Impacto de China en el comercio y producción en su entrada a la OMC

3.1 IMPACTO SOBRE CHINA: COMERCIO Y PRODUCCIÓN

En líneas generales, una rebaja de las barreras comerciales en China produce una reacción positiva de las importaciones, cuya magnitud dependerá de la diferencia de precios entre productos nacionales y extranjeros, así como del nivel de distorsión previa a la liberalización. Como consecuencia directa, los sectores menos eficientes verán reducida su producción y sus recursos serán destinados a los ámbitos más competitivos en los mercados mundiales. Todos los estudios coindicen en señalar que serán las industrias ligeras intensivas en mano de obra, como el textil/confección, calzado y otros, las que se beneficien más de la apertura comercial, puesto que son los más competitivos. Estos sectores se beneficiarán de maquinaria y componentes a más bajo precio, como resultado de la liberalización comercial, así como de mercados más abiertos en el exterior, a consecuencia de la inclusión de China en el Acuerdo de Comercio Textil (ACT). [pic 1]

Como hemos indicado, el ingreso en la OMC producirá en primer lugar un claro aumento de las importaciones en China y, en segundo término, y como resultado de una asignación más eficiente de los recursos, un incremento de la exportación en los sectores más competitivos. Ello es muy evidente en los sectores actualmente afectados por aranceles prohibitivos, como el tabaco y las bebidas alcohólicas o los automóviles, donde la variación estimada en las importaciones con el ingreso en la OMC es muy superior al escenario inicial sin OMC. No obstante, en el primer sector, y en general en los bienes de consumo, no se esperan, pese al espectacular aumento, volúmenes muy altos de comercio. Puesto que el porcentaje de población en niveles de renta medio-altos es aún limitado en China, estos aumentos deberán producirse paulatinamente y no de forma inmediata (USITC 1999). En cualquier caso, los efectos analizados tendrán como consecuencia a corto plazo un deterioro de la balanza comercial China.[pic 2]

Como indicaba la USITC (1999) en su propio estudio, el impacto global sobre las exportaciones chinas es dificil de estimar, puesto que no existe relación clara y directa entre rebajas arancelarias a las importaciones y mayores exportaciones, tal y como demostraron los esfuerzos liberalizadores de numerosas economías en desarrollo durante los años ochenta y noventa. El efecto ginal dependerá de diversos factores, como el porcentaje real de empresas que, ya con anterioridad a la OMC, importaban con arancel nulo o rebajado, así como de la capacidad de la economía china de desviar recursos de los sectores menos eficientes, es decir aquellos que han sido reemplazados por importaciones, para destinarlos a los más competitivos en los mercados internacionales.

Sin embargo, existe un sector concreto donde parecen claros los efectos positivos del ingreso en la OMC el textil y confección. La inclusión de China en el ACT permitirá que a este país se le apliquen de forma inmediata las concesiones realizadas a otros países desde 1995 y, a partir de 2005, acogerse a un régimen de libre comercio sin contingentes. La firma de los Acuerdos Multifibras (AMF) en 1973 implicó de hecho una perpetuación de las cuotas de mercado en EEUU, UE, Japón y con otros países de aquellos suministradores que en aquel entonces se hallaban a la cabeza del sector textil/confección, coartando a su vez el crecimiento de otros competidores, entre ellos China. Así, Ivanchovichina et al (2000) muestran como los Nuevos Países Industrializados (NICs), esencialmente Taiwan, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur, han visto reducir su cuota del mercado textil americano un 80% en 1980 a un 20% en 1998, como consecuencia de su pérdida de competitividad y de su especialización en otros sectores. Aun así, esta cuota sigue siendo muy superior a la que acaparan en otros sectores de manufacturas ligeras como calzado o juguetes, donde no existe el mismo mecanismo de contingentes (en éstos poseen menos del 10% del mercado americano). En cambio, China se ha visto confinada a menos del 15% de las importaciones americanas de prendas de vestir, con un aumento no demasiado espectacular desde 1980.

Yang (1996), es una de las primeras estimaciones del posible impacto de la entrada de China en la OMC, reconocía las enormes pérdidas que sufriría este país, en términos de exportaciones no realizadas, si no lograba beneficiarse de la apertura que el ACT impone en los países desarrollados. El mismo autor afirma con rotundidad que el textil y la confección serían las dos únicas industrias chinas en beneficiarse claramente de la entrada en la OMC. Ivanchovichina et al (2000) calculan que China doblará su cuota del mercado mundial de prendas de vestir, cercana al 20% en la actualidad, hasta un 44% en 2005, una vez se hayan suprimido los contingentes vigentes. En los EEUU, USITC (1999) estima que la reducida cuota de mercado actual china del 10% alcanzará un máximo del 35% en 2006.

Si el sector textil y confección se erige en “ganador” indiscutible de la entrada en la OMC, la mayoría de estudios coinciden también en identificar a los “perdedores”: el sector agrícola y los sectores intensivos de capital. Estas conclusiones se basan esencialmente en las ventajas comparativas que presenta China frente a otros países y en el grado de protección actual de estos sectores.

Con relación al sector agrícola, debemos tener en cuenta que, aunque aparentemente el territorio chino –por su vastedad-, parezca muy idóneo para las prácticas agrícolas, en realidad presenta importantes inconvenientes:

• Orografía y el clima: el 86% del territorio chino tiene una altura superior a los 500 metros, con vastas cordilleras y amplios desiertos, que provocaron que la civilización china se concentrara históricamente en el curso de los ríos Yaingzi, Huang He y sus afluentes (Folch 2001).
• Recursos hídricos: la dicotomía entre regiones donde los recursos hídricos son escasos y otras donde las inundaciones son fenómenos habituales se ha visto acentuada por un proceso acelerado de deforestación y desertización. Algunas fuentes occidentales afirman que la agricultura china ha llegado al límite de aprovechamiento de sus acuíferos. En este marco son compresibles proyectos faraónicos como la Presa de las Tres Gargantas.
• Urbanización: el proceso de urbanización ha creado en China más de 300 ciudades con al menos 100.000 habitantes, entre las que figuran un centenar con un millón. Solo en países más densamente poblados como Corea del Sur o Taiwán se produce una mayor pérdida de tierra cultivable como consecuencia de la urbanización.

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En realidad, la progresiva incorporación de China a los mercados mundiales y el proceso de desarrollo económico habían fomentado ya una relativa pérdida de peso de la agricultura, que se verá acentuada con la entrada en la OMC. En ausencia de la misma, la cuota del sector primario en el PIB chino debía pasar del 22% en 1992 al 13% en 2005. Con el ingreso en la OMC, esta última cifra descenderá hasta el 11% (Anderson 1997). En líneas generales, se esperan aumentos significativos en las importaciones se producirá en la lana y el algodón, puesto que son muy dependientes del exterior, aunque también aumentarán notablemente las importaciones de arroz y cereales. No obstante, la mayoría de estudios no logra captar íntegramente los efectos esperados, pues buena parte de la protección actual al sector agrícola chino se produce a través de subsidios, contingentes y precios regulados, cuya valoración resulta muy compleja. Incluso, la USITC (1999), en su estudio sobre el sector primario, desconfía del supuesto aumento en las exportaciones agrícolas de los EEUU, puesto que buena parte del comercio agrícola chino seguirá controlado por compañías estatales de comercio exterior. La actuación de las mismas resultará por tanto determinante en la futura evolución del comercio agrícola con China, aunque existe un cierto consenso en que se producirá un claro aumento en las importaciones y una relativa decadencia del sector primario en China, con las correspondientes consecuencias sociales.

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