Mentes Perigosa Gf
Enviado por gmik • 9 de Noviembre de 2012 • 3.581 Palabras (15 Páginas) • 553 Visitas
Concebida para el exclusivo lucimiento de Michele Pfeiffer, Dangerous minds (1995) es el claro ejemplo de acumulación de tópicos y lugares comunes de cintas de este tipo, con profesores bienintencionados en un ambiente hostil que luchan por el futuro académico y vital de unos jóvenes inadaptados, entre la indiferencia del centro educativo, la sorna de los compañeros y un ambiente social revuelto en violencia, drogas y delincuencia común. El guión anodino, triste, convencional, absolutamente previsible, resta la poca fuerza que un producto como éste, viciado ya desde su concepción, pudiera tener, y ni siquiera una aceptable interpretación de la actriz principal ni la machacona banda sonora de rap que acompaña al Gangsta’ Paradise de Coolio (versionando al gran Stevie Wonder), éxito de ventas verdadero beneficiario de la película, logran salvar el resultado.
La trama es muy fácil de resumir: profesora llega a colegio problemático de la soleada California, brega con los alumnos difíciles introducidos todos como manzanas podridas en la misma cesta, y poco a poco va sorteando las dificultades que se le presentan y el problema de inserción social que supone cada alumno hasta lograr despertar en ellos la necesidad de la educación como vehículo para una vida mejor. La nota “distintiva” pretende ser el carácter de ex-Marine del personaje de Pfeiffer (poco creíble, a la vista de la delicadeza de la actriz), en un intento de introducir una variación con respecto a otras cintas del mismo tenor, tratando de ofrecer a la frágil apariencia de la profesora un contrapunto de fortaleza física y moral, y a la vez distanciarse de otros productos habituales en los que la violencia está más presente (El sustituto, con Tom Berenger, o El Rector, con James Belushi), un giro que posibilita el perfil del personaje como acostumbrado a los retos límite, pero con incapacidad de enfrentarse a una situación humana (realmente difícil para la distribuidora no caer en nauseabundos eslóganes como “la única batalla para la que no estaba preparada, era la de los jóvenes” y composiciones por el estilo).
En resumen, entretenida película y poco más, con actuaciones correctas, guión flojo, imágenes no demasiado trascendentes y, eso sí, un potente videoclip
Concebida para el exclusivo lucimiento de Michele Pfeiffer, Dangerous minds (1995) es el claro ejemplo de acumulación de tópicos y lugares comunes de cintas de este tipo, con profesores bienintencionados en un ambiente hostil que luchan por el futuro académico y vital de unos jóvenes inadaptados, entre la indiferencia del centro educativo, la sorna de los compañeros y un ambiente social revuelto en violencia, drogas y delincuencia común. El guión anodino, triste, convencional, absolutamente previsible, resta la poca fuerza que un producto como éste, viciado ya desde su concepción, pudiera tener, y ni siquiera una aceptable interpretación de la actriz principal ni la machacona banda sonora de rap que acompaña al Gangsta’ Paradise de Coolio (versionando al gran Stevie Wonder), éxito de ventas verdadero beneficiario de la película, logran salvar el resultado.
La trama es muy fácil de resumir: profesora llega a colegio problemático de la soleada California, brega con los alumnos difíciles introducidos todos como manzanas podridas en la misma cesta, y poco a poco va sorteando las dificultades que se le presentan y el problema de inserción social que supone cada alumno hasta lograr despertar en ellos la necesidad de la educación como vehículo para una vida mejor. La nota “distintiva” pretende ser el carácter de ex-Marine del personaje de Pfeiffer (poco creíble, a la vista de la delicadeza de la actriz), en un intento de introducir una variación con respecto a otras cintas del mismo tenor, tratando de ofrecer a la frágil apariencia de la profesora un contrapunto de fortaleza física y moral, y a la vez distanciarse de otros productos habituales en los que la violencia está más presente (El sustituto, con Tom Berenger, o El Rector, con James Belushi), un giro que posibilita el perfil del personaje como acostumbrado a los retos límite, pero con incapacidad de enfrentarse a una situación humana (realmente difícil para la distribuidora no caer en nauseabundos eslóganes como “la única batalla para la que no estaba preparada, era la de los jóvenes” y composiciones por el estilo).
En resumen, entretenida película y poco más, con actuaciones correctas, guión flojo, imágenes no demasiado trascendentes y, eso sí, un potente videoclip
Concebida para el exclusivo lucimiento de Michele Pfeiffer, Dangerous minds (1995) es el claro ejemplo de acumulación de tópicos y lugares comunes de cintas de este tipo, con profesores bienintencionados en un ambiente hostil que luchan por el futuro académico y vital de unos jóvenes inadaptados, entre la indiferencia del centro educativo, la sorna de los compañeros y un ambiente social revuelto en violencia, drogas y delincuencia común. El guión anodino, triste, convencional, absolutamente previsible, resta la poca fuerza que un producto como éste, viciado ya desde su concepción, pudiera tener, y ni siquiera una aceptable interpretación de la actriz principal ni la machacona banda sonora de rap que acompaña al Gangsta’ Paradise de Coolio (versionando al gran Stevie Wonder), éxito de ventas verdadero beneficiario de la película, logran salvar el resultado.
La trama es muy fácil de resumir: profesora llega a colegio problemático de la soleada California, brega con los alumnos difíciles introducidos todos como manzanas podridas en la misma cesta, y poco a poco va sorteando las dificultades que se le presentan y el problema de inserción social que supone cada alumno hasta lograr despertar en ellos la necesidad de la educación como vehículo para una vida mejor. La nota “distintiva” pretende ser el carácter de ex-Marine del personaje de Pfeiffer (poco creíble, a la vista de la delicadeza de la actriz), en un intento de introducir una variación con respecto a otras cintas del mismo tenor, tratando de ofrecer a la frágil apariencia de la profesora un contrapunto de fortaleza física y moral, y a la vez distanciarse de otros productos habituales en los que la violencia está más presente (El sustituto, con Tom Berenger, o El Rector, con James Belushi), un giro que posibilita el perfil del personaje como acostumbrado a los retos límite, pero con incapacidad de enfrentarse a una situación humana (realmente difícil para la distribuidora no caer en nauseabundos eslóganes como “la única batalla para la que no estaba preparada, era la de los jóvenes” y composiciones por el estilo).
En resumen, entretenida película y poco más, con actuaciones correctas, guión flojo, imágenes
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