IMPORTANCIA DE AHORRAR

IMPORTANCIA DE AHORRAR

La teoría económica moderna considera que el ahorro de un país es el principal motor de desarrollo. El ahorro, canalizado a través de un eficiente sistema de intermediación financiera, permite ampliar la base productiva de un país y sienta las bases para un crecimiento sostenido de largo plazo. Por ello el ahorro debería ser una de las variables fundamentales de toda política económica.

En nuestro país, el ahorro no ha recibido suficiente atención ni se le ha reconocido su potencial de generación de bienestar. Desde los años setenta, el sistema de ahorro y vivienda permitió canalizar una parte sustancial del ahorro nacional hacia la construcción y financiación de vivienda para los colombianos. Sin duda se trata de una revolución silenciosa y eficaz que le permitió a millones de ciudadanos adquirir un techo propio. Todos los intentos que se han realizado en los últimos años por acabar o marchitar el sistema no han logrado debilitarlo pues los colombianos siguen viendo en él la única posibilidad de financiar la compra de su vivienda.

Durante los últimos años, ha venido desarrollándose el sistema de ahorro pensional. Luego de un lento inicio, el sistema de los fondos privados de pensiones gana lentamente terreno y en la actualidad han logrado capturar un 44 por ciento del mercado, con más de dos millones de afiliados. Desde su inicio, este régimen ha sido torpedeado y bombardeado por un número incesante de reglamentaciones que lentamente se han convertido en una peligrosa camisa de fuerza para el crecimiento de los fondos privados. Todo lo anterior para evitar que se acelere la inevitable quiebra del Seguro Social y mantener una condiciones de competencia desleal.

Pero los anteriores mecanismos de ahorro son insuficientes. En Colombia no tenemos una verdadera cultura del ahorro. El sector público no ahorra pues el principal indicador de eficiencia de la gestión de las entidades oficiales es el nivel de ejecución presupuestal. No es entonces de extrañar que el ahorro público haya sido esporádico y excepcional en la historia fiscal del país. En lo referente al sector privado no existen mecanismos flexibles y atractivos para estimular el esfuerzo de ahorrar. Se nos olvida que el ahorro es una función residual del ingreso disponible y que por lo tanto se ve afectado negativamente por la siempre creciente presión fiscal. Todo aumento de los impuestos -como por ejemplo los decretados en la reciente emergencia económica- golpean directamente la capacidad de ahorro de las empresas y los particulares nacionales. No resulta lógico ni justo que se paguen impuestos por los ingresos que permiten constituir un volumen de ahorro y que adicionalmente se tengan que cancelar más tributos por los escasos ingresos financieros derivados del ahorro.

En esas condiciones no es de extrañar que en Colombia tengamos un sesgo

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