Gabriela Y La Mentalidad ¿japonesa?

Alejandro Aguirre, sólo estaba preocupado por complacer a la red de distribuidores Senzei de México y a su proveedor, para no afectar las relaciones comerciales de Autojal con la marca japonesa, pero no tomó en cuenta que al aceptar y llevar a cabo esa desición, afectaba a su propia empresa, pues estaba negando el reconocimiento legítimo a uno de sus mejores elementos, Gabriela Hernández, provocando en ella frustración y desmotivación.

La existencia de un código de ética en la empresa Autojal, hubiera sido, sin duda, una gran ayuda para Gabriela, al no existir dicho código, el director se sintió libre de informarle que su lugar en el viaje lo ocuparía el gerente de ventas. Sumado a esto, Alejandro Aguirre se muestra como una persona poco ética al decir que aunque existiera un código o reglamento, lo mejor era asumir la desición.

Si yo estuviera en el lugar de Gabriela, tendría dos opciones, aceptar la desición de la red de distribuidores y cederle mi lugar al gerente de ventas, pero fomentaría el desarrollo de un código de ética para la empresa, lo cual es necesario para que no se repliquen situaciones adversas en el clima laboral de la misma. La segunda opción sería buscar trabajo en una empresa donde se respeten mis derechos como persona sin discriminación de ningún tipo, preferiblemente buscar una empresa que tenga un código de ética establecido y valore a sus empleados.

“Las firmas deben definir su código de ética para fomentar los valores morales entre sus empleados; con ello, se propicia un ambiente de lealtad y compromiso entre los trabajadores y la empresa.

Cuando una persona ética trabaja en una empresa donde la ética permanece, ésta persona tendrá un lugar donde pueda desarrollar todo su potencial y su grado de lealtad será inimaginable. Sin embargo, si se da el caso contrario, simplemente la empresa tendrá a un mercenario, que en cuanto llegue un mejor postor se irá.”

Por su parte Alejandro Aguirre, debe reconsiderar la forma en que dirige su empresa ya que sentó un precedente al pedirle anteriormente a Gabriela un ajuste en la comisión prometida a los vendedores, lo cual provocó decepción y desconfianza entre el personal, lo cual no es sano en una empresa.

Alejandro Aguirre debió defender los derechos de su empleada ante la red de distribuidores, evitando a toda costa se cometiera una injusticia al discriminarla por su género, ya que éste no representa ningún obstáculo para llevar a cabo su trabajo y además, ella es una pieza clave en la operación de la compañía. Por otro lado, los japoneses, al tener una marca transnacional, deberían considerar la “tropicalización” no solo de la marca, también deberían adaptar su cultura laboral de acuerdo a los países donde están establecidos, sin tratar de imponer sus costumbres que en este caso, resultó ser una desición discriminatoria.

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