La profesión contable en el siglo XXI

La profesión contable en el siglo XXI

El desarrollo de la profesión contable, desde una visión ortodoxa, ha sido descrito históricamente como un conocimiento empírico, aspecto que ha sido muy característico de muchas artes y oficios, más que las disciplinas científicas. La labor de contador, antes de su profesionalización, se remonta desde tiempos muy antiguos, cuando el ser humano se ve obligado a llevar el control de los recursos y los controles de sus propiedades. Los primeros registros de carácter contable se hallan consignados en tabloides de escritura cuneiforme, papiros, ábacos, pictogramas, entre otras técnicas y formas de representación usadas en las diversas civilizaciones que se asentaron en el mundo. Con el paso del tiempo, y el surgimiento de nuevas necesidades como el control de los recursos transados en los mercados y la circulación de las monedas, dieron paso a las nuevas técnicas como la partida doble, en la edad media. A partir de este hecho se empiezan a estableces bases sobre las que se realiza el registro de operaciones, y se ha mantenido hasta nuestros días.

Con la revolución industrial surge la necesidad de adoptar las técnicas contables para poder representar la creciente mecanización de los procesos, operaciones fabriles y la producción de bienes y servicios. Con la aparición de grandes corporaciones industriales, a mediados del siglo XIX, y el establecimiento de sociedades, el papel del contador adquirió mayor importancia, y esto impulsó a que, a principios del siglo XX, se estructurara la profesionalización de la labor. Todo este gran periodo se caracterizó por profesionales contables que centraron sus esfuerzos en la elaboración de estados financieros y registros contables, apoyados en la teneduría física de libros, archivo físico y digitación manual de las operaciones de la empresa.

A partir de la segunda mitad del siglo XX la teneduría de libros se ha ido informatizando, lo que implicó que muchos computadores y ordenadores empezaran a apoyar en la realización de las operaciones de registro. “El uso generalizado de los equipos informáticos permitió sacar mayor provecho de la contabilidad utilizándose a menudo el termino procesamiento de datos, actualmente el concepto de teneduría ha decaído en desuso” (Josar, 2009). Es así como en el siglo XXI, el contador público ve apoyada su labor por tres aspectos: La tecnología, a través de equipos, softwares y redes que genera un aumento en la velocidad con la cual se registran y almacenan las transacciones económicas y financieras; La complejidad, lo cual requiere que la Contabilidad se apoye en métodos para el tratamiento y la representación de la información financiera, apoyados en formas de representación más formales como la sagital o la matricial, que son adaptables a las nuevas tecnologías; por último, formación, que implica un proceso de formación en el uso de las tecnologías para apoyar su labor.

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