La Sombra Del Coyote

Carlos Slim, o la sombra del coyote.

69 mil millones de dólares convierten a Carlos Slim Helú en el hombre más rico del mundo por capitalización bursatil. Así lo dictó el 7 de marzo el faro del capitalismo mundial, Forbes Magazine. Ya ya es la tercera vez que en el ranking de los más ricos, el hijo de migrantes libaneses ocupa el indiscutible primer lugar. Pero la verdadera historia de Carlos Slim Helú no empieza con la privatización de la mayor empresa telefónica de América Latina, Telmex o Teléfonos de México, el 10 de diciembre de 1990. Su inmenso poder nació con el grupo de los coyotes, una exclusiva camada de bolsistas que ocho años antes “pasaron a desempeñar un pape fundamental en el mercado de valores moderno”.

Así lo adjetivó un destacado asesor de la Bolsa Mexicana de valores en aquellos tiempos, Raumiéz Pérez Blanco. Slim fue uno de los jóvenes financieros que sacó su parte de la salvaje devaluación del peso de 1982. Entre la caída del precio del petróleo, la huida de capitales y la nacionalización de la banca aquel annus horribilis dio inició a la llamada crisis de la deuda externa o el fin del milagro mexicano.

Carlos Slim, el número uno (Foto: neocochnews.com.ar)

Y 1982 fue también el año cero del emporio Slim y sus amigos de las casas de bolsa. “Durante estos 9 años de banca nacionalizada, floreció un negocio que vino a ocupar en gran medida la intermediación financiera. Este negocio fue la especulación bursatil”. Según el economista Enrique Aguilar Borrego, estos especuladores bursatiles “amasaron grandes fortunas por el conocimiento de la economía nacional y mundial y su espíritu arriesgado pragmático”. Un selecto grupo donde destacaba Carlos Slim Helú, el único de aquellos agentes de bolsa que en vez de comprar un banco comerical en 1990, cuando de nuevo fueron privatizados, prefirió convertir Inbursa, su casa de bolsa, en un pequeño banco para clientes exclusivos y construir desde una nueva sociedad holding, Grupo Carso un potente grupo industrial y de servicios que aprovechó el virtual monopolio telefónico para penetrar casi todas las esferas económicas, desde las obras públicas a las infrastructuras petrolera

Sus fulgurantes inicios se cruzan con la de su ex-amigo y rival Roberto Hernández Ramírez, otro coyote mayor de la bolsa mexicana, que hoy preside el consejo de administración de Banamex, el mayor banco del país que este avispado broker vendió en 2001 a Citigroup tras una fulminante operación de bolsa. Fue todo un cruce protegido o transmisión simulada de acciones acordada previamente y bajo mano entre dos operadores sin pasar realmente por el piso de remates que le reportó 6 mil millones de dólares y otro 50 % en acciones del banco.

Roberto Hernández (Foto: wickedmagazine.org)

Slim y Hernández fueron los promotores de la Ley del Mercado de Valores que en 1975 permitió la creación de casas de bolsa. Al poco tiempo, aquellos dos jovencitos, con contactos en el todopoderoso PRI, fundarían Inbursa y Accival, las dos agencias de intermediacio bursatil que sellaron su acceso al poder económico empezando en la fecha mítica 1982 cuando “el gobierno prohijó las casas de bolsa y las institucionalizó como intermediarias al darles a negociar hasta sus propios instrumentos valores. Después financió el déficit público mediante el mismo sistema concesionario”.

El gran negocio de la especulación bursatil.

Así lo recuerda el periodista Juan Zúñiga, periodista de Proceso, en su libro El cuentazo de la bolsaque escribió en 2008 al calor de aquel desastre bursatil. Generado el poderío bursatil privado, aquel cerrado clan consiguió el control de una economía real sumergid en el desempleo, el cierre de empresas y la escasez de crédito para la indústria, algo muy parecido a lo que sucede hoy en toda Europa y que dio inicio a lo que se llamó la década perdida de América Latina.

Inbursa, la llave del

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