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Enviado por kathy250008 • 18 de Diciembre de 2014 • 1.251 Palabras (6 Páginas) • 134 Visitas
UTILIDAD DE LA POLITICA ECONOMICA
En economía, la utilidad es una medida de la satisfacción.
Asumiendo la validez de esta medida, se puede hablar con sentido de aumentar o disminuir la utilidad, y por lo tanto explicar el comportamiento económico en términos de los intentos de aumentar la utilidad. A menudo se modela utilidad como siendo afectada por el o dependiendo del consumo de varios bienes y servicios, la posesión de la riqueza y el gasto de tiempo libre.
El utilitarismo vio la maximización de la utilidad como criterio moral para la organización de la sociedad. De acuerdo con los utilitaristas, como Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1876), la sociedad debe tener como objetivo maximizar la utilidad total de los individuos, con el objetivo de "la mayor felicidad para el mayor número de personas ".1 Desde esta perspectiva la utilidad se entiende como “La propiedad de un objeto por la cual tiende a producir beneficio, ventaja, placer, bien o felicidad”.2 Desde este punto de vista, se sugiere que una economía es eficiente en la medida que produce la mayor “satisfacción” o “utilidad” posible para los participantes en sus actividades.
El concepto es generalmente aplicado por los economistas en constructos tales como las curvas de indiferencia, que trazan la combinación de productos que un individuo o una sociedad aceptaría para mantener un determinado nivel de satisfacción. La utilidad individual y la utilidad social puede ser representadas como la Variable dependiente en una función de utilidad - por ejemplo, en curvas de indiferencia) o funciones del bienestar social. Cuando esas funciones se combinan con restricciones de producción o insumos básicos, y dados algunos supuestos, pueden representar la eficiencia de Pareto, tal como se ilustra en caja de Edgeworth. Esta eficiencia es un concepto central en la economía del bienestar.
LA MORAL Y LA ÉTICA DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
Moral y política, más allá de sus variables contenidos materiales, constituyen dos prácticas sociales de diferente naturaleza. La política conceptualiza un tipo específico de actividad humana: la dirigida a la formación del orden colectivo más general de un grupo humano (Dowse y Hughes, 1979,p.22, Sartori, 1984). Es actividad política votar, sancionar una ley o concurrir a una asamblea partidaria, pero también lo es, por ejemplo, influir sobre otro para que cambie su ideología política. Las implicaciones de este hacer, que sin embargo no son notas definitorias de él, son la utilización y distribución del poder y la formalización de redes de autoridad sociales. La mayor y más formalizada de esas redes es naturalmente el estado.
La moral por su parte, constituye desde el punto de vista formal, un conjunto de principios evaluativo-prescriptivos de toda conducta humana y de sus diferentes objetivaciones (normas, costumbres, instituciones, estados, etc.). Es un orden que dice lo que es justo o correcto y en ése decir, implicitamente, ordena conductas. Se exterioriza en prácticas e instituciones diversas y su finalidad social, por lo menos desde un ángulo laico, radica en prevenir los conflictos y promover la cooperación (Nino, 1989, p.99).
Sin la moral, de allí su importancia, sería imposible cualquier rudimento de vida colectiva. A su vez la moral carece desde el ángulo de su validez, de toda otra instancia que la fundamente; de allí su incondicionalidad. La primera diferencia entonces, obvia pero que no siempre se tiene en cuenta, es si se quiere de naturaleza ontológica: la política refiere (distingue, nombra, contextualiza y explica) a ciertas conductas dirigidas a una finalidad específica (la constitución del orden colectivo) o a institucionalizaciones o sujetos de ellas (parlamentos, normas o partidos entre otros). Mientras la moral -aquí unicamente analizamos la moral social o pública- desde un punto de vista formal, se presenta como un conjunto de principios,
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