La eleccion Microeconomia
Enviado por Irving A. • 24 de Febrero de 2020 • Apuntes • 1.609 Palabras (7 Páginas) • 218 Visitas
Utilidad y Elección
Cualquier consumidor siempre elige la mejor cesta de bienes que está a su alcance conforme a sus preferencias la que le resulte accesible según los precios de los bienes a los que se enfrenta y la renta que disfruta.
Considerando que las preferencias del consumidor son regulares (uniforme y estrictamente protuberante), la elección del consumidor lo colocará siempre en algún punto de la recta presupuestaria y no en el interior del conjunto presupuestario, dado a la monotonicidad de las preferencias exige que este ultimo gaste todos sus ingresos, al excluir en estas últimas la existencia de algún punto de saturación.
Por otra parte, el consumidor típico elegirá, de entre las cestas de bienes situadas en la recta presupuestaria, aquella que pertenezca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad; dado que su objetivo es precisamente maximizar este último con la elección que lleva a cabo, que, por este motivo, se le llama elección optima.
En consecuencia, la cesta que constituye la elección optima del consumidor se corresponderá con el punto de tangencia entre la recta presupuestaria y la curva de indiferencia a la que pertenece tal cesta de bienes; en este punto la recta presupuestaria y la curva de indiferencia, en cuestión deben tener ambas la misma pendiente. A esto se le conoce como la condición de tangencia entre la recta presupuestaria y a curva de indiferencia, que debe cumplir la elección óptima del consumidor cuando las preferencias son regulares.
Es a lo que se le entiende por cesta óptima interior, elección óptima interior u óptimo interior, que conlleva que el consumidor demanda una cantidad positiva de ambas mercancías.
En ningún caso la recta presupuestaria puede cortar a la curva de indiferencia en el punto que representa geométricamente la cesta de bienes que constituye la elección óptima del consumidor. Dado que, si lo hiciera, siempre sería posible incrementar el nivel de utilidad del consumidor desplazándose a lo largo de la recta presupuestaria hasta alcanzar una curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad. Por lo que, de este modo, el consumidor de hecho no estaría maximizando su nivel de utilidad, en contra de lo que realmente pretende, y, de ahí, la elección realizada no sería óptima, en contra de lo que hemos supuesto.
Sin embargo, existen ciertos tipos de preferencias que conllevan una elección óptima por parte del consumidor tal que no cumple la llamada condición de tangencia. Lo que siempre es cierto es que la recta presupuestaria no puede cortar a la curva de indiferencia en el punto que es la representación geométrica de la cesta de bienes que constituye la elección óptima del consumidor. Se trata de las llamadas cestas óptimas de esquina u óptimos de esquina, en los que, a diferencia de los óptimos interiores, no se cumple la condición de tangencia. En los primeros la recta presupuestaria simplemente toca a la curva de indiferencia de mayor nivel de utilidad en el punto que constituye la elección óptima del consumidor, sin ser tangente a esta última, esto es, sin tener ambas, la recta presupuestaria y la curva de indiferencia, la misma pendiente. Es el caso de aquellas preferencias, a las que nos referiremos posteriormente, que conllevan la elección de una cesta óptima por parte del consumidor constituida por una cantidad positiva de una única mercancía, elección que, por tanto, está situada en algún punto de los ejes de coordenadas.
Ahora bien, si consideramos solamente los óptimos interiores, en los que se consume una cantidad positiva de ambas mercancías, la condición de tangencia resulta ser una condición necesaria, siempre que las curvas de indiferencia no posean vértices o puntos angulares donde la pendiente no está definida; dado que si la recta presupuestaria y la curva de indiferencia no fueran tangentes en el punto que estemos considerando se cortarían en ese punto, dada la curvatura regular de las curvas de indiferencia. No obstante, la condición de tangencia no es una condición suficiente para la optimalidad de la cesta de bienes elegida por el consumidor en un óptimo interior. Puesto que, si las preferencias no son convexas, puede suceder que una cesta de bienes donde se cumple la condición de tangencia no resulte la elección óptima del consumidor que maximiza su nivel de utilidad. Ahora bien, si las preferencias del consumidor son convexas, la condición de tangencia resulta ser suficiente, además de necesaria, para determinar la elección óptima (interior) de aquél. No obstante, la cesta de mercancías elegida por el consumidor no tiene por qué ser única; pueden resultar óptimas varias cestas de mercancías. En cambio, si las preferencias son estrictamente convexas, exigencia fundamental que deben satisfacer las preferencias regulares, entonces las curvas de indiferencia carecen de segmentos lineales, esto es, poseen una curvatura regular; y de ahí resulta que la elección óptima del consumidor, que satisface la condición de tangencia, es además única. La condición de tangencia en el equilibrio del consumidor exige que el número de unida-des de la segunda mercancía que el consumidor está dispuesto a renunciar para disfrutar de una unidad adicional de la primera, manteniendo su nivel de bienestar, debe coincidir con el número de unidades de la segunda mercancía que el consumidor debe sacrificar para adquirir en el mercado una unidad adicional de la primera mercancía. Si no fuera así, el consumidor siempre podría incrementar su nivel de utilidad reasignando el gasto entre ambos bienes, con lo que su elección no sería óptima. Esta expresión se conoce con el nombre de ley de la igualdad de las utilidades marginales ponderadas. La cual debe cumplirse en el equilibrio del consumidor, esto es, cuando éste ha elegido la cesta que considera óptima, dadas sus preferencias. Su interpretación económica es la siguiente: la elección óptima del consumidor debe ser tal que la última unidad monetaria gastada en cada uno de los bienes ha de proporcionarle la misma utilidad. Si esto no fuera así, el consumidor no estaría maximizando su utilidad con la elección llevada a cabo. Por ejemplo, si la última unidad monetaria gastada en el primer bien le proporcionara una mayor utilidad que la gastada en el segundo bien, la cesta elegida por el consumidor no sería óptima. A este último le interesaría reducir el consumo del bien 2 e incrementar el consumo del bien 1. Mediante esta reasignación del gasto entre ambos bienes su nivel de utilidad se vería incrementado. Tomando como punto de partida las preferencias del consumidor, dados los precios de los bienes y el nivel de renta este último elige la cesta de bienes que maximiza su utilidad, la cesta óptima. Ahora suponemos que varía la renta, o bien los precios de los bienes; en tal caso la cesta óptima elegida por el consumidor normalmente será diferente. Por este motivo, el comportamiento del consumidor puede plasmarse en una función matemática que se denomina la función de demanda del consumidor, la cual nos indica la cantidad demandada por este último de cada uno de los bienes para cada nivel de renta y los respectivos precios de ambos bienes. En la elección óptima por parte del consumidor se dan tres casos:
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