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Los orígenes de la educación pública en México


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  Ensayo  •  1.786 Palabras (8 Páginas)  •  502 Visitas

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA DE DURANGO

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PLAN 94

FORMACION DOCENTE

ESC. PROYECTOS EDUCATIVOS

1° SEMESTRE

PORTAFOLIO DE ACTIVIDADES

ASESOR: Prof. Martin Arredondo Guerrero

ALUMNA: Mayela Lobatos Huerta

GRUPO: 1° F

Durango, Dgo., Octubre 2013

Lectura: Los orígenes de la educación pública en México.

Raúl Bolaños Martínez. 1

Una vez en México alcanza su independencia de España, como Estado –nación se dio una fuerte lucha en la sociedad control del estado.

Si bien es cierto que la educación está vinculada a la sociedad, que le impone su propia orientación, también lo es que ninguna otra superestructura dispone de tanta capacidad para modelar a los hombres y para influir en la estructura de la sociedad.

Conviene pues, entender la interacción entre la educación y progreso: el cambio impone importantes modificaciones a la educación, mientras que ésta a su vez, prepara conscientemente a las nuevas generaciones para que actúen como agentes del gobierno social.

Considerar la educación pública como el instrumento mediante el cual todo estado trata de formar hombres capaces de dar solución a los grandes problemas de la nación, y a utilizar su esfuerzo para hacer operativos los proyectos sociales que se propone.

En el marco de la educación pública es lógico que el gobierno atiende con particular interés los dos aspectos mencionados, la educación elemental y la formación de profesores; y que no esté dispuesto a dejar que instituciones privadas administren libremente y en beneficio de intereses particulares estas dos importantes tareas.

Los orígenes de la escuela publicas 2.

La preocupación por la educación ya existía en las civilizaciones indígenas en instituciones educativas como los telpochcallis y el calamaco, formaban a los hombres para que cumplieran satisfactoriamente las tareas que mejor convenían a la sociedad de la que formaban parte.

La conquista española impuso una nueva educación, tomando en sus manos la tarea de educar primero a los naturales y más tarde a los mestizos, con el propósito fundamental de convertirlos a la iglesia cristiana.

Aunque el estado español en ocasiones dispuso algunas medidas en materia educativa, éstas no llegaron a ser determinantes en la organización y control de tan importante función.

En 1600, el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo trató de imponer orden a la educación elemental mediante las Ordenanzas de los Maestros del Nobilísimo Arte de Enseñar a Leer, Escribir y Contar; pero en la práctica éstas no fueron observadas por quienes tenían a su cargo la instrucción.

Solamente a mitad del siglo XVIII y poco antes del estallido de nuestro movimiento libertario, intentaron imponer un sentido de modernidad a la educación de nuestro país; muchas de sus ideas fueron recogidas por la generación que se lanzo a la lucha por nuestra independencia pero transcendieron muy poco a las instituciones educativas de aquel entonces.

La educación como muchas otras actividades sufrieron constantes desajustes; en ocasiones parecía avanzar y organizarse definitivamente, como sucedería en 1833 bajo la sabia conducción de Valentín Gómez Farías; pero en otras ofrecía perspectivas desoladoras como aconteció durante la dictadura santanita, cuando se pretendió relegarla a las condiciones retrógradas del escolasticismo ya para entonces superado.

El pueblo de México, guiado por Benito Juárez, se entrego con pasión a la lucha que culmino con su triunfo en 1867 y con el fusilamiento de Maximiliano de Austria en el Cerro de las Campanas.

En ese momento Juárez regreso a la capital, en la que restauró la republica y se dio a la tarea de organizar el país. Su mayor preocupación fue instrumentar una sabia administración. Mostró gran interés por la educación que a partir de ese momento habría de recibir la generosa atención de los triunfadores que buscaban establecer un control sobre ella y utilizarla para transmitir la filosofía del nuevo Estado mexicano. Es a partir de ese momento cuando puede hablarse del establecimiento de una educación pública en México.

La acción liberal hizo posible promulgar en Cádiz la Constitución de 1812, en la que se destina el título IX para ordenar nuevas condiciones a la instrucción. Se dispone la creación de una dirección general de Estudios para que se encargue de inspeccionar la enseñanza pública; se ordena que el plan general de enseñanza sea uniforme en todo reino; se faculta a las cortes para que por medio de los planes de estudio organicen la instrucción pública y, para dar solución al problema educativo, se establece en el Articulo 366 la creación de escuelas de primeras letras en donde se enseñe a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo.

Se ha dicho antes que la instrucción preocupó también a quienes luchaban por conseguir la independencia de nuestro país, entre otros a los miembros del congreso instalado en Chilpancingo bajo la protección del Morelos.

Estos intelectuales de la insurgencia elaboraron la constitución promulgada en la población de Apatzingán en 1814. En el documento de Apatzingán se destinaron los artículos 38, 39 y 40 para normar todo lo referido a la instrucción.

En el artículo 38 se establecía la religión católica como única, y se ordenaba que ningún género de cultura, industria y comercio podía ser prohibido a los ciudadanos del país.

El artículo 40 otorgaba uno de los grandes derechos: la libertad de hablar, discurrir y manifestar las opiniones por medio de la imprenta.

El artículo 39, dice: “la instrucción, como necesaria a todos los ciudadanos, debe ser favorecida por la sociedad con todo su poder”.

Nuestros insurgentes consideraban la función

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