cayendo; también han experimentado depreciaciones el dólar canadiense y australiano, entre otras.

Uno de los grandes riesgos que conlleva la depreciación de una moneda es que reduce la capacidad de pago de la deuda externa por parte de aquellos países que mantienen financiamientos en moneda extranjera fuerte, elevando la posibilidad de incumplimiento de dichas deudas.

En ese mismo orden, indiscutiblemente no podemos ocultar, que pese a que con la acción de depreciación de sus monedas aquellos países que son productores y por ende exportadores de materias primas logran ser más competitivos que el resto; sin embargo, para los Estados Unidos, si el dólar continúa siendo apreciado puede emporar la situación de las empresas norteamericanas que comercializan en los mercados internacionales, ya que las exportaciones significan que sus ingresos por ventas disminuyen debido al tipo de cambio (menos dólares) afectando

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